Un fino ‘eléctrico’ de Toro Albalá, entre los mejores vinos de menos de 20 dólares
Que Montilla-Moriles produce algunos de los mejores vinos del mundo es un secreto a voces, aunque todavía tienen que venir de fuera para dar un toque de atención. Ahora, un fino de la colección de eléctricos de las bodegas Toro Albalá, de Aguilar de la Frontera, se ha incluido en el listado elaborado por The New York Times sobre los 20 mejores vinos del mundo que cuestan menos de 20 dólares y que, a juicio del rotativo, son una apuesta segura.
El afortunado es el Eléctrico Fino del Lagar Saca de Primavera NV, con un precio de 18,99 dólares la botella de 500 mililitros. El lugar de adquisición es el mayorista Classical Wines, en Seattle, aunque para catarlo no es necesario ir tan lejos: la bodega está en Aguilar de la Frontera, a escasos 55 kilómetros de Córdoba capital.
“Un buen vino tiene el poder de transportarte. Ahora que cumplimos un año completo encerrados por culpa de la pandemia, con muchas personas confinadas dentro de sus fronteras nacionales, el vino todavía brinda la oportunidad de probar el mundo”, explica Eric Asimov, el crítico de vinos del rotativo y uno de los gurús más seguidos del planeta de la órbita enológica. Vino que apunta con el dedo, vino que se agota.
Sobre el Eléctrico Fino del Lagar Saca de Primavera, que cierra el ranking en el número 20, explica que “Montilla-Moriles es a menudo olvidado o ignorado en comparación con los sherries de Jerez, su vecino andaluz”. Pero “los finos de Montilla-Moriles son similares, incluso cuentan con un tipo diferente de uva, la pedro ximénez, en lugar de la palomino”. El Eléctrico de Toro Albalá “comparte las cualidades aromáticas del fino con toques de nueces y manzanilla, con un toque más afrutado, aunque sigue siendo seco y refrescante”, describe el experto, que aconseja probarlo con jamón o con “pollo biryani”, una receta de origen pakistaní muy especiada que no forma parte de la tradición gastronómica de la Campiña Sur.
El fino Eléctrico forma parte de la vida de los andaluces desde 1922 y tiene una curiosa historia. Bodegas Toro Albalá se asienta en una antigua instalación donde se ubicaba la primera central eléctrica de la zona, la cual poseía abundantes subterráneos, ideales para la crianza y conservación de los vinos generosos. La colección de eléctricos consta de tres variedades: el más popular, con la botella en forma de bombilla; el eléctrico en rama, y el de lagar.