La vida del Barriga, de testigo principal del Arny a triple homicida
La vida de José Antonio Sánchez Barriga ha estado marcada por la delincuencia, las drogas, la prostitución homosexual y el submundo en general desde que era muy joven. Hoy es noticia por ser el autor confeso de un homicidio en su pueblo, Brenes, pero no es la primera vez que acapara espacio en los medios de comunicación. Cuando todavía era menor de edad se convirtió en el testigo principal en el caso Arny y sobre su relato se construyeron las acusaciones de un escándalo sexual que sacudió a la Sevilla de los años noventa, dada la cantidad de famosos que fueron relacionados con el caso.
La denuncia inicial del que entonces fue conocido con el nombre en clave de Eduardo o como testigo número uno destapó la investigación sobre el establecimiento situado en la plaza de Armas, en el que se prostituían jóvenes menores de edad. Ya por entonces, Sánchez Barriga tenía antecedentes penales. De hecho, estaba relacionado con un homicidio cometido cuando aún no había cumplido los 18 años.
La primera denuncia se presentó en febrero de 1995, si bien la sentencia de la Audiencia de Sevilla desacreditaría después su testimonio. “Absolutamente ninguna credibilidad merece al tribunal habida cuenta de las múltiples declaraciones prestadas y contradicciones en que ha incurrido, ignorándose cuándo ha dicho la verdad, si es que alguna vez la ha dicho”, dijeron los jueces. Este testigo fue el que, por ejemplo, acusó al juez de menores Rico Lara, ya fallecido, y la Audiencia concluyó que tenía “motivos de animadversión” hacia el magistrado, por que éste le había retirado la guardia y custodia a la madre del joven y había decidido su internamiento en correccionales. En una ocasión llegó a decir que todo era un montaje para tapar la trama de los GAL y que un jefe de la Policía Nacional le había colocado un revólver en la cabeza para que no retirara las acusaciones. Dijo también que le ofrecieron dinero a cambio de acusara a famosos. El caso Arny acabaría con la mayoría de los acusados absueltos. Sólo fueron condenadas 16 de las 49 personas que fueron enjuiciadas.
Sánchez Barriga sería condenado poco después del mediático juicio del Arny por dos robos a punta de navaja, uno a unos turistas en el Parque de María Luisa y otro a unos estudiantes en el Prado de San Sebastián. Ambos episodios ocurrieron en octubre de 1996 y coincidieron con las sesiones del juicio en el que era el testigo principal.
Para entonces, ya había alcanzado la mayoría de edad. Por esos dos robos con violencia e intimidación fue condenado a cinco años de prisión. Salió de la cárcel salmantina de Topas en diciembre de 2003. Menos de cuatro meses más tarde, a finales de marzo, ya con 26 años, mató a golpes a un hombre de 72 años con el que había acordado un encuentro sexual. Lo golpeó con una viga de hormigón después de una discusión sobre la relación que habían concertado.
Fue detenido poco después por la Guardia Civil como presunto autor del homicidio, el segundo en su historial tras el primero que cometió cuando era menor de edad. Como hizo este viernes en Brenes en su tercera muerte, confesó la autoría del crimen, se mostró colaborador con las autoridades y dijo que estaba muy arrepentido por lo ocurrido.
La víctima de aquel homicidio desapareció el 24 de marzo de 2004 y su cadáver fue localizado siete días después, el 31, en San José de la Rinconada. En el transcurso de la discusión, Barriga arrebató a la víctima la cartera y otras pertenencias. Tras agredirle con la barra de hormigón, huyó en el coche del muerto.
Un año y medio después, en noviembre de 2005, aceptaría una condena de 15 años de cárcel por este homicidio y el robo del coche.