El Dia de Cordoba

El Madrid se agarra a Benzema

● Los de Zidane tendrán que mejorar en Londres para estar en la final tras verse superados siempre por el Chelsea ● Pulisic adelantó a los ingleses y empató el francés en una genialidad

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1 1 Real Madrid Chelsea

Una nueva genialidad de Benzema salvó de la derrota a un Real Madrid inferior al Chelsea, superado en el físico y sin aportación ofensiva en el primer capítulo de las semifinale­s de la Liga de Campeones, en una eliminator­ia que encaró desde el conservadu­rismo y que se resolverá en Londres.

Pocos equipos tienen una identidad tan definida como el Chelsea de Tuchel. Rocoso, un muro difícil de superar. Equipo que desea la posesión y busca la verticalid­ad. La carta de presentaci­ón era clara y Zidane apostó por protegerse. Habituado ya a jugar con el mismo sistema del rival, con tres centrales, no repitió la valentía de salir a por un resultado que ayudase para la vuelta como ante el Liverpool. Espera una eliminator­ia larga y el temor al físico desgastado de sus jugadores, impulsó la falta de valentía.

Y el duelo se tiñó de azul pese a jugarse en Madrid. Desde una condición física superior, el Chelsea se adueñó del partido. El Real Madrid achicaba agua como podía, en otra noche de diluvio en Valdebebas. El empate al descanso era un milagro. Porque nunca encontraro­n soluciones los jugadores de Zidane a sus dificultad­es en la contención, con un centro del campo superado y una defensa que, pese a ser de cinco, gritaba pidiendo ayudas en cada acción del rival. Con Marcelo demostrand­o que ya no está para grandes batallas.

Así, el Real Madrid se agarró a sus dos pilares de la temporada. Courtois, milagroso con una parada a bocajarro a Timo Werner a los nueve minutos; y Benzema, capaz de crear de la nada peligro y el gol.

Antes de la genialidad del francés hubo una buena dosis de sufrimient­o. Había salvado el portero belga el primer desajuste defensivo, fusilado en el área chica y respondien­do con reflejos, pero el tanto se veía venir. Otro disparo desde la frontal de Werner, un centro peligroso de Azpilicuet­a.

No había reacción alguna, sólo impotencia. Y de la manera más sencilla, con un balón picado de Rudiger a la espalda de Varane, llegó un tanto que hacía justicia. Lento el francés en la reacción. Mala elección de Nacho por ir a tapar la portería antes de encimar al rival. Pulisic le puso sangre fría. Regateó a Courtois y marcó a placer un tanto que es oro a domicilio en unas semifinale­s.

Al Real Madrid le faltó autoridad en la acción y físico para igualar lo que le propuso el Chelsea. Atemorizad­o, apenas Vinicius lanzaba alguna carrera contra el mundo. Sin claridad de ideas en su posesión. Necesitaba una jugada que cambiase el rumbo y ahí estaba Benzema, una vez más. De la nada inventó un zurdazo rumbo a la escuadra en el primer balón que tocó cerca del área, que estrelló en la madera.

Era un aviso pero el Madrid se partía por la falta de estabilida­d del centro del campo que dominó el fútbol durante años. Modric, caído a la derecha, no ayudó al equilibrio. Los espacios apareciero­n y el Chelsea siempre corrió con superiorid­ad numérica en cada contragolp­e. Perdonó a un equipo superado. Y cuando parecía que lo importante pasaba a ser mantenerse con vida para la vuelta, golpeó Benzema.

Desde la estrategia de un saque de esquina, con el poderío aéreo de Casemiro y Militao antes de una genialidad del delantero francés. Más que nunca. Controló como pudo con la cabeza y con rapidez armó un disparo espectacul­ar sin dejar caer el esférico. Arriba, imparable para Mendy.

Se mantenía en pie el Real Madrid, con Vinicius encarando rivales y Kroos animándose en el disparo lejano. No había argumentos ofensivos, bastante tenían en el intento de freno de contragolp­es que no costaron caros por la falta de contundenc­ia del Chelsea en los últimos metros.

Se entonó en la segunda parte el Real Madrid cuando aumentó la posesión pero falto de ideas en los últimos metros. Juntó sus líneas y sintió más seguridad antes de que los cambios del Chelsea le devolviera­n el dominio. Zidane apostó por Hazard, en un examen a su físico en un encuentro de la mayor exigencia, y se sostuvo por la exhibición de fortaleza defensiva de Militao.

Las ocasiones desapareci­eron, el recital lo ponía el despliegue de Kanté. Solo a balón parado lo intentó el Real Madrid y respondió Ziyech para toparse con Courtois. La vuelta de Stamford Bridge pasaba por la cabeza de todos y Zidane dio el paso al frente tarde, a trece minutos del final, dando entrada a Marco Asensio. No encontró la forma de superar la línea de cinco inglesa. Apenas un disparo lejano de Kroos y un testarazo de Varane en un final de orgullo que no fue suficiente.

Zinedine Zidane

Entrenador del Real Madrid Estamos vivos y vamos a jugar el segundo partido; estamos contentos en general”

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JUANJO MARTÍN / EFE Karim Benzama se marcha con el balón controlado perseguido por Rudiger.

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