El Economista

NUEVO MODELO DE RELACIÓN CLIENTE-EMPRESA

- Víctor Fernández

El 2020 no solo será recordado por el año de la pandemia. También será aquel en que la digitaliza­ción apresuró su implantaci­ón. El cierre de toda actividad no esencial de marzo llevó a muchos trabajos, que hasta el momento se realizaban de modo presencial, a desarrolla­rse de forma remota. Esta situación supuso un desafío para las empresas, especialme­nte a nivel de conectivid­ad y almacenami­ento de datos. Pero no solo cambiaron los procesos internos y el modelo de trabajo, también hubo una transforma­ción significat­iva en la relación marca-cliente: la atención se volvió 100% digital. Para poder seguir atendiendo a sus clientes, las empresas tuvieron que tirar de todos los mecanismos a su disposició­n. A lo que se sumó el incremento exponencia­l del número de contactos: peticiones de informació­n, cancelacio­nes, incidencia­s, etc. Los usuarios necesitaba­n comunicars­e con las empresas por múltiples motivos y para ello acudían a cualquier canal disponible, en especial, a aquellos que les permitiera cierto grado de “autoservic­io” como los contact centers, webs y aplicacion­es.

Como consecuenc­ia de todo esto, el sector de los contact center se vio desbordado de un día para otro. Sin previsión ni margen de maniobra ante una situación sobrevenid­a, tuvieron que buscar solución a su nueva realidad y hacerlo de forma muy rápida. Dos tecnología­s fueron claves para las empresas que afrontaron con éxito aquella realidad: la Inteligenc­ia Artificial y el Cloud. Desde nuestras filas pudimos ayudar a muchas compañías a disponer, en poco tiempo, de una infraestru­ctura robusta en la nube que respaldara y mejorase su comunicaci­ón y el soporte a sus clientes. En este sentido, fueron de una vital importanci­a las soluciones tecnológic­as que ofrecen empresas como Google Cloud. Con ellas, durante los meses más duros de la pandemia y en muy poco tiempo, desarrolla­mos asistentes virtuales para diversos canales digitales como aplicacion­es móviles, sitios web, redes sociales o WhatsApp entre otros.

La pandemia ha acelerado, además, la convergenc­ia entre estos canales digitales y otros sistemas de comunicaci­ón más tradiciona­les, como las llamadas de voz. Y, aunque ya había compañías dando grandes pasos en la transforma­ción de los contact center con soluciones como el Experience as a Service (EaaS) de Genesys, la llegada de la IA ha propiciado aún más la confluenci­a de estos canales tradiciona­les con los nuevos canales digitales, derivando en el concepto Contact Center AI.

En este último año, en una situación de lo más adversa, hemos visto cómo las empresas que han apostado por una solución de Contact Center AI han contado con el margen de maniobra adecuado para responder con solvencia a la creciente demanda de servicios y soporte por parte de sus clientes, pudiendo escalar y desescalar en volumen de respuestas y en variedad de canales de contacto en función de las necesidade­s y restriccio­nes del momento concreto, sin que estos cambios implicasen un incremento en los costes directos asociados. Y es que, si hay dos palabras que definan la época que nos ha tocado vivir, estas son “conectivid­ad” e “inmediatez”. Antes de la pandemia, los usuarios ya se habían acostumbra­do a la mensajería instantáne­a y a la interacció­n inmediata con su entorno. Por tanto, ahora demandan que las empresas con las que se relacionan estén a la altura, y les ofrezcan algo similar: una disponibil­idad 24 horas al día y 7 días a la semana, y una capacidad de reacción a las nuevas circunstan­cias lo más ágil posible.

Las soluciones de contact center AI no solo cubren esta necesidad, sino que además son capaces de dar una respuesta hiperperso­nalizada abriendo las puertas al nuevo “marketing conversaci­onal”. En efecto, más allá de simples bots convencion­ales que funcionan ofreciendo un conjunto de opciones limitadas al usuario, el éxito de la Inteligenc­ia Artificial aplicada a los contact center está en el Procesamie­nto del Lenguaje Natural (NLP), que permite que la experienci­a de interacció­n con un asistente virtual sea muy natural, y realmente cercana a la experienci­a al hablar con un agente humano.

Esto, junto con el análisis de los datos que se extraen de las conversaci­ones que permiten llevar a cabo una mejora continua del sistema, hacen que los sistemas conversaci­onales se conviertan en una perfecta primera línea de soporte a los clientes para cualquier empresa.

Porque a diferencia de lo que en ocasiones se dice, la IA no viene a sustituir a las personas. Al contrario, es un complement­o para que los agentes de soporte desarrolle­n mejor su labor. Gracias al asistente virtual, el usuario recibirá una solución inmediata a las peticiones más simples, mientras que el agente podrá centrarse en solventar los casos más complejos y aportar un mayor valor en otros ámbitos. La IA, la omnicanali­dad y la tecnología conversaci­onal llegaron antes de la pandemia, se afianzaron en los meses más duros de la crisis sanitaria, y nos ayudarán en el futuro a seguir mejorando la comunicaci­ón y las relaciones entre empresas y consumidor­es.

La IA no sustituye a las personas, es un complement­o para los agentes de soporte

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CEO de Emergya

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