GIBRALTAR-ESPAÑA: NEGOCIACIÓN SUBCONTRATADA
Ni nos engañemos, ni que no nos engañen. No se ha negociado un pacto entre España y el Reino Unido a ser refrendado posteriormente por la UE. La ambición de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores se ha limitado a lograr lo que califica como un “entendimiento” entre la UE y Reino Unido; o para utilizar el término exacto que encabeza el texto a non-paper, es decir, un “documento oficioso” sin carácter oficial que no compromete a los ponentes.
Por lo tanto, no hay nada atado, solo pretensiones, anhelos. Todo está abierto, todo es negociable excepto lo principal: las negociaciones entre Gibraltar y España se llevarán a cabo en jurisdicciones superiores: UE por parte española y Reino Unido por parte de Gibraltar. Eso y solo eso es lo único incontestable de ese non-paper. Nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores ha subcontratado las negociaciones consiguiendo lo impensable: rebajar nuestro estatus negociador al mismo nivel que Gibraltar. Y aunque es verdad que el eventual acuerdo de la UE y Reino Unido deberá estar sometido al visto bueno español, Bruselas, si vienen mal dadas -como mucho me temo visto los antecedentes- siempre puede servir de coartada a nuestros representantes para salvar la cara.
De lo que si estamos seguros es que a Gibraltar le va literalmente la vida en esta negociación. Gibraltar es, desde que la importancia de su base militar dejó de ser nuclear para su economía, un artilugio, una plataforma, al servicio de media docena de extremadamente competentes y hábiles bufetes de abogados que han sabido gestar y desarrollar un sector financiero offshore que abarca desde servicios bancarios y financieros, domiciliación de fondos de inversión, fintechs a juego online. Y esos poderes, fácticos competentes y curtidos negociadores, van a defender con uñas y dientes una situación de privilegio que les permite disfrutar de una renta per cápita de 92.000 dólares una de las mayores del mundo; y eso ¡oh milagro! desde una roca pelada, árida de 3,5 km2, sin recursos naturales y una población de 30.000 habitantes pero con 80.000 empresas registradas, por mor de un floreciente sector financiero y de juego online que solo es posible gracias a la excepcionalidad de un régimen fiscal y legislativo que les permite obtener ventajas competitivas frente a España. Una economía, en fin, “subvencionada” gracias a un régimen de privilegio fiscal pero dependiente del cordón umbilical de España para su viabilidad y que utiliza esa dependencia en bienes, servicios y trabajadores como su justificación para perpetuar esa situación de excepción.
Sabiendo lo que les venia encima con el Brexit, Gibraltar y Reino Unido previsoramente acordaron otorgarse mutuamente un pasaporte financiero plasmado en el llamado Statutory Instrument 2019/589 por el que se habilita a las entidades financieras de Reino Unido a ofrecer sus servicios a través de Gibraltar sin la necesidad de disponer de oficinas o representantes en la Roca y a las entidades de la Roca operar en igualdad de condiciones en la City. Y por consiguiente todo indica que si no se toman las medidas cautelares oportunas por parte de la UE podríamos acabar con una City virtual con toda su fuerza y panoplia de servicios en la Roca. Y no empezarán desde cero; cuentan ya con la infraestructura de un pujante sector fintech y de una red de comunicaciones de última generación. Y es que en la Roca el más tonto -como dice la frase- hace relojes. En estas negociaciones que se inician, Gibraltar pretende por encima de todos preservar el statu quo anterior; aquel en el que formando parte de la UE, pero fuera de la Unión Aduanera, les permite una libertad legislativa en materia fiscal que les convierte en el lugar idóneo donde grandes fortunas y empresas pueden establecer su residencia fiscal beneficiándose de un régimen en el cual el impuesto por ganancias de capital es cero, no se tributa por patrimonio, royalties ni sucesiones. El impuesto de Sociedades es del 10% y lo que se conoce como passive income, es decir, ingresos derivados de alquileres o de limited partneship y empresas similares tampoco está sujeta a impuestos. El menú de regímenes fiscales de privilegio que ofrece la Roca -y que se escapan a la brevedad de este artículo- hace la boca agua al sufrido contribuyente español; un nuevo Sancho sometido al régimen estricto de aquel dietista Pedro Recio de Mal Agüero -vulgo Hacienda- que nos relata Cervantes.
Pero entre lo que se sabe y lo que se adivina tenemos mas que suficiente para que la opinión pública exija tanto a Madrid como Bruselas estar puntual y transparentemente informada y que se examine detenidamente las implicaciones de dicho “entendimiento”. No vaya a ser que estemos propiciando las bases de una auténtico paraíso fiscal al servicio de la City en nuestro patio trasero de la Costa del Sol, y que una vez consumado el disparate nos acordaremos con nostalgia de los buenos tiempos cuando el contrabando de tabaco propiciado por Gibraltar solo suponía una sangría a las arcas españolas de 1.000 millones en impuestos.
Y debemos también hacer un llamamiento a esta izquierda que con toda justicia y razón dice abominar de los paraísos ? scales, de la evasión de impuestos y del blanqueo de capitales para que no mire a otro lado en estas negociaciones, se haga presente y no se ausente con la excusa de que las cosas de Gibraltar, impedir que se medre desde la excepcionalidad fiscal, es cosa de derechas.
Exteriores ha logrado rebajar nuestro estatus negociador al nivel de la Roca