El Dia de Cordoba

Lucena revive un día de grandeza

● Cinco cofradías realizan actos de veneración en cuatro iglesias de la ciudad

- Manuel González

El Jueves Santo en Lucena es una Semana Santa colosal. La muerte resignada del Cristo del Silencio se transforma en la vida eterna atada a una Columna y el Crucificad­o de La Sangre acepta los designios divinos por la salvación descubiert­a en una Fe de Dios Padre.

El triunfo del amor fraterno se impregna de Caridad matinal y la Salud, de Cristo y de su Madre, inaugura y cierra el primer día del triduo pascual. El cielo raso y el sol rutilante enarbolan la perfección de una jornada huérfana en la calle y rebosante de impacto y latidos agitados y desconocid­os en las naves de los templos.

Una heterogene­idad de pasajes bíblicos, sensacione­s intangible­s y fragancias inconfundi­bles cincelaron un Jueves Santo interminab­le en Lucena. Comenzó con el revestimie­nto de las túnicas enlutadas y su final Nazareno nunca se concierta.

El segundo año de pandemia impactó, a solo unos centímetro­s, la mirada palpitante de Nuestro Padre Jesús de la Columna en centenares de devotos engarzados a la Paz y a la Esperanza. La iglesia de Santiago Apóstol se transformó en una estación de penitencia irrepetibl­e. Jesucristo, en su Columna y Caído, para levantarse siempre por los más desamparad­os, se humanizó plenamente y buscó la proximidad con un pueblo ávido de Esperanza y Salud. La victoria de la vida, encarnada en la Cruz, se impone sobre la muerte encogida entre Jesús Caído y María Santísima de la Salud.

La veneración matinal a las cuatro imágenes hermanadas en el templo gótico-mudéjar irradiaba unas percepcion­es, sosegadas y ref lexivas, comparable­s o, que hasta superaban, las ráfagas de unas procesione­s, probableme­nte, digeridas con excesiva normalidad.

El incomprens­ible Lavatorio enseñaba el sendero de los oficios en una ermita de sencilla estructura y grandiosa nomenclatu­ra. Dios Padre, en unos reducidos metros, envolvía la humildad extrema de Jesús, la quebradiza Fe de los hombres y a un Salvador Preso, en el Calvario, por su destino irrevocabl­e.

La inmensidad de la Cruz, como Mayor Dolor de María, se erigía en la iglesia de Santo Domingo. La Sangre martirizan­te de Jesús redime a quienes lo condenan. La Orquesta de Aras, de pulso y púa, rescató marchas procesiona­les, en dos intervenci­ones consecutiv­as y, en la noche que atrapa a esta cofradía, la Coral Lucentina armonizó las Siete Palabras finales de Jesús entre los clavos. La vocalía de Juventud iniciaba la jornada compartien­do Un recuerdo en Oración.

El amor fraterno es la caridad sublime. La corporació­n pasionista de la parroquia donde desemboca la calle Cabrillana reserva a Cáritas el dinero recogido en la colecta inveterada del Jueves Santo.

Al tiempo que la Agrupación Musical Cristo de la Humillació­n enardecía el centro del municipio, cuatro velas de reverencia y alabanza iluminaban en la iglesia parroquial de San Mateo Apóstol a Nuestro Padre Jesús de la Caridad. Al mediodía, un hermano de la joven cofradía proclamaba el Desprecio ante Herodes, una de las Tristezas de la Virgen María. El rezo del miserere Mei Deus alargaba la ref lexión matinal en un día inabarcabl­e en el universo cofradiero lucentino.

 ?? REPORTAJE GRÁFICO: M. GONZÁLEZ ?? Cristo de la Columna y Virgen de la Paz y Esperanza.
REPORTAJE GRÁFICO: M. GONZÁLEZ Cristo de la Columna y Virgen de la Paz y Esperanza.
 ??  ?? Agrupación Cristo de la Humillació­n y Servitas.
Agrupación Cristo de la Humillació­n y Servitas.
 ??  ?? Visita a la Santa Fe.
Visita a la Santa Fe.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain