La dieta covid
Al acabar las fiestas navideñas, tras haber gozado de unos días cargados de comidas muy contundentes, nos comprometemos a ponernos a dieta para eliminar todos esos excesos hijos del disfrute hedonista. Estas comidas copiosas duran a lo sumo un par de horas, quizá tres si la política se sienta a la mesa, mientras que la dieta que tanto prometemos llevar a cabo será cuestión de semanas, semanas interminables y que saben, nunca mejor dicho, a muy poco. La historia siempre se repite, horas de gloria frente a semanas de sufrimiento, y lo alucinante es eso, que pese a saberlo de antemano nos sumergimos voluntariamente en un disfrute que trae consigo siempre duras consecuencias.
La pasada Navidad no acogió sólo comidas abundantes y saltos de dieta, sino que también significó el descontrol social que ha permitido nuevos contagios masivos y que nace a partir de la laxitud en la aplicación de medidas sanitarias. No aprendimos de las consecuencias que tuvo el desorden sanitario en las vacaciones de verano y tampoco lo hemos hecho de las de invierno. A la hora de buscar posibles culpables es obligatorio señalar firmemente a nuestro presidente, Pedro Pilatos, un mediocre aficionado al lavado de manos que con tal de no ser expulsado del Gobierno delega su responsabilidad en otros. Somos humanos y cometemos errores, pero también debemos de aprender de ellos.
Álvaro Morales (correo electrónico)