El Dia de Cordoba

El Barça, primer finalista

● El conjunto azulgrana supera a la Real Sociedad en la semifinal de la Supercopa en un intenso partido resuelto en la tanda de penaltis con un Ter Stegen decisivo

- Cisco López

El Barcelona peleará por el primer título de la temporada, la Supercopa de España, tras eliminar a la Real Sociedad en la tanda de penaltis, en la primera semifinal del torneo, disputada en El Arcángel. La enorme actuación de Ter Stegen, clave ya en varias fases del partido, en el momento preciso, deteniendo dos de los cinco lanzamient­os blanquiazu­les –un tercero se fue al palo–, acabó con el sueño del equipo donostiarr­a en una batalla en la que, a los puntos, mereció mejor suerte.

Sin Leo Messi, descartado por unas molestias musculares, pero de nuevo con Araujo como jefe de la defensa, Ronald Koeman repitió el 4-3-3 que ha devuelto la mejor versión del equipo en las últimas jornadas ligueras, con Pedri como jefe de operacione­s y Braithwait­e liderando un ataque con el renacido Dembélé y el dubitativo Griezmann. Enfrente, el cuadro txuriurdin calcó el dibujo, con la novedad de Nacho Monreal en la izquierda y un doble pivote formado por los pujantes Guevara y Guridi que liberara a la tripleta PortuOyarz­abal-Isak.

Imanol Alguacil tejió un plan valiente, yendo a la presión muy arriba, incluso pisando área rival, para dificultar la salida de balón combinativ­a del Barcelona. Robo y rapidez. Y le salió a la perfección, pasando a controlar la situación prácticame­nte desde el inicio del partido y minimizand­o, casi por completo, la recuperada producción ofensiva del equipo azulgrana, que en los primeros 20 minutos sufrió hasta cinco llegadas claras de la Real, de todos los tipos y colores, pero también con idéntico final.

Un cabezazo alto de Isak tras el desdoblami­ento de Gorosabel por la derecha inauguró las hostilidad­es, luego con continuida­d en un disparo cruzado de Portu tras robo alto del joven lateral, un testarazo de Le Normand a la salida de un saque de esquina, otro zurdazo elevado de Isak tras una combinació­n por la izquierda con la firma de Monreal y el apoyo en el tacón de Oyarzabal y, la más clara, una contra conducida por el capitán que Ter Stegen resolvió, felino, saliendo a los pies del sueco para reducir espacios en su intento de elevación.

¿Y el Barcelona? Incapaz de encontrar a Pedri y De Jong entre líneas, de cara a la portería donostiarr­a, sin el aliento en el cogote de los mediocampi­stas rivales, el peligro llegó con las arrancadas de Dembéle, superior a Monreal en el uno para uno, y las irrupcione­s en el área, desde esa posición tirada a la izquierda para dar el centro a Griezmann de Braithwait­e. De hecho, tras un primer intento del galo que taponó bien Zubeldia, un zurdazo con la misma suerte del danés y un posterior cabezazo desviado tras la llegada hasta la línea de fondo de Mingueza sirvieron para apagar el ímpetu donostiarr­a ya camino de la media hora.

Y ya sin energía para buscar arriba, el conjunto azulgrana fue dando pasos hacia adelante, con el control del choque cada vez más suyo ante una Real Sociedad obligada a jugar por momentos en su medio campo. Algo que terminó pagando en el minuto 39 tras una jugada larga, con paciencia, a la que Braithwait­e metió velocidad con un giro en tres cuartos de campo que le sirvió para habilitar a Griezmann; el francés vio bien la entrada de Frenkie de Jong y le puso un balón medido a la testa que el holandés llevó a la red.

El 0-1, lógicament­e, dibujó un escenario nuevo. El equipo txuriurdin intentó levantarse aún antes de irse a los vestuarios, pero tuvo que esperar ya a la reanudació­n

para volver a inquietar a la zaga culé. Y vaya si lo hizo. Su primera salida, a la contra, la terminó Oyarzabal con un envío al corazón del área que no alcanzó su objetivo al tocar De Jong con la mano. Munuera Montero, el acento cordobés en la semifinal, aunque el colegiado es jienense, no lo dudó y señaló el punto de penalti, luego ratificado por el VAR. El capitán no falló desde los once metros con ese estilo tan particular, pausado, con el que engañó por completo a Ter Stegen.

Con las tablas de nuevo en el marcador, el encuentro entró en una fase de ebullición, nada mala si la idea era combatir el frío. De Jong intentó resarcirse de su error anterior y acarició el gol en otra llegada desde la segunda línea marca de la casa, pero tras hacerlo todo bien, tardó un segundo de más y Gorosabel metió el pie lo justo para que su golpeo de diestra fuera directamen­te contra él, y no contra el balón. La respuesta de los blanquiazu­les llegó con un par de salidas, de nuevo por la siniestra, sin claridad en la definición.

Pero el partido ya estaba más abierto y el balón viajaba de área a área a mayor velocidad, sin los corsés de antes. Dembélé, con un zurdazo que acarició el poste de Remiro, y Portu, con un latigazo sin dirección, avisaron de sus inten

ciones antes de que Isak, un incordio todo el partido por su verticalid­ad, asustara de cerca a Ter Stegen con una cabalgada sobre la línea de fondo que no halló complicida­d cuando la pelota fue hacia atrás. Tanto como Pedri, que finalizó con un tiro seco repelido por el meta, una larga acción.

El despliegue físico empezaba ya a notarse en ambos equipos, pero Koeman e Imanol retrasaron hasta cerca del minuto 80 sus primeros cambios. El holandés refrescó su ataque con Trincao; el guipuzcoan­o, su centro del campo con Barrenetxe­a. Si no estaban pensando en la prórroga, al menos lo parecía. Merino, a la salida de un córner, y ya sobre el tiempo reglamenta­rio tuvo la última, si bien no conectó bien su remate, llevando el choque al tiempo extra, que decretó Munuera tras añadir apenas un minuto.

El mínimo receso lo exprimiero­n ambos técnicos para ajustar conceptos y airear sus onces. Pjanic y Riqui Puig cambiaron el rostro a la medular azulgrana; en los blanquiazu­les, Willian José relevó a Isak y Zaldua hizo lo propio con Gorosabel. Y el lateral, precisamen­te, firmó la primera gran ocasión de la prolongaci­ón al sacarse un chupinazo desde 25 metros que Ter Stegen mandó a córner con una volada imposible. Dem

bélé dio forma a la respuesta al culminar una contra con un recorte y disparo mordido con su pierna mala (la derecha) que atrapó abajo Remiro.

El avance inexorable del crono y el aumento del cansancio rebajó el ritmo por instantes, pero la ambición y calidad siempre provocan chispazos. Griezmann dio trabajo a Remiro con una volea de derechas para bajar una pelota bombeada por Alba, y en la continuaci­ón Oyarzabal se encontró con el meta azulgrana tras pifiar un remate franco de primeras tras el envío preciso de Januzaj que, fresco, lo intentó en solitario a la siguiente, hallando también la manopla de Ter Stegen.

Con los penaltis amenazando, parecía que ninguno quería jugarse el billete a la final en la lotería. Sobre todo la Real, que en su tercera tentativa consecutiv­a se topó con el poste, destino de un libre directo ejecutado a la perfección por Januzaj. Fue la última de una semifinal intensa y emocionant­e que se decidió desde los once metros. Y ahí emergió la figura de Ter Stegen, gigante bajo palos, que paró los dos primeros a un Bautista que había salido solo para eso y a Oyarzabal para aclarar un pase que certificó, no sin suspense, Riqui Puig en el décimo y último lanzamient­o.

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RAFA ALCAIDE / EFE Los jugadores azulgrana celebran el pase a la final ante la decepción de Remiro
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FOTOS: RAFA ALCAIDE / EFE Mikel Merino y Frenkie de Jong pelean por un balón alto.

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