La desobediencia civil crece mientras continúan las detenciones en Birmania
El movimiento de desobediencia civil en Birmania, al que se unieron ayer profesores y estudiantes universitarios para protestar contra el golpe de Estado, toma impulso mientras continúa el acoso a los políticos electos.
Las demostraciones en contestación al levantamiento militar y en favor de la depuesta líder, Aung San Suu Kyi, se extendieron ayer a varias universidades de Rangún, la mayor ciudad del país.
Con canciones de protesta y pancartas donde se pedía “proteger la democracia”, unas 200 personas, entre profesores y estudiantes, marcharon en la Universidad de Dagon, en el norte de Rangún, para mostrar su rechazo a la junta militar, encabezada por el general Min Aung Hlaing.
Estas manifestaciones, convocadas por la Federación de Sindicatos de Estudiantes y que se replicaron en varias universidades, se suman al incipiente movimiento iniciado el miércoles por doctores y enfermeras de más de 90 hospitales públicos del país.
En las manifestaciones pacíficas se han generalizado los lazos rojos y el gesto de los tres dedos –anular, corazón e índice– popularizado por la saga literaria y cinematográfica Los juegos del hambre y que ya se convirtió en el símbolo de las protestas de estudiantes de Tailandia.
En la Universidad de Rangún, donde se registraron concentraciones frente a las facultades de Educación y Enfermería, los manifestantes exigieron a los militares la libertad de todos los detenidos durante la toma de poder, entre ellos la depuesta líder del Gobierno y Nobel de la Paz, Suu Kyi.
“Respetar nuestros votos” era otra de las consignas en relación a las acusaciones de fraude masivo que los militares dieron para justificar el golpe, después de que el partido de Suu Kyi arrasara en las elecciones de noviembre.