El Dia de Cordoba

El cordobés Antonio Ruz regresa a la Compañía Nacional de Danza

● Estrenará el 8 de abril en Madrid ‘In Paradisum’, su primera coreografí­a con el CND y está inmerso en dos proyectos audiovisua­les

- Inmaculada Tapia /

El bailarín cordobés Antonio Ruz vive uno de los momentos más intensos de su carrera al abrir las puertas de su arte al cine y estrenar su primera coreografí­a con la Compañía Nacional de Danza (CND), “una responsabi­lidad muy grande”. Antonio Ruz (Córdoba, 1976), Premio Nacional de Danza 2018 en la modalidad de Creación, conoce al dedillo la Compañía Nacional de Danza, de la que formó parte como bailarín hasta que decidió crear la suya propia. Ahora regresa a ella como coreógrafo con una pieza propia, In Paradisum.

“Es una gran responsabi­lidad porque la institució­n me produce mucho respeto. Hay un nivel de excelencia muy alto”, comenta Ruz, que se siente expuesto con la función de coreógrafo, “en la que pones al servicio de una idea todo tu ser” y con la que busca que todo el mundo reme en la misma dirección para lograr una conjunción perfecta.

“Mostrar cualquier creación es una manera de exponerte al público y lo vivo con ilusión, agradecimi­ento y muy motivado. Los bailarines han entrado en mi lenguaje. Solo puedo decir cosas positivas”, apunta ante esta invitación.

In Paradisum se estrena el próximo jueves 8 de abril en los Teatros del Canal dentro de un programa triple que incluye la recuperaci­ón de Remansos, de Nacho Duato sobre música de Enrique Granados, y Arriaga, de Joaquín De Luz, Pino Alosa y Mar Aguiló. “Es un honor que una pieza mía forme parte de este programa. Nacho Duato ha sido mi maestro y mi director”.

A modo de viaje en el tiempo, In Paradisum, una pieza de danza contemporá­nea, propone un diálogo entre la música sacra y la popular, entre lo sagrado y lo mundano, la colectivid­ad y el individuo. Rinde homenaje al compositor del Renacimien­to Tomás Luis de Victoria y se ambienta escenográf­icamente en las pinturas de El Greco.

Un espectácul­o que surgió junto a su amigo y colaborado­r, el músico Pablo Martín Caminero, hace varios años, donde la voz se fusiona con el movimiento, en un canon de polifonías “que me fascinan y enmarcan la idea de lo sacro y cómo se puede relacionar hoy por hoy”. Una pieza de gran formato con 18 bailarines en escena, en un escenario “perfecto para llevar un proyecto así”.

Ruz comenzó bailando flamenco, pasó a la danza española, luego ballet clásico para llegar después a la danza contemporá­nea, una carrera labrada desde la “intuición” y el deseo de buscar distintos caminos, un aprendizaj­e en el que ahora vuelca “un bolsillo de la mochila. Creo que todo puede convivir, soy un artista, un bailarín y coreógrafo. Soy ecléctico y me siento orgulloso”.

Pero no es el único proyecto que tiene en marcha. “Estoy recolectan­do esa cosecha de muchos años de esfuerzo”. Celebra los diez años de su compañía, con un ballet argumental y ha realizado una coreografí­a para la zarzuela El barberillo de Lavapiés.

En un momento como este “estoy muy agradecido de tener trabajo, en el que he abierto el abanico al mundo audiovisua­l”. El cine ha entrado en su vida con dos proyectos. Actualment­e, rueda uno de los próximos estrenos de la plataforma Netflix, Las niñas de cristal, de Jota Linares.

De igual manera, en diciembre, en el Círculo de Bellas Artes, se rodó la primera película de la Compañía Antonio Ruz titulada Aún, una pieza de danza contemporá­nea, en formato gran pantalla.

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EFE El bailarín cordobés Antonio Ruz .

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