Asalto al Congreso de EEUU para impedir que Biden sea presidente
El bono bate el 1% tras el triunfo de los demócratas
Los partidarios de Trump protagonizaron ayer un insólito asalto al Congreso para evitar la elección de Joe Biden. El bono americano batió el 1% por primera vez desde marzo tras la victoria demócrata en Georgia.
En la madrugada del martes, el rendimiento del bono americano a 10 años cruzó, por primera vez desde marzo, la barrera del 1%. Lo hizo a medida que los demócratas Raphael Warnock y Jon Ossoff ganaban terreno frente a los senadores republicanos Kelly Loeffler y David Perdue en la segunda vuelta en las elecciones al Senado de Georgia. La razón es que los inversores estiman que un Senado controlado por los demócratas podría facilitar la llegada de más estímulos. Un mayor gasto público podría acelerar la recuperación e impulsar la inflación. Algo que va en línea con las previsiones manejadas por el consenso de mercado recogido por Bloomberg antes incluso de que se atisbara un Capitolio demócrata. Se espera que el interés del bono americano suba tanto este año como el que viene, con la consecuente caída de su precio, que implica pérdidas potenciales del 5,7% hasta 2022.
En concreto, el mercado prevé que su rentabilidad termine este año en el 1,24%, para continuar con su escalada el siguiente, hasta alcanzar el 1,52% (ver gráfico). Este mayor interés exigido provocaría un agujero en el bolsillo del inversor del 1,64% este año y del 4,13% el que viene desde los niveles actuales.
Diez meses atrás, sin embargo, en la sesión del 9 de marzo, la rentabilidad del Treasury a 10 años llegó a caer hasta el 0,318%, dibujando un nuevo mínimo histórico. Aunque, a cierre de mercado, el nivel más bajo al que ha conseguido descender, récord también, se encuentra en el 0,507%. Logró este hito a medida que los inversores huían en busca de refugio en el inicio de la pandemia, que condujo a una venta indiscriminada de bolsa y renta fija, con una salvedad: la de la deuda pública americana, que, además, se vio beneficiada por los estímulos monetarios y fiscales sin precedentes activados en la primera economía del mundo.
De esta forma, y pese a los pronósticos en contra de los bancos de inversión en enero del año pasado, una cartera compuesta por deuda pública americana obtuvo ganancias del 8% en 2020, según los índices de Bloomberg y Barclays. Pero el inversor contó con un aliado extra y fue la ausencia de inflación.
Aunque no se espera que ningún banco central occidental suba el precio oficial del dinero este ejercicio, la diferencia con el anterior es que las expectativas de inflación sí que son más elevadas. Las últimas telegrafiadas por la Reserva Federal, en diciembre, apuntan a que se incrementará del 1,2% al 1,8% este año, para situarse en el 1,9% en 2022. Lo que implica que el inversor no solo perderá dinero por la caída del precio de los bonos, en el caso de que esta vez sí que se cumplan las previsiones, sino que además la inflación se comerá lo poco que se pueda conseguir por repuntes puntuales de los precios.
La mayoría de los informes de los bancos de inversión alertaban ya en sus pronósticos para este año del riesgo asimétrico que se asume al comprar renta fija en el contexto actual, por eso de que el margen para ganar es estrecho mientras que el de perder es amplio. Y no solo de Estados Unidos. El mensaje es aplicable también a Europa, donde los intereses del papel que emiten los estados son, además, más estrechos incluso que en Estados Unidos.
La amenaza de España
En el caso de España, la rentabilidad del bono español a 10 años cotiza en el 0,046%. Pero llegó a entrar en negativo, por primera vez en su historia, a mediados de diciembre, cuando cerró en el -0,021%, al estilo de los países del núcleo de Europa, como Alemania y Francia.
Como sucede en Estados Unidos, el mercado espera que el interés de la deuda pública española crezca en los próximos años: al 0,32% hasta diciembre y hasta el 0,65% en 2022. Y eso, traducido a pérdidas, significa caídas de su precio del 2,5% y del 5,5%, en cada año. O, lo que es lo mismo, implica perder un 8% en los dos próximos ejercicios.
En Alemania, donde la referencia cotiza en negativo, en el -0,52%, no se espera que entre en terreno positivo en este periodo. Pero sí que se acerque a cero, para quedarse en el -0,05 en 2022. De llegar, la caída desde los niveles actuales ascendería al 4,8%.