El Dia de Cordoba

Carlos Valverde: “A todos nos duele, nos da rabia y sabemos la que hemos liado”

● El veterano extremo admite el “fracaso” de un curso “lamentable” que espera salvar con el “mal menor” de entrar en la Primera RFEF ● “Es verdad que la mayoría no somos de Córdoba, pero somos profesiona­les”, defiende

- Cisco López

En una conversaci­ón telefónica de algo más de 45 minutos, mientras se refugia en la habitación para evitar los juegos de su pequeña de tres años, Carlos Javier Valverde Doblado (Utrera, 1985) desliza en no pocas ocasiones su frustració­n, colectiva y personal, por una temporada “malísima” en la que nadie en el Córdoba ha estado “a la altura” de las circunstan­cias. Sin querer centrarse en solo un aspecto, el extremo achaca a esos problemas para “cerrar los partidos”, la falta de “confianza” o ese no saber lidiar con la responsabi­lidad de tener que estar arriba desde el primer momento “el fracaso” que ha supuesto quedar apartado de la pelea por el ascenso a Segunda División a las primeras de cambio. “No hemos sido ese Córdoba que todos creíamos que íbamos a ser, un equipo importante, un equipo dominador”, se lamenta un hombre al que se le nota dolido, y que advierte que el grupo se dejará todo para lograr este “mal menor” que será estar en la Primera RFEF: “Es verdad que la mayoría no somos de Córdoba, pero somos profesiona­les y a todos los que estamos ahí nos duele, nos da rabia, nos jode lo que nos ha pasado”.

–Permítame empezar por lo más reciente. ¿Le ha dado tiempo a digerir lo ocurrido el domingo?

–Es difícil. Fue un palo gordo, aunque llevábamos una temporada de muchísimos altibajos e individual­mente no he estado bien, he tenido errores, como el del Murcia, con la expulsión, que me equivoqué, y hay que asumirlo. Esto es de todos, la temporada no ha sido buena y, siendo tan corta, no te permite tener los fallos que hemos tenido. Lo del domingo fue muy cruel, de película; ir ganando 1-0 y estar metido hasta el minuto 85 o 86 y después que marque el Sevilla y que te remonten de la forma que te remontaron, es difícil de digerir. Está claro que con el paso de los días tenemos que levantar la cabeza y saber que la temporada ha sido un fracaso, pero que nos quedan seis partidos para intentar meternos en esa nueva categoría.

–Tiempo de descuento y marca el portero rival. ¿Qué se os pasa por la cabeza?

–Unos minutos antes, creo que en la lesión de Alberto (del Moral), que entraron los fisios, sabíamos que el Sevilla seguía 0-0; y al marcar el 1-1 el Betis, me pilla en la otra banda y, personalme­nte, no me entero de que el Sevilla había metido. Hasta los propios jugadores del Betis nos decían que no nos valía el empate, pero yo pensaba que el partido seguía 0-0. Pero son minutos de mucha tensión, de pensar poco, y pasó como pasó, que nos empataron en el minuto 91 y algo, y nadie pensaba que nos iban a meter el segundo. Fue un momento muy cruel, pasó todo muy rápido, y algo impensable, pero parece que fue la estocada de la temporada que llevábamos.

–La temporada no ha sido buena y el club ya la catalogó de “fracaso”. En el vestuario seguro que sois consciente­s de que el equipo ha estado muy lejos del nivel que se esperaba de él.

–Sí, por supuesto que sabemos que lo hemos hecho mal, que es una temporada que era muy corta y no te permitía los altibajos que hemos tenido. En ningún momento hemos cogido la regularida­d que se necesita; hemos fallado mucho, en partidos que no deberíamos haber fallado, un día por uno y otro por otro, porque esto es de todos, pero… El partido del Murcia, a mí personalme­nte me fastidió mucho, porque quedaban tres partidos y, si los conseguíam­os, estábamos dentro. Pero son cosas de todos, aunque cada uno también se mira individual­mente lo que ha hecho, y yo acepto que no estuve bien, que fallé, que dejé al equipo con diez y lo mismo no sé si hubiéramos conseguido los tres puntos con once jugadores, pero íbamos ganando y quedaba media hora. Me he castigado mucho desde ese partido, porque me duelen las cosas, nos duelen a todos, y sabemos que no hemos estado a la altura, que lo hemos hecho mal, y es un fracaso. Nos queda una posibilida­d de entrar entre los dos primeros, van a ser seis partidos duros, y tenemos que levantarno­s y ponernos bien, la cabeza sobre todo, y saber que, si estamos bien, tenemos muchas posibilida­des de conseguir esa plaza, pero depende de nosotros.

–Por lo que le oigo, es el primer crítico consigo mismo, pero ¿le ha dolido alguna crítica?

–Las críticas son normales, porque la temporada ha sido malísima de todos; nosotros somos los que jugamos y los que tenemos más parte de culpa porque depende de los resultados que consigamos. Todo el esfuerzo de los trabajador­es, directiva y club depende de lo que hagamos nosotros los domingos. A nadie le gusta que critiquen su trabajo, pero cuando no lo haces bien tienes que asumirlo. Soy el primero que sé cuando me equivoco. Ahora hay que limpiar la cabeza, levantarse e intentar dejar al Córdoba en esa categoría nueva y lo más cerca del fútbol profesiona­l.

–¿Sería un premio en un club de esta exigencia ese paso a la Primera RFEF o un mal menor?

–No, de buen premio nada, porque nuestro objetivo era pelear por estar en Segunda División. Que luego hubiéramos entrado en los tres primeros y pierdes la eliminator­ia, puedes decir que has estado intentándo­lo hasta el final. Conseguir estar en la Primera RFEF es lo mínimo. Va a ser difícil, por la dinámica que hemos tenido y porque son rivales difíciles; el primero porque es un césped artificial malo al que no estamos acostumbra­dos, luego los filiales se nos han dado mal y la

Balona siempre es un campo complicado. Depende mucho de nosotros y de cómo estemos, porque sé que estando a buen nivel, al que tenemos que dar, tenemos muchas posibilida­des de meternos.

–Llegado este punto, ¿es más importante limpiar la cabeza que el tema futbolísti­co? El equipo no ha estado bien, pero recuperars­e del palo anímico es vital.

–Ahora mismo sí. Nos ha venido bien esta semana que no haya jornada. Luego es verdad que no hemos estado bien, pero el otro día hicimos un partido bueno y quitando los últimos diez minutos, el Betis no nos hizo peligro. Pero está claro que nos ha faltado mucho fútbol, mucha regularida­d, y aunque te he dicho lo de la cabeza, es un cúmulo de todo; hay que limpiar la cabeza, pero hay que dar nuestra mejor versión también.

–Hablando de esa mejor versión, ¿por qué no se ha visto más que en pequeñas pinceladas?

–(Suspiro) Es difícil. Ha sido una temporada extraña, hemos tenido muchas lesiones, nos ha faltado regularida­d… La verdad es que no sabría explicar qué nos ha faltado, pero el tema de ganas o de actitud no ha sido; el equipo siempre ha peleado, siempre ha competido, pero nos ha faltado fútbol, claridad con balón, ha habido fases del campeonato en las que hemos estado bien atrás y no hemos recibido goles, pero luego en muchos partidos… En Segunda B es muy difícil que te remonten y fíjate el otro día cómo nos remontaron… Nos ha faltado cerrar los partidos; el partido del Murcia tuve una ocasión, el otro día ante el Betis también tuve una y Pío otra, y cuando no cierras los partidos es más fácil que te puedan llegar una vez y te puedan hacer daño, como nos ha pasado muchas veces.

–Se ha hablado mucho de que al equipo le ha podido la presión siendo un grupo tan veterano...

–No creo que haya sido eso, pues hemos tenido apenas tres o cuatro partidos con público, con 400 o 800 personas en El Arcángel que es prácticame­nte vacío…

–Me refiero a un exceso de responsabi­lidad, esa que marca el “tenemos que quedar primeros”, “tenemos que hacer esto”…

–Puede ser, pues también la competició­n este año sabíamos que iba a ser muy corta, y cuando pinchábamo­s, decíamos que quedan cinco partidos… Y esa presión, que no la sientes, pero lo mismo la tienes dentro, pues quizás nos ha podido fallar. Es verdad, y no tiene que ser excusa, que hay muchos equipos con nombre, como el Córdoba, que están en una situación similar. Ha sido una competició­n muy rara, muy corta, sabíamos cómo iba a ser, pero no hemos sabido afrontarla. Pero ni mucho menos sirve eso de excusa porque el nivel que hemos dado ha sido lamentable.

–Una duda: ¿Pudo afectar aquello que dijo Miguel Valenzuela de que “el Córdoba tiene la mejor plantilla de Segunda B”?

–Tampoco sé cómo explicar esto. Es verdad que sabíamos dónde estamos, la plantilla que tenemos, que hay muchos jugadores con nombre y una carrera importante, y estábamos preparados para estar arriba, que el equipo estaba hecho para estar arriba y luchar por estar en Segunda. No creo que eso nos haya afectado mucho. Hay muchas formas de decir las cosas, pero no creo que eso haya sido ninguna razón para justificar la temporada que nos ha salido.

–En lo meramente futbolísti­co, ¿os ha podido influir los cambios de estilo? Desde fuera se ha visto que el equipo, teniendo tanto potencial, podía jugar de una manera más valiente...

–No, porque esto es fútbol, y cada entrenador tiene su estilo y su forma de jugar y hay que aceptarlo; no es culpa del sistema de juego. No quiero buscar culpables, porque creo, como ya he dicho, que somos todos, pues la temporada se ha dado así, no hemos estado a la altura, no hemos jugado bien. Pero cuando hay un fracaso así es normal que se busquen culpables, unos más que otros, pero esto es un club y, al igual que cuando se gana y se consiguen los objetivos y los éxitos, la responsabi­lidad es de todos, cuando hay una temporada mala, los culpables somos todos, cada uno en su parcela, y no queda más que asumirlo.

–Perdone que insista, pero desde fuera se ha visto siempre al equipo incapaz de dominar al rival desde la posesión, y al final eso se ha traducido en que ha tenido que correr en exceso.

–Te entiendo, y es verdad, y eso ha sido una parte de culpa muy importante de que estemos en la situación que hemos estado. No hemos sido ese Córdoba que todos creíamos que íbamos a ser, un equipo importante, un equipo dominador, pero la realidad es que no hemos dominado más de dos, tres o cuatro partidos durante el año, y a ratos y de forma muy intermiten­te. Esta es una de las causas por las que el equipo ha estado en la situación que ha estado.

–La última sobre este aspecto. ¿No cree que es como si Córdoba hubiera sido un equipo chico con todo el potencial que tiene?

–Tienes razón, y ahí entran muchas cosas: la confianza, que no estás bien, que pasan las jornadas… No hemos tenido esos dos o tres resultados positivos que se necesitan para que el equipo se vaya creciendo, sintiendo importante. El partido del UCAM, que es el único partido que recuerdo que hemos sido mucho más superior al rival, y al final ni nos trajimos los tres puntos. Es triste, es difícil, y nos llevaríamo­s horas hablando y no encontrarí­amos una respuesta.

–Eso es pasado, a fin de cuentas, y ahora toca cambiar el chip y ver si el equipo está capacitado para conseguir un objetivo que no era el marcado ante rivales que sí lo tenían apuntado así.

–Nos quedan seis partidos a cara de perro y no va a ser fácil. Ahora vamos a Tamaraceit­e, que suena a un equipo de pueblo, pero es que solo ha perdido un partido en su casa y fue el último, y hacen un buen fútbol, y están acostumbra­dos a su campo, y no va a ser fácil, aunque tampoco es excusa. Porque no tenemos excusas; tenemos que ir a ganar y a empezar bien, y encima empezamos con un poco de desventaja esta segunda fase.

–Hablaba antes de que la semana ha venido bien al grupo por el parón, pero ¿cómo lleva la plantilla ese runrún por el posible cambio en el banquillo sabiendo que no es el único culpable?

–Ya he dicho que culpables somos todos, pero es tema del fútbol, que cuando las cosas van mal cambian al entrenador. Si pudieran cambiar a 15, y en este caso más todavía, nos cambiarían a 15 de nosotros. Pero el vestuario y el jugador esas cosas no las puede controlar y no podemos meternos en ellas; es decisión del club. Estamos contentos con el míster, lo apoyamos, y a intentar conseguir esa plaza, que es por lo que estamos aquí ahora.

–Toca salvar la temporada con un tercio de la plantilla que acaba contrato y hay quien duda de la profesiona­lidad del grupo. ¿Qué me dice al respecto?

–Pues que aquí perdemos todos. Es lo más triste que me llevo del fútbol, que se dude que a los jugadores no nos duele. Es verdad que la mayoría no somos de Córdoba, pero somos profesiona­les y a todos los que estamos ahí nos duele, nos da rabia, nos jode lo que nos ha pasado; esto nos perjudica a todos. Que el Córdoba no esté en una categoría superior o no se meta en la Primera RFEF es perjudicia­l para el club, para el aficionado, en primer lugar, para los trabajador­es, para los futbolista­s, para todos… Aquí perdemos todos. Sabemos que si no conseguimo­s el objetivo es jodido para todos. Y que no se dude de que no nos duele esto; claro que nos duele, claro que sabemos la que hemos liado y la parte de culpa tan grande que tenemos.

–Hay quien piensa que el futbolista está en una burbuja.

–Ya te digo yo que no, si no prepara entrevista­s a familiares, mujeres o quien convive con jugadores y saben que hay sufrimient­o, porque es nuestra vida, nuestra profesión, y cuando las cosas se dan mal, y más en un trabajo como este en el que hay tanta repercusió­n, se sufre. Pero los que conocemos un poquito esto, sabemos que nos importa, que no nos da igual. Esto no es vengo aquí, juego, me voy a mi casa y el año que viene me firma el Dépor; las cosas no son así.

–Ya vamos terminando. ¿Imaginaba cuando firmó con el objetivo de pelear por un ascenso que esta etapa se iba a dar así?

–No, la verdad es que no. Llegué con muchísima ilusión aquí y me tocó jugar cuatro o cinco partidos, porque a principios de marzo ya se paró y fíjate cómo se paró, que pinchamos el último partido, nos salimos de la liguilla... No lo esperaba, mal, triste, por no conseguir y darle a la gente de Córdoba lo que esperan de ti, pero esto es un deporte y no siempre sale como quieres o crees. Pero hay que levantar la cabeza y tirar para adelante.

–Hace poco leí una entrevista de Eneko Bóveda, jugador del Deportivo, que hablaba poco más o menos de interioriz­ar más la palabra fracaso, porque al final solo gana uno y muchos pierden...

–Está claro que en el fútbol y el futbolista, salvo que estés en otro nivel, cuando estás en Segunda B o en Segunda, sabes que tu carrera solo va a tener dos o tres temporadas de éxito; lo demás… Fracaso es una palabra… este año sí se puede llamar así, pero conseguir los objetivos es muy difícil. Este año es que el Córdoba tiene que estar en una categoría que no le correspond­e y sí se puede llamar fracaso, porque es que tenía que estar arriba sí o sí. Es difícil conseguir los objetivos en el fútbol porque es un deporte, te enfrentas a rivales que pelean por lo mismo que tú. Pero intentamos estar preparados, aunque nunca lo estás, para lo que nos ha pasado este año, porque desgraciad­amente algunas temporadas pasa esto. Ahora hay que limpiar la cabeza, intentar juntarnos todos lo que podamos, y cuando digo todos es todos, y preparar esta segunda fase que son seis partidos y en un mes se va, y no puedes tener ni un tropiezo.

–E intentar ganar lo máximo posible para intentar dejar al Córdoba en la Primera RFEF. Levantarse y dar la talla es lo único que se puede prometer.

–A la afición solo se le pueden pedir disculpas, y aceptar las críticas, que estamos aceptando, hablar poco y hacer mucho, porque es lo que tenemos que hacer. Donde tenemos que hablar es en el campo, que es lo que la gente quiere y por lo que la gente le gusta tanto todo, que su equipo gane partidos. Este año no hemos podido ofrecer eso, pero intentarem­os darle al menos una alegría, aunque sea mínima y un mal menor, para limpiar un poquito esta temporada.

Lo del domingo fue muy cruel, de película, pero con el paso de los días tenemos que levantar la cabeza”

Que no se dude de que no nos duele esto; claro que sabemos la parte de culpa tan grande que tenemos”

Debemos juntarnos para preparar estos seis partidos porque en un mes se va, y no puedes tener ni un tropiezo”

No hemos sido ese Córdoba que todos creíamos que íbamos a ser; es una de las causas de esta situación”

Intentarem­os dar a la afición al menos una alegría, aunque sea mínima, para limpiar un poco esta temporada”

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