Soria creó el PVPC que somete a los clientes a la volatilidad diaria del precio de mercado
El fin de la ola de frío comienza a dar un respiro a los precios de la electricidad y hoy se pagará a 76,47 euros/MWh, un precio elevado pero que comienza a situarse en línea con la de otros países europeos. Durante los primeros quince días de enero, el mercado mayorista ha experimentado una situación coyuntural de crisis provocada por la escasez de gas, los precios de los derechos de emisión y el fuerte tirón del consumo, que ha llevado el coste de electricidad hasta su máximo histórico de 94,99 euros/ MWh. La situación, no obstante, puede darse la vuelta en las próximas semanas y que asistamos en nuestro país a algunos de los precios más baratos de Europa. De hecho, el año 2020 registró uno de los niveles más bajos para la electricidad y ahí, aunque pueda resultar polémico decirlo, no nos preguntábamos que rentabilidad obtenían las centrales de gas o las propias plantas nucleares, simplemente aplicaba la ley de la oferta y la demanda y para ello cuentan las eléctricas con las necesarias coberturas financieras. Si atendemos a las cotizaciones de la electricidad en el mercado de futuros para febrero, los precios para el mercado español (53,8 euros/MWh) se sitúan en el mismo nivel que los de Alemania (52,9 euros/MWh) y por debajo de países como Reino Unido (79,4 euros/MWh), Italia (63 euros/MWh) o Francia (62,2 euros/MWh). Veremos finalmente qué pasa. España cuenta con un sistema de tarifas reguladas único en Europa que se debe al exministro de Industria José Manuel Soria. Alrededor de 11 millones de consumidores están en el PVPC y cerca de 17 millones en una tarifa en el mercado libre. Es decir, solo 11 millones de usuarios verán rápidamente la repercusión de estos precios en el recibo, mientras que para los otros dependerá de la evolución del resto del año para que sus compañías decidan cómo trasladan en su ofertas esta situación del mercado. En diciembre de 2013, el ministro Soria anuló la llamada subasta Cesur que era referencia para fijar los precios de las tarifas de último recurso por la fuerte subida que se había registrado. Con aquella operación, el Gobierno del PP eliminaba de un plumazo el ‘seguro’ que se contrataba con ‘traders’ financieros para evitar la volatilidad después de haber analizado que dicho sistema resultaba prácticamente siempre más caro que el mercado mayorista. En marzo de 2014, Soria creó el PVPC, que está referenciado al mercado ‘spot’, y que provoca que los clientes que están en la tarifa regulada estén sujetos a la volatilidad diaria del precio, pagando las consecuencias de subidas extraordinarias o beneficiándose de las bajadas del mismo como ha sucedido durante el año 2020. La situación, no obstante, se vuelve complicada. Las eléctricas y la propia Comisión Europea piden que la tarifa regulada se reduzca al máximo posible y quede únicamente como un resorte para los clientes con mayores necesidades económicas pero la importancia del recibo de la luz en el IPC hace que los distintos gobiernos no quieran soltar este instrumento y dejarlo en manos de las eléctricas y las más de 300 comercializadoras que ya compiten en nuestro país. La configuración del ‘PVPC español’ no existe en otros países pero ha demostrado que es un arma difícil de vencer para las comercializadoras. Soria, que también fue el padre a través de la Ley 15/2012 del impuesto a la generación eléctrica del 7% (inexistente en países de nuestro entorno), sumó a esta volatilidad una medida que encarece el coste de la electricidad a los consumidores y que ha demostrado no solucionar el problema del déficit de tarifa. Su eliminación, no obstante, tampoco demostró que abaratara el recibo cuando Teresa Ribera decidió suprimirlo durante seis meses. ¿Debería desaparecer entonces la tarifa regulada? Pues probablemente sí siempre que la vigilancia del mercado funcione correctamente.