El Dia de Cordoba

Un ejercicio de

● Ante el Chelsea volvió a salir la proverbial capacidad de superviven­cia, en plena inferiorid­ad, del Real Madrid

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Roberto Morales (Efe)

El Real Madrid demostró una vez más una virtud que le impulsó a ser el dominador de la Copa de Europa, con sus 13 conquistas: su capacidad de superviven­cia en momentos de inferiorid­ad ante sus rivales, un gen competitiv­o especial que rescató en un ejercicio de resistenci­a ante el Chelsea, para mantener la esperanza para la cita de Londres.

En media hora, un equipo superado, borrado del campo por el rival, pudo ver sentenciad­a la eliminator­ia de semifinale­s. Le suele ocurrir al resto de clubes en las grandes citas, pero el Real Madrid resistió una tormenta de la que debe sacar conclusion­es Zinedine Zidane. La primera desde el físico, con una clara inferiorid­ad respecto al Chelsea.

Jugadores al límite de fuerzas en la recta final de la temporada como Casemiro o Vinicius, recién recuperado­s de largas lesiones sin ritmo de competició­n como Dani Carvajal o Eden Hazard. Y dos casos claves que marcan el pulso del equipo, el estado de Toni Kroos y Luka Modric tras un problema muscular y de espalda, respectiva­mente. Ninguno estaba al cien por cien y sufrieron para aguantar el ritmo que le metió al partido un portento físico como Kanté. El Chelsea enseñó al Real Madrid, Tuchel a Zidane, cómo ser vertical y directo en ataque sin perder la seguridad de una defensa de cinco.

El tanto del Chelsea nació desde el error posicional de Varane y su tardía reacción a un pase picado a su espalda. Con tres centrales es imperdonab­le la vulnerabil­idad en una acción tan sencilla, pero la distancia entre ellos era amplia.

Marcelo se olvidó de su espalda y eso provocó que Nacho cayese demasiado a banda. No llegó al corte y el gol de Pulisic puso al Real Madrid ante las cuerdas. Sin el liderazgo de Sergio Ramos, de nuevo en la grada lesionado en un partido clave, el equipo necesitaba referentes. Lo fueron Thibaut Courtois con una parada milagrosa a Timo Werner; el brasileño Militao, el jugador en mejor momento de la defensa y, como no, Karim Benzema.

Rápido, contundent­e en l a marca, fuerte en el juego aéreo, asumiendo responsabi­lidad en inicio de jugada. En cuanto Militao ha encadenado partidos de titular ha dejado un crecimient­o sin techo.

Y en ataque todo pasa por Benzema. Fue el jugador que cambió el rumbo del partido. Inventó de la nada un latigazo a la madera y con una acción repleta de hambre y genialidad, marcó el tanto que mantiene abierta la eliminator­ia. Su partido fue para poner en las escuelas. Los movimiento­s de descarga, las asociacion­es con sus compañeros en gestos repletos de calidad.

En un tipo de partido que provoca que el 9 de un equipo se convierta en una isla, Karim fue el que más brilló con su movilidad. Con su gol se convirtió en el cuarto máximo anotador de la historia de la Liga de Campeones, con 71 dianas.

En Stamford Bridge espera una batalla durísima por un plaza en la gran final. Zidane comprobó la exigencia física, el nivel al que llegar si quiere superar al Chelsea. Para ello se ve obligado a correr el riesgo en Liga con rotaciones. Ante Osasuna realizará numerosos cambios para que sus jugadores importante­s lleguen con las piernas frescas a Londres, donde además necesita refuerzos. El lateral izquierdo reclama la presencia de Mendy y el centro del campo la fuerza que añade al equipo Fede Valverde. Los dos estarán para la gran cita una vez superados un problema muscular, el francés, y el coronaviru­s, el uruguayo.

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JUANJO MARTÍN / EFE Karim Benzema.

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