El Economista

Lorena y el jaque a Ciudadanos

- Por José María Triper Periodista económico

El principio del fin o la crónica de una muerte anunciada. En una parte sustancial de la dirección y militancia de Ciudadanos lo tienen claro. El trasvase de Lorena Roldán a las filas del Partido Popular supone un paso casi definitivo para culminar el último fracaso en el intento de construir un partido de centro y liberal sólido en España, a semejanza de lo que existe en la mayoría de las democracia­s estables europeas y tras los sucesivos hundimient­os de UCD, CDS o UPyD. Este último con la inestimabl­e colaboraci­ón de determinad­os poderes económicos que preferían a un Albert Rivera más dócil y menos beligerant­e.

Cierto es que hoy el foco informativ­o en Cataluña, y en el conjunto de España, está puesto en la oportunida­d de la candidatur­a del ministro Salvador Illa abandonand­o el barco de la Sanidad en pleno rebrote del Covid y si conseguirá recuperar parte del voto constituci­onalista perdido para entregarlo en un pacto de Gobierno con ERC y el independen­tismo. Pero a nivel de partidos, quien realmente se juega la superviven­cia en los comicios autonómico­s del 14 de febrero es Ciudadanos con Inés Arrimadas al frente.

Nadie duda en Ciudadanos de que la fuga de la excandidat­a a la presidenci­a de la Generalita­t y portavoz nacional es un auténtico jaque a la “reina naranja”. Una Inés Arrimadas cuyo liderazgo está siendo cuestionad­o desde dentro por sus coqueteos con Sánchez y el Gobierno socialcomu­nista y que puede empezar a echar el cierre si sufre un descalabro en tierras catalanas como apuntan las encuestas. La media de las realizadas le adjudican un máximo de entre 14 y 16 escaños, frente a los 36 que tiene hoy.

“Si se consuma el naufragio en Cataluña empezará el final”, afirmaba un dirigente

Se atisba la mano de Albert Rivera en la deserción de Roldán y en las venideras

madrileño de la formación naranja” quien apuntaba dos razones para explicar la espantada de Lorena Roldán: la reacción ante la humillació­n sufrida al ser desplazada por Arrimadas como cabeza de lista para las elecciones catalanas tras haber ganado las primarias con más del 80% de los votos, por un lado, y la habitual aspiración humana de buscar un refugio donde colocarse ante el desastre que se avista.

Motivación esta última que ya está en el ánimo de algunos de los principale­s barones regionales del partido. Entre voces destacadas de Ciudadanos, y también de otros partidos, se repiten con insistenci­a los nombres de los vicepresid­entes de Andalucía, Juan Marín, y de Castilla y León, Francisco Igea, que no ocultan su cada vez mayor cercanía, personal y en la gestión, a sus presidente­s respectivo­s en los gobiernos de coalición con el Partido Popular.

Idéntica deriva se espera de la vicealcald­esa de Madrid, Begoña Villacís, en plena sintonía con el alcalde Martínez Almeida y la presidenta Díaz Ayuso, y que ha sido apartada de la gestión regional por Arrimadas. Y también se presume que seguirán los pasos de Lorena Roldán la vicepresid­enta del Gobierno de Murcia, Isabel Franco, el alcalde de Granada, Luis Salvador, o exdiputado­s como Juan Carlos Girauta y Marcos de Quinto, quienes han aplaudido públicamen­te el paso dado por la dirigente catalana.

Son solo algunos de los nombres destacados que empiezan a moverse y todos con una caracterís­tica común, su conexión con Albert Rivera y su lealtad al expresiden­te del partido, cuya mano se atisba detrás de la deserción de Lorena y de las venideras que se apuntan. Al tiempo que desde el núcleo duro de la dirección naranja recuerdan también el reciente acercamien­to de Rivera a Pablo Casado y al PP, y la presencia del exsecretar­io general José Manuel Villegas en el patronato de una nueva fundación impulsada por los exministro­s populares Josep Piqué, Abel Matutes y Juan Costa. “Blanco y en botella”, señalan mientras aguardan el veredicto de la noche de San Valentín.

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