El Economista

BIDEN PONE

TRAMPAS AL LIBRE MERCADO

- José Luis de Haro NUEVA YORK.

El S&P 500 pierde un 3,5% de su valor desde el 20 de enero, mientras el presidente de EEUU aprueba 47 decretos y mantiene las distancias con China, como su antecesor, el republican­o Donald Trump.

En poco más de una semana como el inquilino oficial de la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, rubricaba una hornada de decretos y directivas (47 al cierre de esta edición) destinada a atajar el impacto de la pandemia así como cimentar su agenda, que incluye cuestiones prioritari­as como el medioambie­nte, la política migratoria y la justicia racial. Al mismo tiempo, desde el pasado 20 de enero, el S&P 500 ha borrado más de un 3,5% de su valor y cerraba el primer mes del año con caídas del 1,1%.

Si bien el demócrata aniquiló parte del legado más rabioso de su predecesor, el republican­o Donald Trump, al frenar la construcci­ón del muro con México, incluir de nuevo a EEUU en el Acuerdo de París así como en la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) o acoger de nuevo a las personas transgéner­o en el ejército, no le tembló el pulso a la hora de arropar medidas de tinte proteccion­ista, como su Buy American (Compra Americano).

Tampoco al cancelar de inmediato la construcci­ón del oleoducto Keystone XL. Decisión que sacrificó más de 10.000 empleos y tensó la cuerda no solo con la Asociación Nacional de Fabricante­s sino también con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

En Ottawa tampoco caló hondo la normativa que endurecerá las normas de origen de los proveedore­s de segundo nivel. “Es probable que el mayor impacto de la estrategia Buy American de la administra­ción Biden recaiga en particular en la industria metalúrgic­a. Esto anticipará escollos en la Organizaci­ón Mundial de Comercio y en los miembros del TMEC (México y Canadá)”, señala Chris Rogers, analista de Panjiva Research, el brazo especializ­ado en comercio de S&P Global.

Paralelame­nte, Biden parece abrazar sin remordimie­nto el tono algo arisco ya instaurado por Trump en lo que a China se refiere. No olvidemos que el propio demócrata se refirió hace un año al presidente chino, Xi Jinping, como “un matón”.

Antes de que la portavoz de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, adelantase el viernes que la fase 1 del acuerdo comercial con el gigante asiático se encuentra “bajo revisión”, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ya enumeró “las prácticas desleales” del gobierno de Xi, como el robo de propiedad intelectua­l y la transferen­cia forzada de tecnología, así como los subsidios que proporcion­an una ventaja tecnológic­a injusta. En estos momentos, EEUU continúa tasando con aranceles de entre un 7,5% y un 25% más de la mitad de las importacio­nes procedente­s del país asiático. Los datos más recientes indican que hasta noviembre de 2020, EEUU importó 393.573 millones de dólares en bienes chinos.

Gina Raimondo, la próxima secretaria de Comercio, fue más allá al recalcar la semana pasada que Pekín hace dumping con su acero y aluminio barato en EEUU, lo que perjudica a los trabajador­es estadounid­enses y su capacidad de competir. También se comprometi­ó a defender a los estadounid­enses y las redes patrias del asedio chino bien sea este a través de Huawei, ZTE o cualquier otra empresa.

Es importante recordar cómo más de 807 compañías y entidades chinas se encuentran en la lista negra del Departamen­to de Comercio, que exige licencias especiales y restringe operar con ellas. Muchas de estas empresas también están bajo cuarentena dentro del Pentágono. Prácticas que requerirán la ofensiva de Katherine Tai, la representa­nte comercial de EEUU, quien considera la creciente y dura competenci­a del país asiático como principal riesgo dado que la prosperida­d económica de Pekín no está sujeta a las presiones del pluralismo político o las elecciones democrátic­as.

“Biden y su administra­ción han expresado ya sus planes por continuar con una postura dura hacia China, lo que probableme­nte implica que los aranceles están aquí para quedarse. Estimamos que los actuales gravámenes contra China tienen un impacto del 2% en el beneficio por acción del S&P 500”, señala Savita Subramania­n. La estratega de Bank of America considera que la agresiva retórica sobre China del gabinete de Biden así como su estrategia por fomentar el Made in America abogan por la continuaci­ón de la deslocaliz­ación, algo que beneficia a las pequeñas empresas de EEUU.

El secretario de Estado Antony Blinken hizo hincapié la semana pasa en que EEUU no cederá en los múltiples frentes abiertos con China para llegar a un acuerdo con Pekín sobre el clima. Según destacó John Kerry, el nuevo zar climático de Biden, el gigante asiático está financiand­o el 70% de las centrales eléctricas de carbón mundiales a través de su iniciativa Belt and Road.

Precisamen­te, el pasado miércoles llegaron también varias órdenes ejecutivas para hacer frente al cambio climático y la transición del país a una economía basada en las energías limpias. Los decretos incluyeron el establecim­iento del cambio

La cancelació­n del oleoducto Keystone XL ha provocado indignació­n en Canadá

climático como una prioridad de seguridad nacional, la conservaci­ón de al menos el 30% de las tierras federales y los océanos para 2030 así como una moratoria de 60 días sobre los arrendamie­ntos de petróleo, gas y permisos de perforació­n en tierras, minerales y aguas federales. Dicho esto, la orden no tiene impacto en la actividad a corto plazo, ya que los productore­s han acumulado de forma agresiva permisos federales

Petroleras y gasistas, así como países de la OPEP, como Arabia Saudí, miran con recelo a Biden, quien decidió suspender temporalme­nte la venta de armas a Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, autorizada por Trump. Además, la nueva administra­ción norteameri­cana quiere alcanzar un nuevo acuerdo más “sólido y duradero” con Irán.

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REUTERS
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