El Dia de Cordoba

El efecto de la vacuna se deja notar ya en la vida diaria de hospitales y residencia­s

● Los beneficios del medicament­o contra el covid resultan evidentes tras cuatro meses de campaña

- Ángela Alba

Las residencia­s de mayores han sido los lugares en los que el covid-19 ha golpeado con más fuerza. Al acoger a personas de las franjas de edad más vulnerable­s frente a esta enfermedad, han vivido un verdadero infierno en el que solo la suerte los ha salvado de contabiliz­ar bajas. Algo parecido ha ocurrido en las residencia­s de personas con discapacid­ad, en este caso por padecer patologías severas y ser grandes dependient­es. El otro epicentro de la pandemia son los hospitales y centros de salud, donde los profesiona­les sanitarios han sufrido en primera línea el coronaviru­s; han visto sus efectos devastador­es y, a la vez, muchos de ellos se han contagiado.

Por eso, estos tres lugares fueron los primeros en recibir la vacuna contra el SARS-CoV-2 cuando llegó a Córdoba, a finales de diciembre. El proceso de inmunizaci­ón acabó hace meses en ellos –aunque se sigue administra­ndo a las nuevas incorporac­iones– y en este tiempo han comprobado el efecto de la vacuna, un compuesto que recibieron con ilusión porque suponía “el principio del fin”. Los contagios han desapareci­do prácticame­nte y esto ha dado pie a que haya una apertura al exterior y vuelvan las visitas a las residencia­s.

La directora de la residencia de mayores San Juan de la Cruz, María del Carmen Nevado, explica que la relajación de medidas no ha sido total, pero sí es cierto que se han abierto las puertas a visitas y salidas de los residentes, de forma que, en cierta medida, han podido recuperar su vida social. En la actualidad, se pueden ir de vacaciones o un fin de semana con sus familiares y, a su vez, estos pueden acudir de dos en dos a visitarlos al centro. Ahora mismo la normativa establece que estos encuentros pueden ser a diario durante una hora, pero siempre con cita previa.

El ánimo de los mayores ha cambiado en estos meses porque para ellos “era fundamenta­l recuperar el contacto con sus familias, por lo que están más animados”. En la residencia San Juan de la Cruz hay 82 residentes y, de ellos, no se vacunó una mujer que no puede por un problema médico de alergias y otras dos personas cuyas familias no dieron su aprobación. Estos dos casos se comunicaro­n a la Fiscalía de Mayores y una ya se ha inmunizado por orden judicial, mientras que están a la espera de que el juzgado se pronuncie respecto a la segunda.

El día en el que esta residencia recibió las primeras dosis de Pfizer ha pasado a la historia. Fue, junto a la de las Hermanitas de los Ancianos Desamparad­os, ambas en la calle Buen Pastor, el primer sitio de Córdoba al que llegaron. “Las recibimos como agua de mayo, todo el mundo estaba deseando que llegaran porque a pesar de habernos mantenidos libres de covid, siempre hemos tenido mucho miedo y sustos”, dice Nevado. Por eso, la vacuna suponía “esperanza y mucha alegría”.

Según cuenta su directora, en este centro no ha habido casos de coronaviru­s entre los mayores, aunque sí ha habido algún trabajador aislado que no se había contagiado en la residencia y tampoco lo había transmitid­o a ningún compañero ni residente. Esto ha sido gracias al trabajo que han realizado y también a la suerte, porque “la mayoría de residencia­s han trabajado muy bien y desgraciad­amente han tenido contagios”.

Después de tantos meses sin ver a sus familias, los primeros encuentros fueron “muy emocionant­es” y aún hoy siguen siéndolo. “Esta semana ha habido uno entre una señora que no veía a su nieto desde hace mucho tiempo porque como las visitas estaban restringid­as a un familiar, siempre venían los mismos, y cuando lo ha visto se ha vuelto loca”, relata.

El protocolo de todas las residencia­s depende de la Junta de Andalucía, pero cada centro lo adapta a sus necesidade­s. Aunque en el interior estén prácticame­nte todos vacunados, en el exterior la situación es diferente, por eso siguen teniendo “muchísimo cuidado, y encima con las variantes nuevas”.

Con la experienci­a que ha vivido, Nevado anima a la vacunación porque “es la única salida que tenemos, la única protección, porque el virus está ahí y la gente se está muriendo”. Los datos ref lejan el efecto de la vacu

na: “De estar como hemos estado en las residencia­s, sufriendo muchas bajas y contagios, desde que nos hemos vacunado prácticame­nte ha desapareci­do el covid”. “Los resultados están ahí y ninguno hemos tenido efectos secundario­s fuertes; solo una persona faltó al trabajo”, apunta. En definitiva, han vivido “muchísimo miedo” y la inmunizaci­ón ha sido como una liberación.

La residencia de Fepamic, con casi 90 usuarios con discapacid­ad física gravemente afectados, recibió la vacuna el 30 de diciembre, por lo que a finales de enero usuarios y trabajador­es ya estaban inmunizado­s con las dos dosis de Pfizer. Esto supuso un antes y un después en el centro: “para nosotros el cambio ha sido radical”, indica el coordinado­r de la residencia y unidades de día de Fepamic, Alfonso Serrado.

Entre octubre y noviembre tuvieron unos 30 casos positivos de usuarios y otros 30 de trabajador­es, lo que supuso que hasta mediados de diciembre no estuvieran “limpios”. Por suerte, aquí no ha habido ninguna muerte a causa del coronaviru­s, pero “cada vez que aparecía un positivo se generaba alarma y se producían cambios de organizaci­ón”. Por ejemplo, había que aislar a los contagiado­s, de forma que se quedaban 14 días sin salir de una habitación. En este punto, resalta la colaboraci­ón que ha habido con su centro de salud de referencia, el Carlos Castilla del Pino: “Han estado muy pendientes de nosotros y eso ha ayudado”. Este seguimient­o, unido al trabajo que se ha realizado dentro y al “factor suerte” han hecho posible que no haya bajas.

“Desde el momento en el que nos vacunaron no hemos tenido ni un caso”, señala Serrado. Así, se han librado de “la gran incertidum­bre que generaba el tener algún positivo” y, por otra parte, las normas se han podido flexibiliz­ar. En este sentido, desde hace varias semanas “se permiten las salidas, las visitas de los familiares y que los usuarios vayan de paseo con ellos”.

“El cambio ha sido brutal, sobre todo teniendo en cuenta el año que hemos tenido”, apunta el responsabl­e del centro, que incide en que “ha sido muy duro” porque los residentes “se han tirado prácticame­nte un año sin salir y sin ver a sus familiares”. Ha habido pequeños periodos en los que sí se podían recibir visitas, pero los protocolos de la Junta de Andalucía eran muy estrictos. Por ejemplo, cuando cualquier centro registraba un contagio, se cerraban a cal y canto a las salidas y vistas.

Serrado recuerda la llegada de la vacuna a Fepamic con mucha ilusión y tranquilid­ad. “Nadie se planteó no ponérsela, lo tenían todos clarísimo”, manifiesta. Había “muchas ganas porque aquello suponía el principio del fin”.

Desde su experienci­a, “a la gente que pone en duda las vacunas les diría que hagan caso a lo que dicen las autoridade­s sanitarias y no tanto a lo que ven en las redes sociales” porque “lo que yo he vivido es que la vacuna nos ha traído solo cosas positivas”.

SITUACIÓN EN EL REINA SOFÍA

En el hospital de referencia de la provincia, el Reina Sofía, la respuesta a la vacunación por parte de los profesiona­les ha sido “muy positiva”. Sin embargo, aunque la plantilla esté inmunizada, en el centro se siguen manteniend­o los mismos protocolos covid. Lo que sí se ha notado es que los trabajador­es ahora “se sienten más tranquilos, más seguros y más esperanzad­os” porque están viendo la respuesta que hay a nivel de pacientes, explica el coordinado­r del equipo de vacunación del Hospital Reina Sofía, José Rumbao. Están observando que el perfil de las personas que ingresan ahora es distinto al que había previo al comienzo del proceso de vacunación y, a la vez, el número de pacientes vacunados que ingresan es “anecdótico”. La esperanza, por tanto, viene de conocer que “por fin disponemos de una herramient­a eficaz y que está siendo útil para su trabajo”.

Por otra parte, tienen la tranquilid­ad de sentirse protegidos porque “no hay duda sobre la eficacia que están teniendo las vacunas”. “Insistimos mucho desde el equipo de vacunación, Salud Laboral y el Servicio de Medicina Preventiva en que el hecho de estar vacunados no hace que dejemos de tener el resto de medidas preventiva­s como el uso de mascarilla­s y distancia de seguridad, por lo que no puede haber relajación”, apunta, aunque los profesiona­les “están muy conciencia­dos de que deben seguir cumpliendo las medidas dentro y fuera del ámbito laboral.

Rumbao señala que la vacuna ha demostrado que es “eficaz sobre todo en el desarrollo de las formas graves de infección por covid”. No está demostrado aún la falta de transmisió­n, pero “por lo que nosotros estamos viendo, el hecho de estar vacunado hace que tengas mucho menos riesgo de adquirir y transmitir la enfermedad”.

El efecto de este compuesto contra el coronaviru­s se ha ref lejado en el descenso de los casos de contagios y de bajas en el seno del Reina Sofía. La caída ha sido “drástica”, de más del 95% con respecto a las cifras de las últimas semanas de enero. Además, ese 5% que ahora está en seguimient­o son profesiona­les que en su momento no se pudieron vacunar por estar embarazada­s, tener

“Los resultados están ahí y ninguno hemos tenido efectos secundario­s fuertes”, dice Nevado

“No hay duda sobre la eficacia que están teniendo las vacunas”, indica José Rumbao

el virus o haberlo pasado recienteme­nte, por ejemplo. “Por eso seguimos vacunando a esos profesiona­les y a las nuevas contrataci­ones”, señala. Es decir, quedan personas por inmunizar por algún motivo porque “la tasa de rechazo que hemos tenido en nuestro hospital es anecdótica”.

La primera dosis de Pfizer comenzó a inocularse en el Reina Sofía el primer día que llegó a España, el 27 de diciembre de 2020, y “en los momentos previos, cuando llamábamos al profesiona­l ya se notaba esa alegría y cuando venían al punto de vacunación era un ambiente casi de fiesta”.

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1. Alfonso Serrado, en una de las salas de la residencia de Fepamic 2. Mayores de la residencia San Juan de la Cruz, en una actividad. 3. Vacunacion­es en el centro de Fepamic. 4. El coordinado­r del equipo de vacunación del Reina Sofía, José Rumbao. 5. Un enfermero administra una dosis de Pfizer a una usuaria de San Juan de la Cruz. 6. Profesiona­les del Reina Sofía, tras ser vacunadas.
3 1. Alfonso Serrado, en una de las salas de la residencia de Fepamic 2. Mayores de la residencia San Juan de la Cruz, en una actividad. 3. Vacunacion­es en el centro de Fepamic. 4. El coordinado­r del equipo de vacunación del Reina Sofía, José Rumbao. 5. Un enfermero administra una dosis de Pfizer a una usuaria de San Juan de la Cruz. 6. Profesiona­les del Reina Sofía, tras ser vacunadas.
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