Cómo debe negociar la ‘City’ con la Unión Europea
Pensamos que todo había terminado. Después de años de disputas, enfrentamientos, abandonos y discusiones, Reino Unido y la UE finalmente llegaron a un acuerdo comercial justo antes de Navidad, solo unos días antes de que comenzara un Brexit duro. Y aún así, justo cuando pensabas que podíamos olvidarnos de las discusiones con Michel Barnier, resulta que los problemas continúan. Las conversaciones comenzarán esta semana entre Reino Unido y la UE sobre un acuerdo para los servicios financieros.
Inevitablemente, habrá mucha presión para hacer concesiones y asegurar el acceso al mercado europeo de los bancos, aseguradoras y gestores de activos británicos. Y sin embargo, deberíamos evitarlo. En realidad, la misma postura dura de “la ausencia de acuerdo es mejor que un mal acuerdo” funcionará bien para la City.
Sin duda fue un alivio para todos los empresarios que se llegara a un acuerdo con la UE en el último momento. Es cierto que comerciar en los términos generales de la OMC no habría sido tan desastroso como algunos de los pronósticos más dramáticos de los anti-Brexit sugerían. Aún así, era mejor evitar el cierre de fronteras. Reino Unido hizo algunas concesiones sobre la pesca, y habrá más burocracia, pero consiguió la mayor parte de lo que quería. Habrá comercio libre de aranceles y cuotas entre la UE y Gran Bretaña, pero estaremos fuera del control legislativo de la UE, y no tendremos que pagar ninguna contribución a su Presupuesto. En general, ese fue un resultado bastante bueno.
Sin embargo, hay una excepción. El acuerdo comercial dejó de lado los servicios financieros. En los próximos meses, los funcionarios británicos tendrán que intentar negociar reglas de “equivalencia” que permitan a las empresas de la City vender sus servicios en toda la UE. Eso es muy importante. Los servicios financieros son una de las mayores industrias de exportación de Reino Unido y una de las más lucrativas. El mercado de la UE ha sido enormemente importante, lo que ha permitido que la City se convierta en el centro financiero dominante de todo el continente. No se puede discutir que perder el acceso a ese mercado sería un gran golpe.
No va a ser fácil llegar a un acuerdo. Muchos países europeos desconfían del rol de Reino Unido en las finanzas. Los franceses, los alemanes, y cada vez más los italianos, quieren una parte de ese negocio. Muchos de ellos estarán preocupados por el hecho de que el principal centro de comercio y deuda del euro esté fuera de su control regulador. Muchos pensarán que deberían hacer la vida tan difícil para Reino Unido como sea posible, no solo porque aumentará las posibilidades de que los bancos se trasladen al continente europeo.
Al mismo tiempo, muchos bancos de la
City, grupos de presión y gestores de activos se desesperarán por asegurar el acceso al Mercado Único, e instarán al Gobierno a hacer las concesiones necesarias para asegurarlo. Oiremos muchas historias de miedo acerca de las enormes pérdidas que la economía de Reino Unido enfrentará si no llega a un acuerdo, lo que abocaría a que nuestra industria financiera quede regulada desde Bruselas para siempre. El problema es que eso sería un gran error. En su lugar, la City debería respaldar a los negociadores de Reino Unido para que sean firmes y estén listos para irse sin un acuerdo si es necesario. Aquí está el porqué.
Primero, la City ya funciona sorprendentemente bien. La UE no es tan poderosa como pretende ser, o como sus más entusiastas partidarios afirman. Es un mercado importante para las empresas financieras británicas, pero también depende de la City para vehicular las grandes cantidades de deuda que los gobiernos y las empresas de la zona euro necesitan emitir cada año. En las negociaciones sobre comercio, tan pronto como el Gobierno británico dejó claro que se iría sin un acuerdo si tenía que hacerlo, la UE estuvo mucho más dispuesta a ceder. Lo mismo ocurrirá con los servicios financieros.
En segundo lugar, hay muchos mercados fuera de la UE donde la City puede crecer. La zona euro representa el 16% de la economía mundial, y con un crecimiento más lento, y un desarrollo acelerado en Asia y África, que cada vez es menor. La City siempre ha funcionado mejor como un centro financiero
Inevitablemente habrá mucha presión para que Londres haga concesiones
El sector financiero británico perderá mucho si se somete a la normativa comunitaria
mundial que como uno meramente nacional o regional. Podría perder cuota en los próximos años frente a París, Fráncfort y Amsterdam. Pero puede compensarlo con creces expandiéndose por el resto del mundo. Como centro offshore, ligeramente regulado, que se extiende a través de las zonas horarias y conecta Europa con el resto del mundo, podría descubrir que puede hacerlo mucho mejor de lo que lo ha hecho nunca dentro de la UE.
Es importante que la City haga bien estas negociaciones. La divergencia en la regulación es tan importante en las finanzas como lo es para otras áreas de la economía. La UE ha estado sepultando a las empresas bajo capas de burocracia y de papeleo, y sofocando la innovación, durante décadas. La City es uno de los sectores más importantes de la economía británica. Lo último que necesitamos es comprometernos con las leyes de la UE hostiles a la inteligencia artificial, a los robots, a los seguros y la banca basados en aplicaciones, y a todas las demás tecnologías que deberían impulsar la industria financiera en la próxima década.
No vale la pena simplemente mantener el acceso abierto a los mercados francés o alemán cuando de todos modos tienen una importancia global decreciente. En realidad, la estrategia de “no hay trato está bien, nos iremos” funcionó en las principales negociaciones comerciales con la UE. Funcionará para la City también, aunque todos necesitarán nervios de acero para afrontar el proceso.