El Dia de Cordoba

Los Reyes presiden un Día del Libro sin entrega del Cervantes

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venida. No tiene alma de espía. Se ve envuelta en unas circunstan­cias. Su madre y Rosalinda la animan para que España no entre en la Segunda Guerra Mundial.

–Colegas suyas como Elvira Lindo o Almudena Grandes firman un manifiesto pidiendo el voto a la izquierda en Madrid y alertando del riesgo del fascismo. ¿Se vería entre esos abajofirma­ntes o se siente más afín a Bertha Vester, la anfitriona de Sira en Jerusalén, que no es ni projudía ni propalesti­na?

–Siempre separo mi vida privada, incluidas mis opiniones políticas, y mi condición de escritora, aunque este oficio sea también mi vida. No estoy casi en las redes sociales; tampoco me quiero señalar en todas las causas. Cuando tenga que hacerlo, lo haré.

–Usted nace en 1964, el año del gol de Marcelino a la Unión Soviética con Franco en el palco. ¿Le parece atractivo como icono literario?

–Mi cultura futbolísti­ca, a pesar de mis antecedent­es [su tío Teófilo jugó en el Rayo, Barcelona y Granada] es nula. Como algo costumbris­ta sí que me interesa. ¿Hay imágenes en el No-Do de ese partido? Lo digo porque para la visita de Evita a España han sido fundamenta­les.

–Como cartagener­a adoptiva, ¿qué le atrae más, la Cartago fenicia que noveló Flaubert o la Cartagena de Indias de García Márquez?

–No conozco Cartagena de Indias, y eso que he ido varias veces a la Feria del Libro de Bogotá, como las folclórica­s que iban a hacer las Américas.

–En una de sus novelas aparece en los créditos Torre de Arena,

de Marifé de Triana.

–Cuando Evita estuvo en España, le organizaro­n en el Pardo una fiesta f lamenca con Lola Flores, Manolo Caracol, Carmen Sevilla, que duró hasta las tantas, aunque Franco y Carmen Polo se retiraron antes.

–¿Perturba su agenda que la salida de Sira coincida con la serie televisiva de La templanza?

–Son dos velocidade­s diferentes.

–¿Ya ha dejado de pedir perdón por tener tantísimos lectores?

–Como canta Sabina, siempre que me confieso me doy la absolución.

–Perdone la curiosidad. ¿Han reseñado alguna de sus novelas en Babelia?

–Una vez, y una crítica malísima. A Misión Olvido. Me la leyó mi hermano por teléfono. Estaba hecha con muy mala baba.

–Es muy familiar. Sus cuatro novelas anteriores se las dedica respectiva­mente a su madre, su hermano Pablo, su padre y sus hermanas…

–Y Sira se la dedico a Ana Castro, que es mi cuñada. Tan valiente como Sira.

–En Guerra y paz, de Tolstoi, María Dimitrievn­a mandaba que le leyeran los periódicos y los libros nuevos mientras ella hacía calceta…

–A mí me gustaría escribir una novela sobre esos lectores de las tabaqueras de Cuba y Florida que les leían a los trabajador­es periódicos, folletines o diferentes historias.

–¿Su última visita a Tánger?

–Estaba allí el domingo anterior a la declaració­n del estado de alarma. Volví a España y ya tenía preparado el equipaje para viajar a Argentina, a un festival literario en una ciudad próxima a Buenos Aires. Mi última salida fue a Tánger y la primera en pandemia a Sevilla, para un reportaje para la revista Elle en el hotel Alfonso XIII.

–¿Sale en su novela?

–Es donde se quedan Evita y Sira cuando vienen a Sevilla.

–A dos pasos de ese hotel está el Palacio de Yanduri, una casa donde nació Vicente Aleixandre y en la que se quedó Franco después del 18 de julio del 36…

–¿Después del famoso vuelo en el

Dragón Rapide? He conocido a una periodista que prepara un trabajo sobre casas de escritores y le conté que en Madrid yo estaba en una residencia muy cerca de la casa de Aleixandre en la famosa calle Velintonia.

–Cuando le dieron el Nobel en 1977 al poeta de la generación del 27 fui a entrevista­rlo y su vecina era Carmen Conde.

–De Cartagena, la primera mujer académica de la Lengua.

–Ganó el premio Ateneo de Sevilla de novela. ¿Los premios de María Dueñas son sus lectores?

–Totalmente. No tengo ningún otro afán.

–El mismo 1947 de la visita de Evita Perón a España, el 12 de octubre celebró su primer matrimonio la duquesa de Alba. Era una gran lectora suya...

–Le mandé dedicado al Palacio de Dueñas un ejemplar dedicado de El tiempo entre costuras. Una mujer exquisita y una lectora muy inteligent­e.

–¿Es Sira una novela histórica?

–Prefiero huir de esas etiquetas. Es una novela en la que la historia y la Historia son fundamenta­les.

–La novela empieza con una boda en Gibraltar, donde acaba el

Ulises de Joyce...

–Es curioso. Será la doctora en Filología Inglesa que llevo dentro.

Los Reyes presidirán hoy los actos de celebració­n del Día Internacio­nal del Libro, que se desarrolla­rán en la sede del Instituto Cervantes en Alcalá de Henares, en una edición que, como en 2020, no contará con el acto de entrega del Premio Cervantes.

La tradiciona­l ceremonia que se celebra anualmente en el paraninfo de la Universida­d de Alcalá de Henares, presidida por los Reyes en el Día del Libro, no podrá celebrarse ante el delicado estado de salud del Premio Cervantes 2020, el poeta Francisco Brines. Es el segundo año consecutiv­o sin Premio Cervantes en Alcalá de Henares el 23 de abril, después de que la pasada edición se suspendier­a por el confinamie­nto.

Por otro lado, los actos organizado­s por el Ministerio de Cultura comenzarán a las 11:30 en el claustro de la sede del Instituto Cervantes con una lectura dramatizad­a de clásicos españoles del Siglo de Oro

¿Pedir perdón por el éxito? Como canta Sabina, cuando me confieso siempre me doy la absolución”

Franco y el núcleo duro del Régimen se echaban las manos a la cabeza con las cosas que decía Evita”

El delicado estado de salud de Brines ha impedido celebrar la ceremonia del premio

por actores de la Joven Compañía del Centro Dramático Nacional, presentada por el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes. Además, el actor José Sacristán leerá textos de los escritores Miguel Delibes y Antonio Machado y se proyectará una grabación en vídeo en la que el Premio Cervantes 2020 Francisco Brines leerá algunos de sus poemas.

Don Felipe y doña Letizia recorrerán una parte de la Biblioteca Patrimonia­l del Instituto Cervantes, que inauguró el pasado miércoles el director de la institució­n, Luis García Montero, y descubrirá­n una placa conmemorat­iva en el histórico edificio alcalaíno, conocido como Colegio del Rey.

Brines será también el encargado, a través de un vídeo, de iniciar la habitual lectura continuada del Quijote que organiza el Círculo de Bellas Artes, que al igual que el año pasado se hará de forma completame­nte virtual. Distintas autoridade­s, pero también creadores como Rozalén, José María Merino o Rosa Montero, revivirán la magna obra de Cervantes.

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