LA ELÉCTRICA DE COLAU ES MÁS CARA QUE EL RESTO
Barcelona Energía, propiedad del Ayuntamiento de Barcelona, ha sumado solo 3.000 clientes en dos años.
La interconexión eléctrica entre España y Francia a través del Golfo de Vizcaya, valorada en 1.750 millones de euros, acumula ya un retraso de dos años, al detectarse inestabilidad en el fondo marino por el que debía discurrir. Inelfe, la empresa promotora del proyecto, asegura que el problema no supondrá un encarecimiento, pero todavía no cuenta con un trazado definitivo y no cree que pueda poner la infraestructura en operación hasta el año 2027, momento en que proporcionará un ahorro de 400 millones anuales a los consumidores españoles.
Corría noviembre de 2018 cuando Inelfe, la sociedad mixta de Red Eléctrica de España (REE) y la francesa Red de Transporte de Electricidad (RTE), presentaba en Bilbao las claves de la futura interconexión submarina entre Francia y España, llamada a paliar la condición de isla energética de la Península Ibérica, que sólo cuenta con un escaso 3% de capacidad –2.800 MW en los Pirineos–, cuando el objetivo de la UE era de un mínimo del 10% el pasado 2020 y del 15% en 2030.
La nueva interconexión, con 400 kilómetros de longitud y 2.000 MW de capacidad, aumentará los intercambios de electricidad con la UE, reducirá los costes de generación, mejorará la seguridad de suministro, permitirá una mayor penetración de energías renovables y rebajará la factura de la luz de los consumidores españoles en unos 394 millones de euros anuales, según los cálculos divulgados por REE durante la citada presentación.
Por todo eso y porque facilitará alcanzar los objetivos de energía y clima, así como integrar el mercado eléctrico europeo, la interconexión es prioritaria para Madrid, París y Bruselas, que corre con el 33% de los costes –ha otorgado una subvención de 578 millones–, mientras que a España le corresponde el 37% y el restante 30% a Francia.
Pocos días después de la presentación, se publicaron los anuncios de las licitaciones para los equipos y eléctricos y la ejecución de las obras, y en abril de 2019 arrancaron los estudios ambientales en una zona clave: el Cañón de Cap Bretón, que en algunos puntos supera los 3.000 metros de profundidad.
Deslizamiento de tierra Las pruebas geológicas detectaron un reciente deslizamiento de tierra en una zona considerada estable por todos los estudios de las últimas décadas. En consecuencia, RTE y REE decidieron buscar un trazado alternativo y paralizaron las licitaciones para los contratos de diseño y construcción –previstas para mayo de 2019– así, como las tramitaciones administrativas del proyecto en sus respectivos países.
Tras meses de barajar alternativas, Inelfe planteó el pasado septiembre que la conexión esquive totalmente el Cañón, abandonando las aguas, adentrándose puntualmente en tierra firme y sumergiéndose otra vez en el Atlántico. El trazado de este bypass, en el lado francés de la infraestructura, acaba de concluir la fase de consulta pública –el acto final fue el viernes–, tras celebrar encuentros y talleres territoriales, en formato digital y presencial, por la pandemia.
Al detectar el problema, Inelfe descartó sobrecostes, pero el nuevo calendario retrasa dos años la puesta en servicio de la conexión.