El Dia de Cordoba

Y AHORA LOS ‘ VIEJENIALS’

- JAVIER GONZÁLEZCO­TTA Editor de Revista Mercurio

LA escuela aristotéli­ca defendía que sólo existe una fuerza motriz: el deseo. Quien desea y no actúa engendra la peste, nos dirá William Blake. Uno nota que envejece cuando en silencio se va convirtien­do en un recuerdo. El mundo noticioso y frenético de hoy no nos lo pone fácil y a diario nos deprime con una efeméride o aniversari­o que cae sobre nosotros como a plomo, igual que un fardo. Se cumplen ahora treinta y cinco años de la hecatombe nuclear de Chernóbil. De ponernos mohínos y tristones, podríamos decir que el paso del

tiempo también lo contamina todo como una nube plúmbea de dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio y circonio.

Vamos, en definitiva, para viejos. Nada nuevo. La memoria se va pareciendo a una pared enlucida y el deseo carnal, ay, va menguando como la yesca que ya no prende y se enfría con tristeza. Por eso nos alegra saber que esto último, el fuego erótico, aún es posible para quienes hoy frisamos el medio siglo. No hablamos del uso de nuevos y sofisticad­os afeites, afrodisiac­os, atuendos, artefactos sexuales ni grageas milagrosas. Expresamos ahora nuestro más vivo contento al saber que pronto se celebrará en Sevilla un congreso dedicado al amor y al deseo a partir de los cincuenta. Se reunirán con tal fin psicoanali­stas, comunicado­res, inf luencers,

médicos, coaches y activistas de la mediana edad. El congreso lleva un título largo pero florido: Reenamórat­e de tu vida, primer Congreso On Line sobre el Amor y el Deseo después de los 50 años. Tienen razón los organizado­res en que hay que distinguir entre vejez o ancianidad y ese otro paso silencioso o inadvertid­o que va de la adultez al otoño color ámbar de la madurez. Por eso estos expertos hacen uso de un término que nos ha encantado a quienes arrastramo­s la costra de los cincuenta años. Somos viejenials. La medicina al uso nos recuerda que es saludable practicar el envejecimi­ento activo con el ejercicio físico (andar, pedalear, hacer taichí). Los viejenials podemos aportar otra variante del envejecimi­ento activo, como es el fornicio o la simple combustión del amor y el deseo. Si la una sufre menopausia y el otro andropausi­a, este congreso les hará saber, entre otras cuestiones, qué es la Sexualidad Holística o cómo se puede recuperar suelo pélvico en plena edad otoñal. Hemos conocido también que asistirán dos activistas argentinas de la edad y de la lucha con el “edadismo” y el “viejismo”. Nuestro Baltasar Gracián tenía razón: la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo. ¡Vivan los viejenials!

Baltasar Gracián tenía razón: la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo. ¡Vivan los ‘viejenials’!

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