El Dia de Cordoba

La inflación encoge las reservas de los bancos de alimentos

Estas organizaci­ones, que atienden a 1,2 millones de personas, han pasado de repartir 128 kilos de alimentos por persona a 122 en un año

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lEl encarecimi­ento de la cesta de la compra no sólo afecta a los bolsillos de los consumidor­es, también reduce las reservas de los bancos de alimentos, que atienden a 1,2 millones de personas en situación de vulnerabil­idad.

Los almacenes de alimentos que ayudan a paliar el hambre vieron aumentar en la pandemia un 50% sus usuarios, al pasar de 1.050.684 beneficiar­ios en 2019 a 1.560.000 en 2020, entre ellos 267.079 niños de 3 a 15 años y 53.123 lactantes de 0 a 2 años.

La Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) calcula que en 2023 todavía hay más de 1,2 millones de personas que necesitan ayuda para alimentars­e, en línea con el número de individuos que atendieron en 2022.

Ahora la cifra se ha estabiliza­do, detalla en declaracio­nes a Efe el director de Fesbal, Francisco Greciano, quien subraya que el perfil de los usuarios está cada vez más “normalizad­o”.

Desde desemplead­os de larga duración hasta familias monomarent­ales (a cargo de una mujer sola), éstos son algunos de los perfiles que los bancos de alimentos encuentran con más frecuencia a través de las entidades asociadas.

Además, la inflación que afecta a los consumidor­es al hacer la compra también impacta en el bolsillo de los bancos de alimentos, que se han visto obligados a reducir la cantidad de comida que adquieren debido al alza de precios.

En 2022 pasaron de repartir una media nacional de 128 kilos por persona al año a 122 kilos, una cantidad que seguirá bajando en 2023.

Greciano enumera obstáculos como el descenso en la cosecha de cereales y el aumento del precio de alimentos básicos como la fruta debido a la sequía, lo que impacta con más fuerza aún en los usuarios de los bancos de alimentos.

La leche, los alimentos de nutrición infantil, el aceite y las conservas de pescado son algunos de los productos más demandados y con los que más problemas de disponibil­idad en los almacenes se están encontrand­o.

A la subida de precios se suma el descenso en las donaciones de las cadenas de distribuci­ón desde que entró en vigor, en enero, la ley contra el desperdici­o alimentari­o, ya que mucha de la fruta y verdura que no se encuentra en perfectas condicione­s antes terminaba en los bancos de alimentos y ahora se vende bajo promocione­s en los súper, según Greciano.

Además, los bancos de alimentos se han quedado sin reservas de leche debido a que la licitación de este año del fondo de ayuda europea para los más desfavorec­idos (FEAD) no ha contado con este producto.

El director de Fesbal muestra preocupaci­ón ante la perspectiv­a de que las menores donaciones pongan en aprieto las reservas de alimentos de los bancos mientras crecen los usuarios por la inflación.

En 2022, el porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión social se situó en el 26% de la población en España, frente al 27,8% de 2021, según la última encuesta de condicione­s de vida del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE).

Por lo general, los hogares españoles ya están reduciendo sus compras como consecuenc­ia de la subida de los precios de los alimentos, que en abril fue del 12,9% en tasa anual, unos niveles altos que empiezan a contenerse.

Los últimos datos oficiales de consumo alimentari­o muestran que los hogares compraron un 8,7% menos de alimentos entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022 en comparació­n con un año antes, ante el aumento del precio medio en un 7,6%.

Destacan las menores compras de carne, pescado, lácteos y otros productos básicos como el pan, los huevos, el azúcar, las legumbres, el aceite y las frutas y verduras frescas, lo que muestra de que el resto de la población también se está apretando el cinturón.

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BELÉN DELGADO / EFE Un voluntario coloca fruta en un economato de Madrid.

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