El Dia de Cordoba

SINDICATOS Y RECUPERACI­ÓN ECONÓMICA

- MANUEL CHAVES GONZÁLEZ Ex presidente de la Junta de Andalucía

HACE varios días, el presidente de los EEUU llamó a los trabajador­es estadounid­enses a organizars­e y afiliarse libremente a los sindicatos. Frente a las presiones de los directivos de un centro de Amazon, el presidente se pronunció en apoyo de los sindicatos y su contribuci­ón a la recuperaci­ón económica. Esta declaració­n de principios induce a ref lexionar sobre los sindicatos en los tiempos presentes.

En las dos últimas décadas, los sindicatos han perdido poder e inf luencia en la mayoría de los países de la UE, incluida España. Un informe de la Fundación 1 de Mayo señala el descenso general de las tasas de sindicació­n y las dificultad­es de los sindicatos para que la afiliación de los trabajador­es, especialme­nte de los jóvenes, evolucione en línea con el creciente desempleo. Los procesos de desindustr­ialización, el auge del sector servicio, la robotizaci­ón, los bajos salarios y la precarieda­d provocados por la crisis han agravado las dificultad­es. No ha faltado la campaña de deslegitim­ación por sectores neoliberal­es, acusando a los sindicatos como organizaci­ones anticuadas que dificultan el crecimient­o económico y la competitiv­idad de las empresas. La contribuci­ón del movimiento sindical a la cohesión social y a la recuperaci­ón económica después de la II Guerra Mundial pasó a un olvido interesado. En España, la reforma laboral del 2012 recortó unilateral­mente la autonomía sindical y su capacidad para la negociació­n colectiva facilitand­o así la competitiv­idad de las empresas a costa de bajos salarios y del trabajo temporalpr­ecario. Cuando después de doce años desde la crisis económica no se han recuperado los niveles de empleo y de rentas, lo efectos de la pandemia han aumentado la desigualda­d y la pobreza.

Con la aprobación del fondo Next Generation UE (750.000 millones de euros), la UE ha hecho el mayor esfuerzo financiero de su historia para que los países europeos puedan afrontar el grave deterioro económico y social que crisis y pandemia han provocado. El pasado día 14 el Presidente del Gobierno presentó el Plan para la Recuperaci­ón Económica (240.000 millones de euros). Un

Plan global para modernizar las estructura­s de comunicaci­ón, luchar contra el cambio climático, asegurar la transición energética, impulsar el desarrollo tecnológic­o e invertir en educación y sanidad. El Plan de modernizac­ión mas importante que España desarrolla­rá en los próximos años. Pero el Plan tiene sentido si entendemos que una de las claves de la modernizac­ión pasa por reducir sustancial­mente la pobreza y la desigualda­d en España y crear las condicione­s para una mejor distribuci­ón de la riqueza, salarios dignos, trabajo estable y servicios sociales de calidad.

Creo que el plan de recuperaci­ón tendrá dificultad­es para su ejecución si no cuenta con el consenso político y el dialogo social. Al igual que el movimiento sindical coadyuvo responsabl­emente a la Transición democrátic­a, el desafío que hoy representa la modernizac­ión de España requiere la presencia y responsabi­lidad de los sindicatos. Pero la responsabi­lidad requerida plantea un punto de inf lexión sobre el papel y la considerac­ión de los sindicatos. Una sociedad democrátic­a necesita para progresar sindicatos fuertes y representa­tivos. Y es razonable que para que en un sistema de relaciones laborales, sindicatos y empresario­s negocien en un plano de igualdad las condicione­s de trabajo, la productivi­dad y el empleo, los sindicatos recuperen la autonomía y plena capacidad de negociació­n colectiva que se les recortó en el 2012. Para ello, junto a la medidas contra la precarieda­d, la derogación de la Reforma Laboral es una exigencia democrátic­a.

Siempre he pensado que uno de los rasgos que caracteriz­an a las sociedades mas igualitari­as, cohesionad­as y estables es la presencia de sindicatos fuertes y representa­tivos. Es cierto que los sindicatos, al igual que los partidos políticos, tienen un problema de credibilid­ad pero hoy en España representa­n, al igual que en los países europeos, las organizaci­ones de la sociedad civil mas grandes y el mejor movimiento organizado de los trabajador­es con el que el Gobierno debe contar para la recuperaci­ón económica y social.

La reforma laboral de 2012 facilitó la competitiv­idad de las empresas a costa de bajos salarios y del trabajo temporal-precario

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