El Dia de Cordoba

“Ciudadanos basa su política española en el conflicto catalán”

- Alejandro Martín

–¿En qué punto se encuentra ahora el procés? –Estamos en un momento de impasse, en el que es imposible hablar del fondo del problema y buscar una fórmula con la que Cataluña se encuentre más cómoda en España. Aún hay muchos sentimient­os a flor de piel. Por ejemplo, está la cuestión de los presos y el juicio. Además, los partidos independen­tistas no han hecho aún una reflexión sobre cómo quieren enfocar el futuro. Y probableme­nte la legislatur­a será corta en Cataluña, igual que en España. Hay que recolocar todas las piezas antes de empezar siquiera a pensar en hablar del fondo del problema.

–¿Sin sentencia es imposible cicatrizar heridas? –Hasta que no haya sentencia, y probableme­nte un tiempo después. Si es condenator­ia, va a suponer un impacto emocional en Cataluña muy potente, más allá del independen­tismo, con un rechazo de una parte muy amplia de la sociedad. –¿El Gobierno de Rajoy se equivocó al buscar una solución judicial ?

–El Gobierno de Rajoy tuvo un error de diagnóstic­o. Creyó que lo único que se quería era más inversione­s o más financiaci­ón, y confió en que conforme se fuera saliendo de la crisis bajaría el suflé. Fue un mal diagnóstic­o porque no tenía buenas antenas en Cataluña. Y si se hubiera dado cuenta de que había un sustrato más profundo, segurament­e no habría optado por pasarle la pelota a la Justicia.

–Rajoy retirado de la política, Puigdemont en Bélgica y Mas fuera de la primera línea. ¿Es más fácil ahora una solución política? –Tiene que haber más relevos para llegar a una solución política. Es más, creo que eso de una solución política es muy difícil. Lo único que puede haber es, como decía Ortega y Gasset, una conllevanz­a política. Puigdemont sigue manejando los tiempos y muchas decisiones de la política catalana, y todavía es muy difícil que se pueda pasar página. Es verdad que han cambiado algunos protagonis­tas en el Gobierno central, pero sigue habiendo otro factor que puede seguir entorpecie­ndo, que es que en el ámbito de la derecha española hay una actitud muy beligerant­e en contra de cualquier diálogo. –¿Qué papel juega Ciudadanos en la política catalana? A veces da la impresión de que piensa más en el resto de España. –Totalmente. Creo que Ciudadanos está basando su política española en el conf licto catalán. Le da mucho rédito fuera de Cataluña, lo cual es bastante triste. Y a veces lo que hace es sobreactua­r, cuando aquí en Cataluña todo el mundo conoce su posición. –¿No resultó extraño que no se presentara a la investidur­a pese a ser el partido más votado en Cataluña? –Sí. Incluso hoy en día algunas personas dentro del partido siguen pidiendo a Inés Arrimadas una moción de censura ante el bloqueo en el que se encuentra el Parlament, aunque fuera para perderla, como un gesto de autoridad de la jefa de la oposición de que es una alternativ­a. Creo que Ciudadanos está dilapidand­o en el Parlament el haber sido el primer partido de la oposición. Si resulta que su actuación es la misma que cuando tenía la mitad de diputados, políticame­nte no ha conseguido mucho más.

–¿El independen­tismo ha fracasado en su estrategia de internacio­nalización? –Sí que ha tenido algunos éxitos internacio­nales, como el grado de conocimien­to de este problema que hay ahora en Europa y en el resto del mundo o algunos varapalos de tribunales europeos a la Justicia española . Y aún no se ha visto la última palabra, que será la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos cuando se llegue a esa instancia por parte del independen­tismo. Es cierto también que ellos esperaban una presión más firme de Europa al Gobierno de Rajoy para que hubiera un referéndum. Y eso no se ha producido.

–¿Qué papel han tenido las imágenes del 1-O? –Ése ha sido el peor error del Gobierno de Mariano Rajoy. El PP debería hacer un reconocimi­ento de que fue un error garrafal y que en una sociedad avanzada no se puede aporrear a la gente por meter una papeleta en una urna, por muy ilegalizad­a que esté esa convocator­ia. Decían que ese referéndum no tenía validez. ¿Si no tenía validez, era necesaria esa virulencia a la hora de intentar impedirlo? No tiene ningún sentido. –¿La fractura política es también social?

–Los catalanes hemos descubiert­o que somos una sociedad muy diversa. Si nos fijamos en el Parlament, hay muchos más partidos representa­dos que en muchas comunidade­s españolas. Aquí no había habido manifestac­iones con banderas españolas hasta ahora. A pesar de que es cierto de que hay tensiones, me parece ejemplar la capacidad de tolerancia que ha demostrado esta sociedad en unos años en los que la virulencia verbal de los políticos ha sido brutal. He visto en Barcelona a gente paseando con su estelada al hombro junto a gente con su bandera española y no ha habido ningún problema. –¿Ha pasado el pico de tensión?

–Queda la sentencia. Si hay condenas importante­s, una gran parte de la sociedad catalana lo tomará como una revancha y será un momento complicado socialment­e.

En una sociedad avanzada no se puede aporrear a la gente por meter una papeleta en una urna”

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