SABER CERRAR LA TRAMA
Hoy en día, no hay muchas actividades incentivadas por el impuesto sobre Sociedades, aparte del I+D y de las producciones artísticas. ¿Y por qué, además de algo tan importante como el I+D, se fomentan las producciones? Podemos pensar que estamos ayudando a un sector que no “volaría” sin ayudas. Pero si hay realmente un producto que atrae a casi todo el mercado es la última serie, película o documental que ha visto. Es un producto que se consume y mucho. Y si se consume, genera negocio. Y si genera negocio, mejor aquí que fuera. En España, antes del Covid, se estimó una generación de más de 4.000 millones de ingresos, y una previsión de casi 20.000 puestos de trabajo.
El pasado mayo se aprobaron unas medidas que mejoraron el incentivo en Territorio Común: una mayor deducción que supondría un mayor ahorro fiscal para quienes invirtieran en cine. En lugar de existir una subvención directa a productores seleccionados, este incentivo se instrumenta para que, primero, sea el productor quien tenga que buscarse inversores para su proyecto convenciéndolos de su buen devenir, y segundo, para que no haya una salida directa de caja de las arcas públicas sino un futuro menor ingreso por parte de dichos inversores. Esa mejora supuso, básicamente, un 5% adicional en las deducciones por invertir en cine. ¿Qué supondrá esto? ¿Una menor recaudación? No. Supondrá que haya más y mejores producciones españolas, y que el territorio atraiga más proyectos extranjeros que efectúen sus inversiones aquí. Más PIB. Más recaudación tributaria.
Esta medida la promulgó el Gobierno y se pudo interpretar que este tipo de ayudas suelen provenir desde un determinado perfil político. Eso, unido siempre a la desconfianza hacia la gran empresa y más si es digital, no ayuda a la buena acogida de este incentivo al sector. Así, se dijo también que Netflix no pagaba impuestos en España. Lógico, si cuando se redactó ese titular solo se habían examinado las cuentas anuales de los primeros meses de establecimiento de la compañía en el país: no
La producción audiovisual es una actividad que genera ingresos y empleo
es que no pagase impuestos, es que no le había dado tiempo a que se devengaran. Podremos comprobarlo estos años, en los que esta empresa y otras plataformas o productoras serán responsables de cuantiosas inversiones aquí, en parte, gracias al incentivo fiscal.
Además de alguna otra modificación reciente, de la mano de los Presupuestos Generales del Estado, ha llegado otra reforma. Esta vez impulsada por fuerzas políticas que no componen el Gobierno. De ningún modo incrementan las ayudas. Pero sí hacen tres cosas. Primero, permiten instrumentar la obtención del incentivo por parte del inversor a través de un préstamo. Segundo, prevén que la deducción tenga un mayor límite sobre su cuota: es decir, que el incentivo será igual, pero se podrá aprovechar más rápido, sencillamente. Y en tercer lugar, se pretende que, una vez certificada la calificación de producción, la Administración Tributaria luego no pueda poner en entredicho la misma. Esto también es una mayor tranquilidad, pero no supone ni un euro más de ayuda.
Y ahora, el Gobierno pregunta a Europa si aspectos del incentivo recién aprobado son ayuda de estado. Hay que matizar que la deducción sí sería ayuda de estado (porque requiere que haya inversión) pero la cuestión está en valorar si es una ayuda de estado compatible con el TFUE. Y esto ha supuesto un revuelo en prensa que no debería haber sido tal. También ha implicado que se hablara de que estos son unos “incentivos récord”. Pero no lo son. No solo podemos ver medidas similares a nivel internacional, sino que además, tenemos comparativos internos que consiguen lo mismo: por ejemplo, Navarra, con su financiación incentivada; o Vizcaya, con la seguridad jurídica que otorga la Hacienda Foral o que su incentivo esté aprobado por Europa.
Este artículo no ambiciona hacer una apología de los productores, de distribuidoras o de ninguna plataforma. Quiere ser apologética de un negocio que crece y genera ingresos y empleo. Cerremos el “guion” que llevamos demasiado tiempo escribiendo, con la inseguridad que da eso. Estamos ante un sector que crece a nivel mundial: erijámonos en la referencia para absorber el negocio. Seamos los más atractivos para rodar. Enarbolemos de nuevo la bandera del arte, como ya hicimos otrora, en nuestro “siglo de oro”.