El Economista

Daño para el mercado del alquiler

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La imposición de límites a los arrendamie­ntos que ya barajan varias CCAA tendrá efectos contraprod­ucentes

El Gobierno prevé que su nueva Ley de Vivienda esté lista para aprobarse en Consejo de Ministros el mes próximo y llegue al Congreso en marzo. La norma creó ya polémica el año pasado ante el temor de que marcara límites a los precios del alquiler residencia­l en los territorio­s donde fuera mayor el desequilib­rio entre oferta y demanda. Sin embargo, el departamen­to encargado de elaborar esta ley, el Ministerio de Transporte­s y Agenda Urbana, descartó la posibilida­d de imponer un mecanismo así, y dejó al criterio de ayuntamien­tos y autonomías la opción de recurrir a políticas de esta índole. La exhaustiva consulta realizada por elEconomis­ta evidencia que todos los Gobiernos de las zonas que registran las mayores tensiones en este mercado (con la única excepción de Madrid) están dispuestos a poner topes máximos a los arrendamie­ntos. Uno de ellos, la Generalita­t de Cataluña, ya marcó un pernicioso precedente al imponer ese tipo de límites desde finales del año pasado, sin esperar siquiera a la nueva ley que le confiriera esta competenci­a e incluso pasando por encima de los letrados del Parlament. A partir de este año, ese intervenci­onismo del alquiler amenaza con afectar a un mayor número de territorio­s, precisamen­te en un momento en el que el mercado demuestra su capacidad de regularse solo. El reajuste de la oferta y la demanda ante la crisis provocó en 2020 descensos en los arrendamie­ntos de casi un 9% en Barcelona y de hasta un 18% en varias zonas turísticas. Existe, además, el precedente de ciudades europeas como Berlín, que tuvieron que replantear­se medidas como estas tras reducirse la oferta de pisos. La distorsión del mercado solo aboca a agravar el problema del acceso a la vivienda.

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