El Dia de Cordoba

La cara B del virus en los más pequeños

● Unicef radiografí­a los efectos de la pandemia en la salud mental y la educación de los niños andaluces

- Carlos Rocha

“Quedar con tus amigos o lo que sea, yo no lo hacía mucho porque la verdad es que tenía miedo (…) pero ya empezaba a salir a la calle y la verdad que a veces me daba un poco de agobio porque cuando se podía salir, venga todo el mundo a la calle”. Esta cita podría atribuírse­le casi a cualquiera desde el estallido de la pandemia. Mirando atrás, a los momentos en los que se pensó que la pandemia estaba domada, hubo quien, por desconfian­za, tardó varios días o semanas en comenzar a salir una vez que terminó el confinamie­nto de la pasada primavera. Aunque ese miedo –o esa prudencia– no tiene edad, pertenece a un niño de 14 años de Úbeda. Junto con su testimonio y el de otros seis menores, Unicef Andalucía ha elaborado un informe que arroja luz sobre cómo han pasado los niños y jóvenes este primer año de la pandemia de Covid-19.

El documento revela que los problemas provocados por la brecha digital, el empeoramie­nto de las condicione­s socioeconó­micas o la afectación a la salud mental –como ese miedo a salir de casa– no son exclusivos de los adultos en una situación tan compleja como esta. Es cierto que gran parte de la atención ha ido para los mayores, que son quienes más afectados se han visto por este virus respirator­io, pero el bajo nivel de gravedad que el Covid-19 presenta en niños no significa que la crisis no les afecte en un momento determinan­te para su desarrollo.

“Compañeros míos han tenido que trabajar en espacios pequeños (…) para ellos ha tenido que ser difícil esta cuarentena”, cuenta un niño de Lepe de 12 años para ilustrar una de las problemáti­cas más relevantes del primer año de pandemia. Según el informe de Unicef, el “caos” se apoderó de colegios y familias en los primeros momentos de la pandemia, algo que se agrava si se tiene en cuenta el problema de la brecha digital. Tanto los técnicos municipale­s entrevista­dos como los menores participan­tes aluden a la compra de material tecnológic­o para aquellas familias que no tenían recursos para afrontar la enseñanza on line. La brecha, además, no es sólo económica, sino también de competenci­as digitales. “¿Para qué te doy una tablet si en tu casa no la saben utilizar?”, se pregunta un técnico municipal de Úbeda, que recuerda como en los colegios de la ciudad jiennense se hizo un esfuerzo en “crear un material único para facilitárs­elo y llevárselo a las casa en papel”. En esta materia, el informe de la entidad de la ONU sobre la infancia aboga por garantizar el acceso a la educación on line y, sobre todo, garantizar la apertura de los centros escolares, como ha ocurrido este curso, para atender a los niños.

A pesar de esa apertura, el “caos” del que habla Unicef en su informe desembocó en un aumento del absentismo, tanto presencial cuando se retomaron las clases, ya en septiembre, como virtual en todo momento, ya que en Secundaria la mayoría de centros apostaron por un modelo semipresen­cial que compagina la asistencia a clase con otra parte on line. “Algunos han aprovechad­o el miedo al contagio y no han llevado a los niños al colegio”, relata una técnico de un municipio de Andalucía oriental, mientras que un trabajador del Ayuntamien­to de Marbella reconoce que “muchos chicos no se podían conectar porque no tenían esas herramient­as informátic­as o no tenían facilidad para conectarse con el centro”. Este problema se ha traducido en cifras facilitada­s por la Consejería de Educación en una pregunta de la diputada socialista Beatriz Rubiño y revelan que los protocolos de absentismo abiertos en Andalucía en Primaria y Secundaria se han incrementa­do un 16,5% durante el presente curso 2020-2021. En total, han sumado 55.510 casos entre los meses de septiembre y marzo, si bien el incremento fue muy superior, del 104,7%, en el caso concreto de la Primaria.

A pesar de esos datos, los propios niños tienen buenas palabras para el modelo semipresen­cial.

“No es lo mismo estar en clase una hora entera con el profesor explicándo­te cosas que a lo mejor tú ya las entiendes que verte el vídeo, lo que no entiendes y hacer los deberes a la hora que tú puedas”, cuenta una niña de 15 años de Huércal-Overa, que, no obstante, tiene algunas dudas sobre cómo esa semipresen­cialidad permite evitar contagios de Covid: “Si luego en el recreo ya te puedes juntar con otros, de otras clases incluso, pues no lo entiendo tampoco”. La extrañeza con la que estos menores ven las medidas de control de la pandemia demuestra que las dudas con las restriccio­nes no son sólo cosa de adultos. “A mí me parecen un poco absurdas; se cierran los comercios y los bares a las seis y puedes estar en la calle hasta las diez, entonces, de seis a diez ¿no se transmite el virus?”, expone un niño de Úbeda.

La salud mental de los menores también se ha visto afectada por la pandemia pese a que, como señala una técnica municipal de La Carlota y Fuente Palmera, aunque “se ha mirado mucho otros sectores, los mayores, ahora nos encontramo­s con niños con fobias, niños con miedo, incapaces de salir a la calle, niños que desarrolla­n trastornos”. Por ese motivo, entre las recomendac­iones de Unicef que salen de este informe, destaca la puesta en marcha de una estrategia de salud mental asociada a la atención primaria, aunque también tiene propuestas en materia de participac­ión y de educación con perspectiv­a de género.

Los protocolos de absentismo escolar abiertos han aumentado este curso un 16,5%

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UNICEF Una niña mira su móvil sentada en las escaleras de su casa, durante el confinamie­nto.

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