Felipe VI inauguró el Museo del Deporte antes de la final
PROTOCOLO. Felipe VI inauguró en los prolegómenos de la final el Museo del Deporte en el Estadio de la Cartuja. En el museo se muestra una exposición de camisetas, trofeos, vehículos a motor y utensilios empleados por grandes leyendas deportivas españolas y del resto del mundo. En la inauguración, don Felipe jugó una partida de futbolín –con el consejero de Educación y Deportes, Javier Imbroda– con los presidentes del Gobierno y de la Junta, Pedro Sánchez y Juanma Moreno, como rivales.
A pesar de que el Athletic Club jamás llegó a sentirse cómodo y estuvo excesivamente dominado, es cierto que Íñigo Martínez pudo anotar el primero en ese arreón inicial en el remate de una falta muy mal defendida por los hombres de Ronald Koeman.
Todo se atemperó después del arranque, sin embargo, y a pesar del dominio del Barcelona ya no eran tantas las aproximaciones hasta Unai Simón, más allá de una pared entre Messi y Mingueza. El Athletic había salvado la primera embestida y era cuestión de tratar de mejorar las cosas tras el intermedio.
Marcelino García Toral lo iba a intentar con la entrada de Lekue por un Muniain demasiado renqueante por sus problemas físicos, pero tampoco le iba a servir de mucho, el Barcelona estaba en un nivel al que el Athletic no podía llegar ni en sueños.
Seguía siendo algo prácticamente esotérico que el Barcelona no se pusiera por encima en el arranque del segundo acto. Primero, Unai Simón metía un pie increíble en un remate con todo a favor de Griezmann, después el guardameta internacional volvía a lucirse en una pelota rebotada que le cayó a Busquets en el área pequeña para abrir el marcador. Nueva intervención magistral del portero vasco, que también se lució en un disparo de Pedri.
Por medio, Iñaki Williams tuvo la opción de adelantar a los suyos, pero era un verdadero espejismo, el Barcelona estaba a años luz y sobre la hora ya se abrió la espita para que se marcaran claramente las diferencias entre unos y otros. De Jong le puso el balón por delante a Griezmann y el francés justificó la apuesta de Koeman por él. El Barcelona, esta vez sí, caminaba por delante y con todo merecimiento.
Tanto, que en una secuencia rapidísima se colocó con un 0-4 en apenas 12 minutos. De Jong, en cabezazo en plancha, antes de los dos pases a la red de un Messi sublime. El título, pese al dolor de un Athletic que ha perdido dos finales en el breve espacio de dos semanas, se iba para un Barcelona sencillamente superior. Cuando Messi se afeita y juega con el afán de aquel jovenzuelo, sólo queda rendirle pleitesía, no hay más.