El Dia de Cordoba

Socialismo andaluz: un nuevo comienzo

● Dirigentes históricos se muestran favorables a un cambio del liderazgo en el PSOE-A

- JOSÉ CABALLOS JOSÉ ASENJO ENRIQUE LINDE JOSÉ A. MARÍN RITE MANUEL FERNÁNDEZ MANUEL PEZZI

TRAS liderar la histórica conquista de la autonomía plena en el referéndum del 28-F de 1980, el PSOE de Andalucía se convirtió en el principal partido, con un apoyo promedio del 45% de los votos en las diez elecciones autonómica­s celebradas entre 1982 y 2015, ostentando la Presidenci­a de la Junta durante más de tres décadas. En las de diciembre de 2018 la victoria, con el 28%, fue insuficien­te ante la mayoría absoluta de las derechas conservado­ra, liberal y extrema, que formaron Gobierno.

Hegemonía sustentada en varios pilares: defensa firme del interés general de Andalucía para su transforma­ción progresiva y progresist­a; compromiso nítido con nuestra tierra de los gobiernos socialista­s de España; organizaci­ón implantada en todo el territorio con cientos de alcaldes, miles de concejales y Casas del Pueblo por todas partes; capacidad de ir enlazando la gestión de las institucio­nes con nuevas metas ilusionant­es y movilizado­ras, tras cada tramo del camino recorrido, y el decisivo y reiterado apoyo de los andaluces en las urnas, porque así lo quisieron libremente.

Más allá de aciertos y errores, posibilida­des y límites de toda obra humana, resulta evidente que Andalucía es muchísimo más justa y próspera, vertebrada y moderna, que la de aquel 28 de febrero cuando se levantó para superar su atraso secular y estar, en pie de igualdad, con todos los pueblos de España. Esta, y no otra, es la única explicació­n plausible en democracia del prolongado éxito del socialismo andaluz que, en el fondo, ni sus adversario­s más extremos pueden negar.

Los que suscribimo­s estas reflexione­s participam­os activament­e, en su momento, en los ciclos de debate y renovación del proyecto y liderazgos del PSOE de Andalucía y del PSOE. Coincidimo­s o discrepamo­s, entonces, ante cada encrucijad­a orgánica o estratégic­a. Pero nos siguen uniendo las banderas de libertad, igualdad y fraternida­d que encarna el PSOE desde 1879; la utopía entendida como horizonte factible que se debe alcanzar, no como el sueño milenarist­a del “paraíso en la tierra”, pues el socialismo democrátic­o no es una meta sino un camino; y la lealtad a Andalucía en el marco del proyecto socialista para España.

Es también esa larga militancia y la experienci­a en las responsabi­lidades que nos fueron asignadas la que nos reúne, ahora, en la esperanza de un nuevo tiempo progresist­a para nuestra tierra. El inexorable debate que tenemos por delante no se producirá, como alguno ha dicho, entre malos o buenos socialista­s pues todos lo somos, sino entre el continuism­o y la necesaria renovación del proyecto y liderazgo del PSOE de Andalucía.

En las normas, usos y costumbres de nuestra inveterada cultura de partido siempre han tenido cabida, para solventar las diferencia­s, tanto la votación como el acuerdo y el consenso. Es la hora de alumbrar un nuevo comienzo del socialismo andaluz, que conseguire­mos antes y mejor como otras tantas veces, con la generosida­d de todos, desde la Secretaria General hasta el último militante. Así, volveremos a ser el gran partido de los andaluces: la fuerza imparable de una potente organizaci­ón unida y cohesionad­a, sin sectarismo­s ni ajustes de cuentas. Y poniendo siempre por delante la responsabi­lidad con Andalucía.

La mayoría social de progreso, que nos impulsó y acompañó durante tanto tiempo, nos está esperando.

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