Biden alarga el proteccionismo con la compra de productos americanos
Europa avisa que peleará por mercados de contrataciones públicas abiertas
Las primeras decisiones del presidente de EEUU, Joe Biden, han alimentado la esperanza de los europeos en asuntos como el clima o la lucha contra la pandemia. Pero algunas también corren el riesgo de convertirse en terreno para la batalla, como su Buy America.
El presidente estadounidense firmó este lunes una orden ejecutiva que instruye al Gobierno federal a gastar más de 600.000 millones de dólares de su Presupuesto en compras en productos fabricados en el país, cumpliendo así con una de las promesas de su campaña para impulsar la economía.
El decreto ordena al Consejo Federal Regulador de Adquisiciones, que supervisa la política de compras del Gobierno, a renovar su definición de lo que significa que un producto sea considerado como “Made in the USA”. De esta forma está previsto que se aumente el porcentaje de componentes necesarios para que un producto pueda optar al programa Buy American (o Compra Americano).
El decreto también tiene como objetivo eliminar las exenciones que permiten a los organismos federales eludir las normas de dicho programa. Por ejemplo, se asignará un nuevo funcionario de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca (OMB, por sus siglas en inglés) para supervisar todas las exenciones.
Las solicitudes de exención también se harán públicas en una web dando así una mayor oportunidad a las empresas patrias que quieran competir por los contratos que las agencias federales quieran adjudicar a sus competidores extranjeros. Esta medida ha generado malestar entre algunas industrias estadounidenses y amenaza con tensar las relaciones entre Washington y sus socios comerciales. Múltiples compañías patrias han advertido a la Administración Biden que los cambios en sus cadenas de suministro en el extranjero llevarán tiempo y, en algunos casos, las fábricas no se pueden trasladar fácilmente de vuelta a EEUU.
Por su parte, otros países pueden considerar el decreto de Biden como la continuidad de las políticas proteccionistas del expresidente Donald Trump.
En Europa, de momento, optan por contener su respuesta y continuar con la luna de miel con la nueva Administración. Al ser preguntado sobre el “Buy American”, el vicepresidente de la Comisión y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, indicó ayer que la Comisión está analizando la orden ejecutiva, sin querer entrar en detalles.
Eso sí, Dombrovskis recordó que la UE “trabaja para que haya mercados abiertos de contrataciones en todo el mundo”. El letón además recordó que la UE está acelerando la creación de un instrumento de licitaciones públicas, que penalizaría a aquellos socios comerciales que no abran sus puertas a las empresas europeas de la misma manera que la UE las abre a sus compañías.
El presidente firma un gasto de 600.000 millones en productos estadounideneses
Dombrovskis evitó marcar a Washington como potencial objetivo del nuevo instrumento, y tan solo subrayó que se trata de un mecanismo para asegurar la reciprocidad en este terreno.
Este instrumento comunitario sin embargo lleva tiempo atascado en la mesa de los Estados miembros, debido a las diferencias entre los gobiernos más abiertos comercialmente, como Holanda, y aquellos con un carácter más proteccionista como Francia.
El acceso a las contrataciones públicas es siempre una de las prioridades para los europeos en sus negociaciones comerciales. Por eso, el paso dado por Biden, que ya se conocía desde su campaña, no habrá sentado bien dentro del Ejecutivo comunitario, aunque la Comisión prefiere de momento guardar las formas. Este asunto se sumará a los numerosos frentes que ya se amontonan en el apartado comercial entre la nueva Casa Blanca y la UE. La prioridad para los europeos es encontrar una solución a los aranceles que cada lado aprobó en el contexto de la disputa por los subsidios dados a Boeing y Airbus. Además, Europa también quiere terminar con los aranceles que Trump impuso al acero y al aluminio.