Albares le planteará hoy a su homóloga francesa la necesidad de retomar el gasoducto Midcat
El ahorro energético se ha convertido en un pilar fundamental de las políticas de la Unión Europea y de sus Estados miembros en el objetivo de reducir la dependencia de los combustibles fósiles de Rusia y garantizar la seguridad de suministro.
Iniciativas de concienciación ciudadana, restricciones en el termostato –sólo en edificios públicos por el momento– y el fomento del transporte sostenible son ahora una herramienta más de los gobiernos para materializar el gran reto de la transición energética.
Planes como el Repower EU de la Comisión Europea o el de ahorro y eficiencia energética de la Administración General del Estado, recién aprobado por el Gobierno, incorporan algunas de estas campañas, enfocadas como una solución a corto plazo ante la crisis de la inf lación y la incertidumbre geopolítica.
Si el coronavirus aceleró el proceso de digitalización, las tensiones de los últimos meses lo están haciendo con la transición energética, para la que las Administraciones están urgiendo la colaboración de una ciudadanía que poco a poco va tomando conciencia.
No obstante, el progresivo encarecimiento de las materias primas y la guerra en Ucrania han devuelto a los gobiernos de los 27 el debate de las interconexiones eléctricas y gasistas, especialmente entre España y Francia, consideradas esenciales para mejorar la solvencia energética de la región.
En ese contexto, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, viaja hoy a París para reunirse con su nueva homóloga francesa, Catherine Colonna, con quien abordará, entre otras cuestiones, las interconexiones energéticas, según informaron fuentes diplomáticas a Europa Press.
El Gobierno defiende la necesidad de retomar la conexión energética con Francia, en particular el proyecto Midcat –el gasoducto que uniría Cataluña y el país vecino–, esgrimiendo la capacidad de regasificación de Gas Natural Licuado de España.
A pesar de los esfuerzos, los expertos coinciden en que son proyectos e inversiones que tienen que llevarse a cabo cuanto antes; sin embargo, los efectos positivos de incrementar la interconexión entre países no se sentirán este invierno.
Como consecuencia de ello, los Estados han planeado fórmulas aparentemente más sencillas para lograr que los ciudadanos, las
Italia ha limitado por ley el uso de calefactores y refrigeradores en los edificios públicos
empresas y las administraciones contribuyan a preparar el almacenamiento de gas para los meses más fríos del año.
Este planteamiento va en línea de las diez recomendaciones de la Agencia Internacional de la Energía, que insta a alentar un “ajuste de los termostatos en los edificios de Europa” con aparatos calefactores o refrigeradores que usen gas.
A tenor de sus cálculos, bajar el termostato de la calefacción “tan sólo” un grado centígrado reduciría la demanda de gas unos 10.000 millones de metros cúbicos al año.
Italia, caracterizado por su fuerte dependencia del gas, ha sido uno de los primeros países vecinos en dar luz verde a este tipo de medidas. A comienzos de mayo, la cámara legislativa aprobó el proyecto de ley presentado por el Gobierno de Mario Draghi que obliga a los edificios y dependencias estatales a limitar la temperatura en su interior –19 ºC en invierno y 27 ºC en verano– hasta el próximo 31 de marzo.
Son unos límites con los que
también cuenta España desde esta semana después de que el Consejo de Ministros presentara un plan de ahorro energético que, a diferencia del italiano, no se marca un horizonte temporal máximo de aplicación.
Además de la temperatura, el texto contempla otros puntos como el refuerzo del teletrabajo y el fomento de instalaciones de autoconsumo, siempre en el marco de la Administración General del Estado y las entidades del sector público estatal. Entre las voluntades del Ejecutivo está la de servirse del “importante papel que el conjunto del sector público debe jugar en la promoción, impulso, difusión y apoyo de la responsabilidad social en el ámbito de las empresas y del resto de organizaciones”.
“Ser más sostenibles significa bajar la temperatura, aunque ello suponga que en invierno tengamos que abrigarnos en casa o que en verano tengamos que refrescarnos de forma alternativa al aire acondicionado”, indica a Efe la presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), Patricia Suárez.