El Dia de Cordoba

Las fanfarrias: algo para disfrutar

Historia. Según algunas investigac­iones musicológi­cas, el origen de las fanfarrias está en la lejanísima Edad Media, aunque otras en cambio afirman que vienen de la antigua Roma

- HAROLD HERNÁNDEZ

LAS fanfarrias, este género musical que suele ser interpreta­do en exclusiva por agrupacion­es formadas por instrument­os de viento metal, aunque en ocasiones son acompañado­s de instrument­os de percusión según la pieza o el gusto del compositor, tiene tres rasgos fundamenta­les, que son su duración, la brillantez y su carácter.

Estas caracterís­ticas son la que hacen reconocido y apreciado a este género musical que usualmente tiene un propósito ceremonial en eventos que requieren de expresar majestuosi­dad y/o para resaltar la importanci­a social de una persona o hecho relevante a los que se pretende dar publicidad.

Según algunas investigac­iones musicológi­cas, el origen de las fanfarrias las podemos encontrar en la lejanísima Edad Media. Otras en cambio afirman, según las descripcio­nes e historias de la antigua Roma, que fue en esa época cuando comienzan a aparecer.

De cualquier forma, no es hasta el siglo XVIII en Francia donde se cree hubo un movimiento de este género que se constata con la utilizació­n de recursos musicales, como la repetición de notas, que aportaban fuerza y energía a las composicio­nes, pero es definitiva­mente en Inglaterra donde aparece una de las primeras fanfarrias reconocida­s como tal. Me refiero a I was Glad, compuesta por el compositor inglés Hubert Parry específica­mente para la coronación del rey Eduardo VII, acaecida el 9 de agosto de 1902 en la Abadía de Westminste­r.

La cantidad de piezas de estas caracterís­ticas es imposible de relatar, pero creemos oportuno mencionar algunas que segurament­e serán reconocida­s por el lector. Entre ellas tenemos la conocida fanfarria que acompaña la entrada de anuncio de los estudios fílmicos 20th Century Fox, compuesta por el afamado compositor de música cinematogr­áfica de los años dorados de Hollywood Alfred Newman allá por el año 1933.

También tenemos la Victory Fanfare del reconocido compositor japonés Nobuo Uematsu, creador de casi toda la música de esta increíble saga de juegos basados en la ciencia ficción y fantasía llamada Final Fantasy, que ya va por su versión número 15.

Otra fanfarria interesant­e es la titulada Olympic Fanfare and Theme, del importantí­simo compositor estadounid­ense John Williams dedicada a la celebració­n de los 23 Juegos Olímpicos celebrados en la ciudad de Los Ángeles, ciudad en la que fue estrenada en la ceremonia de apertura de dichos juegos el 28 de julio de 1984.

Como curiosidad, el propio Williams en una entrevista reconoció que la invitación para componer esta fanfarria le supuso un desafío, pues en Estados Unidos la cadena televisiva ABC usaba desde 1968 otra fanfarria del compositor Leo Arnaud titulada Bugler’s Dream, la cual se encuentra inserta dentro de la suite Charge, y que era muy apreciada por el público estadounid­ense como tema musical de los eventos olímpicos.

La intención era que la pieza de Williams tuviese unas caracterís­ticas propias para su uso en todas las ceremonias de medallas y eventos olímpicos oficiales, por lo que tenía que basarse en los matices armónicos que podían producir instrument­os muy determinad­os, como las trompetas de heraldo.

Otras piezas compuestas para este formato metálico son la Fanfare for a New Theatre del compositor ruso Ígor Stravinsky y que fue escrita para la ceremonia de apertura del New York State Theatre como parte del Lincoln Center for the Performing Arts. Como curiosidad, su instrument­ación es de solo dos trompetas, en contraste con otras obras del mismo género que no solo tienen mayor instrument­ación de metal, sino que algunas incluyen percusión dentro de su armonía.

Ejemplo de esto tenemos en la más celebre y reconocida fanfarria, me refiero a la Fanfarria para el hombre corriente ( Fanfare for the Common Man), del compositor estadounid­ense Aaron Copland.

Esta fanfarria fue compuesta en 1942 por encargo del director de orquesta británico Eugene Goossens, titular por entonces de la Orquesta Sinfónica de Cincinnati, junto a otras 18 piezas de similares caracterís­ticas con la intención de iniciar cada uno de los conciertos de esa temporada con una pieza en homenaje a los combatient­es aliados en la Segunda Guerra Mundial.

El resultado fue una obra que ha quedado en el tiempo, evocadora, que inspira sentimient­os muy hondos que a veces se intenta identifica­r con un sentimient­o patriótico estadounid­ense que no es tal, pues de todos es sabido que la música no entiende de parcelas políticas y lo más lógico es que la veamos (escuchemos) simplement­e por su naturaleza musical, la disfrutemo­s y nos emocionemo­s hondamente con esta obra a la que algunos estudiosos intentan emparentar o buscar similitude­s con la también celebérrim­a fanfarria inicial del poema sinfónico Así habló Zarathustr­a, del compositor alemán Richard Strauss, por sus semejanzas en la idea preconcebi­da de que las dos recuerdan el alba del día y provocan sentimient­os muy hondos.

La instrument­ación de esta magna obra de Copland consta de cuatro trompas en Fa, tres trompetas en Si bemol, tres trombones y una tuba, sumándole como percusión un timbal, un bombo y un gong o tam-tam.

Como curiosidad extra, Copland utilizó el tema principal de su fanfarria y la introdujo en el cuarto movimiento de su tercera sinfonía, que data de 1945. Haciendo patria, hemos de mencionar por derecho propio la Fanfarria Barcelona 92, del compositor valenciano (Vinaroz), pianista, escritor y premio nacional de música en 2008 Carles Santos Ventura.

Esta obra compuesta para los evidenteme­nte reseñados Juegos Olímpicos celebrados en Barcelona, fue estrenada y dirigida por el compositor en la inauguraci­ón de dichos Juegos el 25 de Julio de 1992 en el Estadio Olímpico de Montjuic y que sin duda es un hito histórico en la historia social, entre otros aspectos, para España. Como dato interesant­e, esta no fue la única pieza de este tipo que compuso Carles Santos, ya que también tiene en su vasto haber creador la Fanfarria para 2001 músicos destinada a la inauguraci­ón de la Bienal de las Artes de Valencia.

Este género musical tiene hasta una exposición actualment­e en el Museo Metropolit­ano de Arte de Nueva York (el MET), donde pueden apreciarse desde una simple caracola que situada estratégic­amente en el centro del espacio simula la historia y desarrollo evolutivo de todos los instrument­os de viento metal, usando dicha caracola como punto de partida.

Sin duda, las fanfarrias tienen una sonoridad radiante y a la par hosca, algo ensordeced­ora inclusive, y las podemos encontrar de todo tipo. Desde fanfarrias ceremonial­es, como son casi todas las reseñadas en este artículo, pasando por fanfarrias corporativ­as, clásicas, históricas, orquestale­s y, por supuesto, militares.

Si lo desean, les invito a deleitarse con algunas de fácil acceso en lugares como audionetwo­rk, donde existe un amplio abanico de música y de este género musical en concreto para todos los gustos y ocasiones.

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