Un ‘sí’ sin paliativos a la vacuna
Hace sólo unos meses veíamos la llegada de la vacuna contra el coronavirus como algo muy lejano porque todas las informaciones indicaban que tendrían que pasar varios años hasta que dispusiéramos de tratamientos eficaces e inocuos. Sin embargo, hoy día ya se está vacunando contra la pandemias en Estados Unidos y en Europa, incluida España. ¿Quiere esto decir que no hemos sido informados correctamente? No exactamente. Lo que ha ocurrido es el resultado de un extraordinario esfuerzo económico y científico que ha dado como resultado el hecho de que varios laboratorios hayan acortado los plazos, pero no así los test y los ensayos precisos, y que las autoridades sanitarias hayan aprobado, con todas la garantías, la vacunas de varios laboratorios, con una eficacia en torno a un 95% y un porcentaje mínimo de efectos secundarios.
Ante esta situación, dado que la vacuna no va a ser obligatoria, hay que tomar postura y decidir si queremos o no ser vacunados. Sé que todavía hay muchas dudas y reticencias sobre los efectos secundarios que puedan tener, pero de lo que no hay ninguna duda es de que son infinitamente más importantes sus ventajas, no sólo por el hecho de que nos inmunice individualmente, sino por los efectos indirectos que va a tener sobre la colectividad. Enrique Stuyck (correo electrónico)
A cada cosa, su nombre
¿Cómo adjetivarían a quien siendo Gobierno maquina para favorecer, o al menos no perjudicar, determinados intereses o empresas y, cuando abandona el poder, acaba en el consejo de administración de una compañía del sector que amparó? ¿Lo llamarían “puerta giratoria”? La Real Academia de la Lengua la define como aquella “puerta compuesta de dos o cuatro hojas montadas sobre un eje común que giran entre dos costados cilíndricos”. No encaja con lo planteado, ¿verdad? ¿Y si nos dejamos de eufemismos y exploramos palabras más adecuadas? Entonces, ¿casaría mejor con el soborno? Veamos, la misma RAE dice que sobornar es “dar dinero o regalos a alguien para conseguir algo de forma no permitida legal o moralmente”. Parece que esta definición cuadra perfectamente, ¿no?
Ahora me surge otra pregunta: ¿cuántos políticos sobornados tendrán cubierto el riñón y andarán por los consejos de administración de grandes empresas? Parafraseando al genuino y genial Manolo Summers en sus “preguntas al Lobo”: Uuuuu.
Miguel Fernández-Palacios (correo electrónico)