El Dia de Cordoba

Dos meses sin respuestas del crimen de Villavicio­sa

● La Guardia Civil aún investiga quién mató de manera violenta a un vecino de 55 años y el móvil de un suceso que mantiene en vilo a toda la localidad

- Ángel Robles

La Guardia Civil mantiene la investigac­ión para resolver la muerte de un vecino de 55 años

Cuando el cuerpo sin vida de Alfonso, de 55 años, fue encontrado tirado en un camino de Villavicio­sa de Córdoba, no supieron que se trataba de Alfonso, ni siquiera que había desapareci­do. Fue el 27 de enero, hace ahora dos meses. La violencia empleada lo dejó irreconoci­ble: “Se pensó que alguien había llegado al pueblo y se había desecho de un cadáver. Es una zona aislada, por aquí no pasa mucha gente, y la carretera está cerca. Fue la primera sensación”. Lo cuenta una vecina que, como todos aquí, lleva dos meses esperando la resolución de un crimen que ha zarandeado a esta comunidad tranquila de 3.300 habitantes, en plena Sierra Morena, que aguanta la respiració­n como si fuera un único ser.

Más tarde se supo que el muerto era Alfonso, conocido como el Copado, el apellido familiar. 55 años. Soltero. Y una discapacid­ad intelectua­l que lo hacían ante su agresor una persona especialme­nte vulnerable. Conocido por todos, querido –se pensaba– por todos. “Es como si hubieran matado a un niño de diez años”, ref lexiona otro vecino subrayando la gravedad. La noticia corrió de boca en boca aunque, algo extraño, el municipio contuvo el titular, y el suceso no trascendió a la prensa hasta el 3 de febrero.

“Se ha dicho de todo. Se ha señalado a culpables. Se han hablado barbaridad­es”, aporta otro vecino de manera anónima sobre un crimen que sigue generando inquietud y nerviosism­o porque el culpable sigue libre. Recorriend­o las mismas calles, andando los mismos caminos. “El impacto social ha sido enorme. Veníamos de una situación ya complicada por la pandemia. Y esto ha sido otro golpe”, asume la alcaldesa, Gema

Elena González, quien traslada el mensaje de “respeto” que pide la familia de la víctima.

Para profundiza­r en la historia, hay que remontarse al 27 de febrero. Un hombre que paseaba un perro a las afueras de la localidad encontró el cuerpo en el margen de un camino en torno a las 15:00. La zona fue acordonada de inmediato, y la unidad operativa de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Córdoba se hizo cargo de la investigac­ión, que continúa su curso. Dos meses después, poco o nada se sabe del caso, en manos del Juzgado de Instrucció­n número 2 de Córdoba, que ya ha levantado el secreto de sumario. La Comandanci­a insiste en que la investigac­ión continúa, que las pesquisas avanzan, y la propia alcaldesa subraya que los trabajos para hallar al culpable “no han decaído”. “Desde el Ayuntamien­to hablamos cada semana o cada diez días con los investigad­ores, y sabemos que se sigue trabajando. Hay que ser pacientes”, dice la primera edil llamando a la calma.

En los bares, en las plazas, el quién y el porqué aún generan inquietud. Qué hizo Alfonso aquella mañana, por qué a él. Alfonso vivía con su hermano, ambos solteros. Nunca había dado ningún problema. “Era una persona muy normal, que no se metía con nadie, por eso no se explica esto”, apunta otro vecino. A Alfonso se le veía desde por la mañana saludando aquí y allí: “Siempre tenía un comentario para todos, una sonrisa”, lo recuerdan. Llegaba a un comercio y saludaba. O a la terraza de un bar: “¿Ya estás montando el chiringuit­o?”, solía decir. Hablaba con todos. “Hola, vecino”. “Hola, amigo”. A veces se pasaba por el Ayuntamien­to a por unos caramelos. Se conocía bien los caminos y solía recorrer la senda donde fue encontrado sin vida, a unos minutos a pie del centro de la localidad.

La calle de Agustín López nace entre las plazas de España y de Andalucía, entre el Ayuntamien­to y el bar Pinito. Quedan atrás el bazar y la panadería Cantero: al final de una hilera de casas blancas empieza la pista de tierra donde Alfonso fue encontrado sin vida. Hay viñas y algún huerto. Era una zona que transitaba, por donde se daba “su paseíto”. Aquel día hubo un vecino que se encontró con él, aunque no lo llegó a ver, es difícil de explicar. Estaba en su cochera y oyó a Alfonso desde fuera. Lo conocía y debió ser él por la voz y el comentario que le hizo, aunque no tuvieron contacto visual. Es tal vez el último testimonio sobre la vida de Alfonso, que se desvaneció aquel 27 de enero entre demasiados interrogan­tes sin responder.

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REPORTAJE GRÁFICO: MIGUEL ÁNGEL SALAS Panorámica del municipio.
 ??  ?? Ajetreo en una panadería de la calle de Agustín López.
Ajetreo en una panadería de la calle de Agustín López.
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Camino donde fue hallado el cuerpo.

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