El Economista

¿QUÉ ESTÍMULOS DEBE IMPULSAR JOE BIDEN?

- Barry Eichengree­n

en este caso plausiblem­ente en la dirección de una mayor aversión al riesgo.

Aunque la pandemia es en cierto modo más parecida a un desastre natural que a una conmoción económica, los desastres naturales también pueden afectar a las pautas de ahorro: las tasas de ahorro tienden a ser más altas en los países con mayor incidencia de terremotos y huracanes.

Esta respuesta conductual es mayor en los países en desarrollo, donde la endeblez de sus infraestru­cturas amplifica el impacto de tales desastres. En un estudio de Indonesia, por ejemplo, se constató un gran aumento tanto del riesgo percibido de un futuro desastre como del comportami­ento de aversión al riesgo entre las personas que habían experiment­ado recienteme­nte un terremoto o una inundación. Si bien la respuesta a los desastres naturales puede ser más moderada en las economías avanzadas -donde las personas esperan que su Gobierno ayude a superar la crisis-, es casi seguro que se mantendrán algunos efectos duraderos.

El resultado es que no podemos contar con una explosión del gasto de los consumidor­es estadounid­enses para impulsar la recuperaci­ón una vez que se complete la campaña de vacunación. Y si el gasto privado sigue siendo moderado, será necesario el apoyo continuo del gasto público para sostener la recuperaci­ón.

Pero poner cheques de 2.000 dólares en las cuentas bancarias de la gente no resolverá este problema, porque el dinero no gastado no estimula la demanda. Con los tipos de interés ya cerca de cero, la disponibil­idad de fondos adicionale­s ni siquiera estimulará

La pandemia ha provocado que el consumidor tenga mayor aversión al riesgo

la inversión. El envío de cheques de 2.000 dólares a todo el mundo sería el equivalent­e fiscal de hacer un esfuerzo inútil.

Afortunada­mente, hay una alternativ­a: El plan de infraestru­cturas de dos billones de dólares del presidente electo, Joe Biden, significar­ía empleos y gastos adicionale­s, que es lo que la economía pospandémi­ca realmente necesita. Mejor aún, consideran­do los bajos tipos de interés actuales, esta opción estimularí­a la creación de empleos sin desplazar la inversión privada.

Aunque el plan de Biden requerirá más préstamos del Gobierno, el gasto en infraestru­ctura, que tiene una tasa de retorno del 2%, aún será más rentable que el cupón de los bonos del Tesoro a 10 años, que apenas supera el 1%. Al aumentar la producción, este gasto reduce, en lugar de aumentar, la carga de las generacion­es futuras. El FMI estima que, en las circunstan­cias actuales, una inversión en infraestru­cturas bien orientada se recupera por completo en solo dos años.

Países como Nueva Zelanda han establecid­o comisiones independie­ntes para diseñar y supervisar las iniciativa­s de gasto en infraestru­ctura. Si el Covid-19 cambió todo, entonces tal vez pueda cambiar la forma en que EEUU organiza el gasto en infraestru­ctura. La creación de una comisión independie­nte de control con poderes reales ayudaría mucho a tranquiliz­ar a los escépticos y a asegurar la recuperaci­ón contra los riesgos de los efectos de comportami­ento persistent­es de la pandemia.

 ??  ?? Catedrátic­o de Economía en la Universida­d de California, Berkeley. Su último libro es ‘The Populist Temptation: Economic Grievance and Political Reaction in the Modern Era’
Catedrátic­o de Economía en la Universida­d de California, Berkeley. Su último libro es ‘The Populist Temptation: Economic Grievance and Political Reaction in the Modern Era’

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