Inspiración cordobesa
● Trece jóvenes ilustradores de Córdoba cuentan su forma de entender el arte ● La Escuela Mateo Inurria forma cada año a nuevas generaciones de artistas ● La cultura andaluza ejerce como referente creativo
Córdoba cuenta con un amplio número de artistas que se dedican a la ilustración desde diferentes estilos contemporáneos. Cada año, nuevas generaciones se forman en la industria, principalmente desde la Escuela de Arte Mateo Inurria. En este reportaje, conocemos a 13 artistas cordobeses que plasman sus obras a través de distintas técnicas.
La joven cordobesa Marta García del Rosal asegura que desde que tiene uso de razón lleva un lápiz en la mano. Entiende el diseño como una forma de vivir, cree que el arte es una disciplina que se centra en el pensamiento, “el músculo de la creatividad”, y asegura que “los artistas” tienen “esa necesidad de oxigenar el cerebro y desarrollar la capacidad de invención, pues al igual que los músculos, si no utilizas la creatividad, se atrofia”. Estudió en la escuela Mateo Inurria y actualmente se forma en Diseño en Madrid, aspira a conocer distintas disciplinas nacionales y extranjeras, para traérselas a Córdoba. Destaca a la ciudad por su ambiente, olor, la gente, experiencias que van más allá de lo visual, porque “Córdoba es un respiro”. Conoce el talento de la capital y asegura que se le debería dar más voz a estos artistas.
Borja Cámara estudió ilustración, y afirma encontrar en el dibujo y las actividades creativas un sitio seguro. Actualizándose a los nuevos formatos, realiza sus ilustraciones y retratos de forma digital “por lo inmediato y la comodidad que da el Ctrl+Z, pero disfruto mucho con los acrílicos, la acuarela o el collage” asegura. “Me gusta pensar que le doy un giro al costumbrismo a través de los recursos digitales y composiciones inspiradas en el mundo del cómic. Quizá también me define la necesidad de contar historias y hacer una lectura con imágenes y simbología”, asegura. Cámara afirma que el sector está muy poco cuidado en España, y por ende, en Andalucía. Desde Córdoba se realizan iniciativas por parte de la Diputación o la Casa de la Juventud (o Espacio Neo) en las que estos artistas tienen cabida, pero el ilustrador aspira a que se les trate como profesionales “más allá de certámenes o cursillos”, concluye.
Almudena Castillejo es una artista plástica, ilustradora y muralista, realiza su trabajo desde la soledad de su taller hasta a pie de calle. Técnica Superior de Ilustración y graduada en Bellas Artes, su vocación le viene de herencia: “Me crié jugando entre los dibujos de patrones y telas de mi madre modista y los dibujos y diseños de mi hermana mayor orfebre”. Define su trabajo como se define ella misma, como una incesante narradora de historias; la artista parte de la realidad para crear mundos imaginados. Se caracteriza por sus retratos y utilizar elementos conectados con sus raíces. Desarrolla su trabajo en Córdoba y tiene como clientes al Hospital Reina Sofía, o empresas como Cruzcampo y Vodafone. Cuenta con la bandera de Andalucía a las Artes por participar en la exposición homenaje a los profesionales sanitarios Héroes con bata, realizado en el Teatro Cómico de Córdoba.
Ángeles Invernón empezó en el mundo de la ilustración a raíz de estudiar diseño gráfico. “Comencé a verlo como una herramienta más de mi trabajo y, después de practicar y experimentar mucho, ha llegado a ser mi herramienta principal de expresión”, señala. Destaca el trabajo que realizó dentro del marco del festival Enmujecer, un proyecto de collages en el que trató de hacer un recorrido sobre grandes mujeres de la historia que han sido olvidadas. Califica a Córdoba como una ciudad especial, ya que le gustaría que “con el talento que tenemos aquí, apostemos por ello y podamos nutrir a la ciudad, para llegar también a ser referentes en otros ámbitos más allá de lo que estamos acostumbrados”.
Sota Pérez lleva 20 años en la industria ligado al mundo del grafiti. Estudió diseño gráfico en Córdoba y se convirtió en grafitero ilustrador. Crea arte urbano, dibuja con las letras y juega con sus formas. Participó en Cosmopoética decorando la Ronda de Isasa, aunque uno de sus trabajos que más destaca es el proyecto colaborativo surgido a raíz de la residencia artística que se llevó a cabo el verano pasado en el C3A. En esta iniciativa, llamada Terno, se recibieron 56 composiciones con las que se llenaban las calles de la ciudad. Asegura que las administraciones no realizan las suficientes iniciativas, aunque cada vez se están haciendo más. “Creo que Córdoba está un poco por encima incluso de Sevilla”, resalta.
Clara Gómez Campos estudió Bellas Artes y se especializó en pintura. “Generalmente uso obras paisajísticas de la historia del arte como telón de fondo para mis creaciones, obras de pueblo, de exploradoras contemporáneas rodeadas de comida y reminiscencias al lenguaje publicitario que son autorretratos en la
piel de otras mujeres”, apunta. La mayor oportunidad la tuvo cuando desarrolló un proyecto expositivo en Córdoba en el que contó con la financiación de la beca Iniciarte de la Junta de Andalucía. “Una gran oportunidad porque es complicado conseguir una buena sala expositiva en nuestra ciudad, con apoyo económico y edición de catálogo; muchas veces los artistas tenemos que asumir todos los gastos económicos de todo y es complicado, eso es lo que echo más en falta de algunas instituciones, un apoyo real”, afirma.
La artista Judith Cádiz estudió Bellas Artes y posteriormente cursó un grado superior de Gráfica Publicitaria. Su trabajo lo define como “versátil y cambiante”, ya que podemos encontrar desde ilustraciones infantiles con escenarios que recrea desde su imaginación, hasta “retratos femeninos de mujeres empoderadas cargados de metáforas y un toque onírico”. En cuanto a la técnica se siente muy cómoda trabajando en digital, pero también realiza trabajos en formato analógico, acuarelas, lápices y bolígrafos. Su estilo es íntimo y personal, pues considera que en cada ilustración hay “un trocito de mí”. Desarrolla su obra en Córdoba, y cuando se encuentra en medio de un bloqueo creativo pasea y se pierde por las calles de la ciudad.
Desde pequeño dibuja todo lo que ve, y hoy en día es diseñador gráfico. Jesús Maestre estudió Ilustración y Diseño Gráfico, es amante de las películas de terror, de los videojuegos, de crear un mundo terrorífico e inspirarse en Tim Burton. En sus ilustraciones podemos observar toda clase de insectos y monstruitos. No se basa en la realidad que le rodea. Asegura que Córdoba es una parte de él y de sus orígenes, y así lo quiere trasladar al público, aunque no descarta vivir fuera. Maestre recuerda que la ciudad cuenta con un colectivo artístico muy inspirador en el que cada vez más artistas crean iniciativas que se convierten en un referente. “A nivel público no se hace un esfuerzo en llegar a conocer el colectivo, sí veo cada vez más interés por parte de ánimos privados”, asegura.
Desde pequeña se apuntó a clases particulares de pintura, y definitivamente decidió dedicarse a ello. Lucía del Pino se especializó en muralismo y pintura, y realizó un máster de creación e investigación artística. Ha ido evolucionando con nuevas técnicas, ya que antes su lienzo eran los murales y ahora lo es el ordenador. Su estilo es espontáneo, colorido y narrativo. Ha trabajado para empresas extranjeras y vivido en países como Estados Unidos y Francia, algo que se puede apreciar en su obra: “Encuentro inspiración en los sitios en los que he vivido, Córdoba me inspira, en especial mi familia y mi casa”. La artista muestra su orgullo cuando da charlas a colectivos en exclusión social. Ha participado en proyectos para el Ayuntamiento, como el Festival de la Guitarra, y sus obras han estado expuestas en las calles.
Desde Hinojosa del Duque, este artista estudió Historia del Arte y actualmente compagina la docencia con la ilustración. Julio Muñoz es uno de los responsables del equipo de la tienda Ostin
Macho, que surgió con la idea de dar a conocer a jóvenes ilustradores y servir como punto de venta de arte emergente. Su estilo se basa en los grandes autores, a los que les da una vuelta desde su punto de vista. “Mi estilo simplista se mezcla con toques de color, haciendo contemporánea las grandes obras de arte; antes pintaba con acuarela, ahora dibujo con líneas concisas con pequeños toques de color en zonas concretas”, explica. Afirma que sí hay iniciativas, sobre todo por parte de la Diputación, aunque “falla la vía de comunicación, porque a veces no te enteras”.
Trabaja tanto de ilustradora y pintora como de tatuadora, dos ramas que le aportan algo diferente. Marta Aurajo define a su trabajo como un reto, “una carrera sin meta en la que siempre se puede aprender más, y encontrar nuevas motivaciones”. Creó junto a varios amigos un colectivo artístico llamado El palacio de
Moa, con el objetivo de crear eventos y descubrir arte joven. También ha realizado una ilustración sobre la vida de Prince, que saldrá pronto a la venta. Córdoba es una ciudad en la que encuentra arte a través de muchos rincones, “pero hay que pararse a observar”.
El artista Eduardo Parrac lleva dibujando desde los 8 años. Empezó como cualquier niño en su infancia, empujado porque su padre “dibujaba y yo dibujaba con él; a partir de ahí descubrí que era lo mío”. Es diseñador gráfico y técnico en artes plásticas y diseño de joyería, un trabajo que asegura que le resulta muy gratificante y le permite estar en constante evolución. Desarrolla su trabajo desde Córdoba, ciudad que le resulta inspiradora por sí misma, pues “es maravillosa y en cualquier rincón puedes encontrar la inspiración”. Tiene obras en diferentes países como Chile, Italia y, por supuesto, España. Cuenta con nuevos proyectos a la vista con los que se siente muy ilusionado.
Caarletees dibuja desde muy niño, aunque “en un momento caótico de depresión profunda, la ilustración digital comenzó a llenar noches de insomnio y días que se hacían eternos”. Así ha ido creciendo hasta conseguir triunfar en redes sociales con sus dibujos, a través de su cuenta
@lineayletra. Ha tocado el arte desde distintos puntos, ya que le apasionaba la fotografía, le sorprendió la escultura, incluso hizo un videojuego. “Me acerqué un poco a la cerámica artística, hice un curso de color y empecé un MBA de Ecommerce. Cuanto más te atreves y te sientes libre de crear, más lo disfrutas y más transmites tu verdad, tu sentido de la estética, tu visión. Al principio hacía únicamente lo que me pedían, ahora pongo mucho más de mí”, reflexiona. Córdoba tiene todo lo que le basta para llenarse de ideas, y así surgió su proyecto Mejor con una flor, inspirado en el color, el arte y la belleza del sur.