El Reina Sofía atiende a 4.500 pacientes con asma cada año
El tratamiento consiste en el uso de medicamentos llamados aliviadores (broncodilatadores)
El Hospital Universitario Reina Sofía recuerda en el Día Mundial del Asma, que se conmemoró ayer, la importancia del diagnóstico precoz y correcto para poder comenzar un tratamiento adecuado cuanto antes. Así lo apuntan profesionales de los servicios de Neumología y de Alergia, donde llegan los pacientes con asma derivados de otras consultas de especialista o Atención Primaria.
La mitad de los pacientes con asma que llegan cada año al hospital (unos 4.500 en total entre los dos servicios) son atendidos en la sección de Alergia, donde se realiza un diagnóstico alergológico preciso y se indica inmunoterapia según su perfil de sensibilización, junto con la revisión exhaustiva de su tratamiento sintomático. En el caso de Neumología, los especialistas atienden casos con asma grave mal controlado, en los que no se sospeche causa alérgica.
El asma se caracteriza por la aparición de episodios de dificultad respiratoria (crisis o ataques), por obstrucción o estrechamiento de las vías que conducen el aire a los pulmones (bronquios) debido a una inflamación que hace más difícil el paso del aire al respirar. Esto, según señala la alergóloga Berta Ruiz “da lugar a los síntomas y signos clínicos de sospecha de asma, como sibilancias o pitidos al respirar (el más característico), sensación de ahogo, tos (habitualmente seca y persistente) y opresión torácica (sensación de tirantez en el pecho)”.
En esta línea, el neumólogo Antonio Pablo Arenas explica que “estos síntomas son intermitentes, variables en tiempo e intensidad y suelen agravarse durante la noche o al hacer ejercicio”.
Otros factores que pueden desencadenar o empeorar el asma
Está caracterizado por la aparición de episodios de dificultad a hora de respirar
es su aparición como respuesta a determinados estímulos que producen alergia: polen, ácaros del polvo, hongos, epitelios de animales, ciertos alimentos o exposiciones en el medio laboral, etcétera; las infecciones víricas (catarros); sustancias irritantes como el humo del tabaco, la polución ambiental, productos de limpieza, ciertos olores y emociones como la risa, etc. y medicamentos como la aspirina y sus derivados antiinflamatorios.
Se trata de factores que las personas asmáticas deben conocer, ya que es una enfermedad crónica, que puede afectar tanto a niños como a adultos. Según la Organización Mundial de la Salud, la prevalencia ha ido incrementándose y en la actualidad 262 millones la padecen. En España, afecta en torno al 6% de la población adulta, aunque puede aumentar al 14% en algunas zonas. Aunque hay diferentes niveles de gravedad, el tratamiento consiste en el uso de medicamentos llamados aliviadores (broncodilatadores) y, para disminuir la inf lamación y mejorar el asma, hay que tomar de forma continua medicamentos controladores de la inflamación bronquial.