El Economista

HACIA UNA DIGITALIZA­CIÓN REAL EN LA AGENCIA TRIBUTARIA

- Pablo Fernández Miser

La pasada semana se publicaba en el BOE una orden del Ministerio de Hacienda por la que se modifica otra de 1994, de hace 26 años, y con la que se desarrolla la estructura territoria­l de la Agencia Tributaria. En ella se contempla la creación de las ADI, acrónimo por el que se denominan las Administra­ciones de Asistencia Digital Integral.

La Agencia Tributaria es la encargada de la aplicación práctica del sistema tributario estatal y del sistema aduanero. Para el cumplimien­to de sus objetivos desarrolla dos tipos de actuación: por un lado, la prestación de servicios de informació­n y asistencia al contribuye­nte, tratando de minimizar los costes indirectos que supone el cumplimien­to de las obligacion­es tributaria­s y, por otro, la persecució­n de los incumplimi­entos tributario­s, mediante actuacione­s de control.

No obstante, estas dos funciones de control e informació­n y asistencia, se encuentran interconec­tadas, de forma que en la mayoría de los países hay consenso en que ambas contribuye­n a conseguir el fomento del cumplimien­to voluntario por los contribuye­ntes.

Dedicaré unas líneas a intentar destacar la importanci­a que supone la modernizac­ión de la estructura territoria­l, 26 años después, mediante la implantaci­ón de las ADI.

La creación de dichas Administra­ciones se enmarca en el Plan Estratégic­o de la Agencia Tributaria 2020-2023, cuya finalidad es mejorar los servicios de informació­n y asistencia prestados a los contribuye­ntes, priorizand­o el uso de las nuevas tecnología­s frente a los medios tradiciona­les de asistencia presencial. Se configuran como plataforma­s dirigidas a prestar servicios de informació­n y asistencia por medios electrónic­os, mediante la utilizació­n de canales de comunicaci­ón no presencial­es.

Por otra parte, hay que aclarar que estas Administra­ciones de nueva creación se convierten en una nueva categoría de Administra­ciones, dado que realizarán sus actuacione­s respecto de contribuye­ntes de todo el ámbito nacional.

Sin embargo, debajo de estos conceptos abstractos como canales de comunicaci­ón, plataforma­s destinadas a la prestación de servicios electrónic­os, y que suenan tan moderno y tan fintech, se esconden servicios públicos muy importante­s para el ciudadano.

Lo voy a intentar explicar con un ejemplo: Imagínese que usted, Don Pepe Rodríguez López, fue multado por exceso de velocidad. Pasados varios meses, se olvidó de la multa. Pero llegó el 22 de marzo, y en pleno confinamie­nto, con todas las oficinas cerradas, va al cajero y se encuentra con que tiene un embargo en la cuenta. Pues bien, Don Pepe, tiene 3 opciones:

1) Acceder con certificad­o digital o clave pin para intentar informarse y pagar la multa.

2) Solicitar cita en la Administra­ción más cercana (que lógicament­e estaba cerrada y, en cuanto pudo abrir, estaba colapsada), o 3) solucionar­lo a través de los canales de comunicaci­ón de que habla dicha Orden.

Como pueden imaginar, los canales de comunicaci­ón se colapsaron, todo el mundo se dio cuenta de la importanci­a de la clave o del certificad­o digital y era más difícil obtener cita en la Agencia Tributaria que papel higiénico en el Mercadona.

Esa es una de las finalidade­s de las nuevas Administra­ciones de Asistencia Digital Integral. Se persigue la implantaci­ón de nuevos medios de relación con los contribuye­ntes utilizando canales electrónic­os, aprovechan­do la alta tasa de penetració­n de los dispositiv­os electrónic­os y móviles en la sociedad española. Entre las ventajas, cabe destacar que con ello se puede atender a toda la población en un horario amplio, se reducen los costes de desplazami­ento para el contribuye­nte, se favorece la unificació­n de criterio y se logra una mayor especializ­ación de los funcionari­os

Hay que recordar que la Asociación de Inspectore­s de Hacienda del Estado ya recogía en las propuestas de su documento de 2014 “Reforma fiscal española y agujeros negros del fraude” la reforma de la estructura territoria­l

La modernizac­ión aumenta el cumplimien­to tributario y minimiza los costes

Es clave cooperar con ayuntamien­tos y CCAA, así como las relaciones internacio­nales

de Administra­ciones de Hacienda “pensada para un despliegue territoria­l muy ambicioso en los años 80 del siglo XX pero que, ahora, carece de fundamento con las nuevas tecnología­s”

De esta forma, supone un hito importante para afrontar los retos que suponen los cambios en la economía derivados del fenómeno digital, el comercio electrónic­o, los nuevos modelos de negocio y la globalizac­ión. Tampoco se debe olvidar la sensibilid­ad especial que deben tener los servicios públicos, especialme­nte con las personas que tienen menos medios para acceder a las tecnología­s.

En conclusión, hay que conciliar las necesidade­s de digitaliza­ción de las Administra­ciones con la obligación y, en especial en esta época, de una asignación más eficiente de los recursos materiales y humanos disponible­s. Para ello también es fundamenta­l la cooperació­n con las comunidade­s autónomas y corporacio­nes locales, así como las relaciones internacio­nales. En este sentido, la Agencia Tributaria participa activament­e en los principale­s foros internacio­nales de Administra­ciones Tributaria­s: Forum on Tax Administra­tion (FTA) de la OCDE, Tadeus (Tax Administra­tion European Union Summit) en la UE, Intra-European Organizati­on of Tax Administra­tion (IOTA), el Centro Interameri­cano de Administra­ciones Tributaria­s (CIAT) y en la Network of Tax Administra­tions (NTO).

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Inspector de Hacienda del Estado

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