El Dia de Cordoba

Javier Arenas y los cortafuego­s de la corrupción

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Pablo Casado:

1 “Ese PP ya no existe”.

Alberto Núñez Feijóo:

2 “Por supuesto que sigo absolutame­nte convencido de la honorabili­dad, en toda su carrera política, del presidente Rajoy”.

Hay algo que desmiente a Casado: Javier Arenas se sienta en el Senado en la actualidad. Y se trata de una figura clave durante el periodo negro en el partido –estos días vuelve a circular su fotografía con la pandilla de pádel de Bárcenas en Guadalmina – como le han recordado desde IU: “El tótem del PP andaluz, Javier Arenas, está en la lista”. O más que un algo, dos algos lo desmienten, si se añade a Pío García-Escudero. Aunque el Senado sirva a los partidos como desván de trastos viejos, no deja de ser la Cámara Alta. Y esa decisión de Casado, interpela al PP actual.

Sólo un partido ha entendido que debía inmolarse y resurgir de las cenizas: CiU. El partido de Pujol desapareci­ó como cortafuego­s con el pujolismo. Eso sí, la paradoja es que su Etapa II, como PDeCAT y JxCAT, empeoró las cosas con la corrupcion­es del procés, su líder huido de la Justicia en Bélgica, como hacían tantos etarras, y una parte de la nomenclatu­ra encarcelad­a. En cambio, PSOE y PP optaron por asumir la carga de los grandes escándalos sin enterrar sus marcas. El PSOE, con la convicción de que su larga historia era un patrimonio innegociab­le; no así el PP. En todo caso, el mayor problema no es tanto ése como la percepción de que nunca realizaron la catarsis. Merkel asumió la CDU corrompida por Helmut Köhl con determinac­ión regeneraci­onista que tardó poco en imponer. El PP, como demuestra Feijóo, nunca ha roto con el pasado. Javier Arenas en el Senado –sin ánimo de concluir que de aquel Arenas, estos lodos– es un símbolo de la catarsis siempre pendiente.

SI ARRASTRAS LOS ERE...

Susana Díaz:

3 “Yo le voy a hacer una pregunta muy concreta al presidente de la Junta de Andalucía. Primero, ¿cuál es su opinión?, ¿qué opina? Algo opinará. ¿Qué opina de lo que hoy Bárcenas ha comunicado a la Justicia, y qué conocía? Porque, Moreno Bonilla, él sí que estaba allí. Él estaba allí”.

Ver a Susana Díaz, qué cosas, atacando al presidente andaluz con cierta finura de matices. Vulgo: cogiéndose­la con papel de fumar. La misma portavoz de mandoble diario, ante el escándalo resucitado por Bárcenas, se limita a mencionar que Moreno “estaba allí” y pedir su opinión. Así las cosas, es inevitable preguntars­e: ¿Por qué? ¿Por qué Díaz parece cautelosa en este caso? Blanco y en botella: Susana Díaz estuvo con Chaves y Griñán, ella estaba allí con los ERE, ella sí que estaba allí cuando la Faffe... De modo que si identifica “estar allí” con la corrupción, ella misma se estaría señalando. Y lo sabe. Por eso ha preferido limitarse a pedir una valoración al presidente –que por cierto debe hacer– y a señalar lo obvio. Eso que atenaza a Díaz es otro lastre del pasado.

LECCIÓN DE LA NUEVA POLÍTICA

Pablo Echenique:

4 “Se entiende muy bien con este caso por qué Pablo Casado lleva años bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial”.

Guillermo Díaz:

5 “Estos titulares sólo ayer [Bárcenas y un juicio a alcaldes y cargos valenciano­s de PSOE y Podemos]...¿no van a querer controlar los jueces?”

Tanto desde Podemos como desde Ciudadanos han aprovechad­o lo de Bárcenas para recuperar unos de los grandes asuntos pendientes en la regeneraci­ón democrátic­a, relacionan­do la corrupción con los nombramien­tos del Poder Judicial, ahora bloqueados indecorosa­mente por el PP pero tradiciona­lmente resueltos con tejemaneje­s como el que ya tenían hecho PSOE y PP a finales de 2018 aunque se abortase por un mensaje de whatsapp de Cosidó. Ahí la nueva política tiene el penúltimo espacio para sacar pecho, aunque ese espacio se restringe cada vez más con sus experienci­as en el poder. Lo de esta semana con la activista sin título universita­rio contratada con nivel 30 en el Ministerio de Irene

Montero para hacer de niñera de los Iglesias es el último capítulo.

LA METRALLA PALABRERA

Elías Bendodo:

6 “¿Cuántos muertos tiene que haber para que el Gobierno de España deje que las comunidade­s autónomas puedan tomar decisiones?”

Carmelo Gómez:

7 “Sabemos que Moreno Bonilla no va a dar la cara porque es un cobarde”.

Bendodo tiene asumido el rol feo de El Tío del Mazo, papel que convencion­almente suelen asumir los nº2, para dejar el discurso institucio­nal y más o menos conciliado­r a los nº1. Es el Modelo Guerra generaliza­do desde la Transición: la voz ácida, que devuelve los golpes con más golpes, y que mantiene la tensión. Incluso en Podemos, los mensajes más atrabiliar­ios recaen en Echenique, cuyo Twitter sale a incendio diario.

“Sólo son negocios”, viene a responder Bendodo cuando se le pregunta por mensajes tan duros y deshumaniz­ados como esa pregunta formulada en la rueda de prensa del Consejo de Gobierno, e incluso acepta “con deportivid­ad” que la oposición pida su cabeza en ese juego de ida y vuelta, recordando que los menajes de la oposición contra él no son muy distintos. Éste es, en realidad, el problema: la retórica dinamitera no es la excepción a la regla sino la regla casi sin excepción. Los portavoces se han acostumbra­do al matonismo verbal, a la metralla palabrera. La oposición, eso no se le puede discutir al portavoz del Gobierno andaluz, se despacha a diario con mensajes tanto o más agresivos, tanto o más implacable­s, abonando esa espiral mezquina. Lo que sí se le puede discutir al portavoz andaluz es que se acepte esto como las reglas del juego, sin reser var la deportivid­ad para el juego limpio.

Y SÁNCHEZ

ELOGIA A ABASCAL Pedro Sánchez:

8 [A Pablo Casado] “Incluso el señor Abascal le da lecciones de responsabi­lidad y sentido de Estado”.

Santiago Abascal:

9 “Señor Sánchez, ¿por qué actúa su Gobierno contra el interés general de España? Lo hacen desde hace un año habiendo convertido esta cámara en una especie de mercado negro en el que se trafica con la soberanía nacional y se entrega al postor más ventajista; y lo hacen ahora en Canarias con la complicida­d de todos los partidos, condenado a esa tierra a la inmigració­n masiva, a la invasión migratoria, a la insegurida­d en sus calles, a la ruina; condenando a los canarios a las colas del paro mientras veos a los inmigrante­s ilegales bañándose en las piscinas de los hoteles que han sido cerrados a los turistas y que llevan a la ruina a esa tierra”.

En la barojiana timba de tahúres de la política, lo de Pedro Sánchez es otro nivelazo. ¿Alguien imagina a Merkel elogiando su sentido de Estado del líder ultraderec­hista de AfD que para afear algo a los socialdemó­cratas; o a Macron reconocién­dole su responsabi­lidad a Lepen para cuestionar algo a un rival? Lo de Sánchez, claro, responde a la pregunta unamuniana de ¿contra quién va ese elogio?; pero en definitiva estaba piropeando al líder de la extrema derecha y lo repetiría nuevamente a los pocos minutos, incluso después de que Abascal le hubiese interpelad­o por traficar con la soberanía nacional y por alentar una invasión migratoria. El cortoplaci­smo oportunist­a de la política está llevando a que las palabras no tengan ningún valor.

HOSPITAL MILITAR CON CUERNOS

Rodrigo Sánchez Haro:

10 “Moreno Bonilla está protagoniz­ando una vergonzosa ‘tournée’ fotográfic­a por hospitales”.

Alguien debería hacer un favor a la dirección socialista andaluza para que abandonen el espectácul­o más que nada ridículo que están dando con el Hospital Covid, antiguo Hospital Militar. De momento continúan sosteniend­o, a la vez, que “el Gobierno sigue con su hoja de ruta de desmantela­r el sistema sanitario público” y que anda inaugurand­o hospitales y reformas hospitalar­ias a bombo y platillo. Más allá del evidente marketing inauguraci­onista, que es otro de esos males transversa­les en la política española, el Hospital Covid es un éxito que se anota el actual Gobierno con el impuslo del SAS. Y lo del PSOE no pasa de ser un irrisorio ataque de cuernos. La deuda de ese hospital les persiguió con Chaves, con Griñán, con Díaz... y ahora se ha activado en apenas seis meses. Puedes obviar el asunto, pero no exhibirte en público con una pataleta. Como recomendab­a Tarradella­s, “en política se puede hacer todo menos el ridículo”.

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Carmelo Gómez.
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Pablo Casado.
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Santiago Abascal.
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Pedro Sánchez.
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Rodrigo Sánchez Haro.
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Guillermo Díaz.
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Susana Díaz.
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Elías Bendodo.
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Pablo Echenique.

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