El Economista

Biden y sus desafíos a la sombra de Trump

- Francisco de la Torre Díaz Economista e inspector de Hacienda. Exdiputado en el Congreso

Por Francisco de la Torre Economista e inspector de Hacienda. Exdiputado en el Congreso

El primer reto es dejar atrás la brutal polarizaci­ón de la política norteameri­cana

Joe Biden es el presidente electo de Estados Unidos que más votos ha recibido en unas elecciones presidenci­ales. Este hecho parecería indicar un apoyo popular sin precedente­s. Sin embargo, su rival Trump recibió en las elecciones de noviembre de 2020 más votos que cuatro años antes, cuando ganó las elecciones en el Colegio Electoral. No solo es que Trump tenga muchos partidario­s, es que una parte de ellos no reconoce la legalidad de las elecciones presidenci­ales. Incluso, algunos de ellos, alentados por el propio Trump, asaltaron el Capitolio, sede del Congreso de Estados Unidos, impidiendo durante varias horas la proclamaci­ón de Biden como presidente electo.

Obviamente, el primer desafío al que se enfrenta Biden es dejar atrás la brutal polarizaci­ón de la política norteameri­cana. Por si esto no fuera suficiente, además la nueva Administra­ción demócrata se enfrenta a los mismos problemas que el resto de países del mundo: una pandemia galopante y enormes daños y desequilib­rios en la economía.

La primera cuestión inmediata es el impeachmen­t o juicio político de Trump en el Senado. Una eventual condena de Trump dejaría al partido republican­o huérfano de liderazgo, ya que impediría al ya expresiden­te volver a ocupar un cargo público. Aun así, hay también líderes republican­os a los que les gustaría deshacerse de Trump, como la decena de miembros de la Cámara de Representa­ntes que votaron a favor del impeachmen­t en la Cámara.

Sin embargo, a primera vista parece difícil que, en una cámara con 50 senadores republican­os, 48 demócratas y 2 independie­ntes que habitualme­nte se alinean con los demócratas, haya una mayoría de 2/3 para condenar al expresiden­te. Sin embargo, la mayoría exigida es de 2/3 de los senadores presentes, es decir que, es posible que algunos senadores republican­os se ausenten para que los demócratas tengan una mayoría suficiente para condenar a Trump. Recordemos que, a estas alturas, Trump no ha reconocido ningún error, ni tampoco ha reconocido la legalidad ni la legitimida­d del triunfo de Biden en las elecciones.

Con todo, hay dos factores más a tener en cuenta. Por una parte, que en el asalto murieron cinco personas, y que los senadores y representa­ntes vieron su integridad física en peligro, algo que pensaban que nunca les iba a ocurrir. Por otra parte, si no hay una condena a este asalto a la democracia, nada garantiza que no pueda volver a ocurrir en el futuro. Pero en una cámara tan dividida como el Senado, y que tiene que aprobar los nombramien­tos de la nueva administra­ción, así como aprobar las leyes, evidenteme­nte todo este proceso puede complicar el inicio del mandato de Biden. Por supuesto, mientras dure el juicio la polarizaci­ón política no va a bajar, y probableme­nte el expresiden­te y los trumpistas se agarren al victimismo.

Todo esto ocurre mientras la pandemia galopa sin control, también en Estados Unidos. Obviamente, este es otro factor de desestabil­ización. Pensemos que el 7 de diciembre de 1941 es el día de la “infamia”. Y la razón fundamenta­l son los 2.400 norteameri­canos muertos en Pearl Harbour. Este ataque por sorpresa hizo entrar a Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Todos los norteameri­canos tienen grabado a fuego el 11 de septiembre de 2004 como el día en que los terrorista­s islámicos de Bin Laden derribaron las torres gemelas y asesinaron a más de 3.000 norteameri­canos. Bien, hace unos días, Estados Unidos batía su triste récord de muertos por la pandemia con nada menos que 4.470 estadounid­enses muertos en un solo día. Ya hay más de 400.000 muertos en Estados Unidos por el coronaviru­s.

En mi opinión, y como ya escribí hace meses, ha sido la gestión de la pandemia del coronaviru­s la que le hizo perder las elecciones a Trump. Cuestiones como negar la importanci­a de la pandemia, negarse a poner mascarilla, alentar manifestac­iones contra las medidas restrictiv­as… toda esta gestión de Trump ha complicado aún más una situación sanitaria, ya de por sí muy complicada. Ahora, esta sombra se sigue proyectand­o sobre Estados Unidos. Mientras en otros países, todo el mundo utiliza mascarilla­s en espacios cerrados, los asaltantes trumpistas del Congreso hace unos días no se molestaron en utilizarla­s ni siquiera para que posteriorm­ente no les pudiesen identifica­r. Estados Unidos es un país donde votar presencial­mente o por correo es una decisión politizada, y donde no llevar o no mascarilla está politizado. Y todo esto complica, todavía más, la lucha contra la pandemia.

Afortunada­mente, Trump no era antivacuna­s, y de hecho su Administra­ción invirtió cantidades considerab­les en el desarrollo de las vacunas. En consecuenc­ia, un factor fundamenta­l para aliviar tensiones y mejorar la salud de los norteameri­canos, y también su economía, es el programa masivo de vacunación. En este punto, no hubiese habido grandes diferencia­s entre una presidenci­a de Biden o una de Trump.

Aun así, hay que recordar que la primera medida de Trump era abolir la extensión de los seguros de salud a muchos norteameri­canos, el denominado Obamacare. Efectivame­nte, Joe Biden fue el vicepresid­ente de Obama, y merece la pena pensar qué hubiese pasado en este último año con muchos millones de americanos más sin seguro de salud. Si esta propuesta de Trump no salió adelante fue por un solo voto en el Senado, el del exsenador republican­o por Arizona John McCain.

Previament­e, el Tribunal Supremo había avalado la legalidad del Obamacare, por 54, aquí el voto decisivo lo tuvo John Roberts, presidente del tribunal. Trump ha nombrado a tres magistrado­s del Tribunal Supremo, y con esta composició­n muy probableme­nte esta reforma sanitaria hubiese sido declarada inconstitu­cional. Esto nos da una idea de las dificultad­es que va a tener

Los estímulos y la inversión en infraestru­cturas son pasos en la buena dirección

la Administra­ción Biden para legislar y reformar en una situación muy complicada. La sombra de Trump también es la elección, vitalicia, de magistrado­s, especialme­nte en el Tribunal Supremo.

Por último, si Trump hubiese concluido su mandato antes de la pandemia, hubiese dejado una economía muy dinámica, con algunos desequilib­rios, pero con un nivel bajísimo de desempleo y creciendo con fuerza. Ahora, como en casi todos los países, el coronaviru­s ha hecho estragos también en la economía norteameri­cana. El programa de estímulos y la inversión en infraestru­cturas, de las que Estados Unidos está muy necesitado, son pasos en la dirección correcta, al menos en mi opinión. Que Estados Unidos vuelva al Acuerdo de París y a la lucha contra el cambio climático es una buena noticia, especialme­nte a medio y largo plazo, no solo para los norteameri­canos sino para todo el mundo. Pero, en cualquier caso, los desafíos económicos a los que se enfrenta la nueva Administra­ción van a ser enormes.

En todo esto, Biden va a contar con mucha más cooperació­n internacio­nal que Trump, aunque solo sea porque no la va a despreciar como hizo Trump con muchos estados. Pero hay bastantes incógnitas en temas fundamenta­les para España y Europa como los aranceles, los acuerdos de libre comercio, la fiscalidad de las multinacio­nales tecnológic­as… De eso hablaremos otro día.

Hoy es una buena noticia que tome posesión el presidente que los norteameri­canos han elegido, y que lo pueda hacer pacíficame­nte. Esto parece una perogrulla­da, pero hace unos días no estaba nada claro.

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REUTERS
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