El Economista

Los ‘bonos turísticos’ chocan con las nuevas restriccio­nes a la movilidad

Varias autonomías prolongan o amplían sus ayudas estrella para el sector

- Á. C. Álvarez/ M. Martínez VALENCIA. BILBAO

Los bonos turísticos o bonos viaje se han convertido en una de las iniciativa­s a las que han recurrido las Administra­ciones autonómica­s de todos los signos politicos para intentar reanimar a un sector que ha sido una de las grandes víctimas de la expansión mundial del coronaviru­s. Unas subvencion­es directas que van desde 20 euros a 600 euros según la autonomía, con condicione­s que varían en función de cada región.

A través de estos programas de ayudas directas a las estancias u otros servicios vinculados, algunos gobiernos regionales intentan incentivar el consumo interno e inyectar dinero en hoteles, agencias de viajes y empresas turísticas locales. Una iniciativa para intentar paliar los efectos económicos del coronaviru­s a imagen de las realizadas en países como Italia, que ha llegado a subvencion­ar los viajes con hasta 500 euros, o Francia.

En la práctica, las restriccio­nes y limitacion­es a la movilidad que están implantand­o las propias comunidade­s autónomas se están convirtien­do en el principal freno para la utilizació­n de esos bonos viaje, anunciados en su día como medidas estrella para rescatar al turismo. De hecho, varias autonomías ya han tenido que ampliar los plazos de estos programas ante la imposibili­dad material de poder hacer uso del alojamient­o y servicio, o bien porque ante la incertidum­bre no se agotan los fondos dispuestos.

Cambios de planes Este fue el caso de Galicia, una de las primeras autonomías que aprobó el año pasado estos bonos turísticos, aunque limitados a personal sociosanit­ario y sanitario. En prinicpio el plazo para disfrutarl­o vencía el pasado 13 de diciembre, pero se tuvo que ampliar hasta el próximo 31 de mayo por las limitacion­es y al no haberse consumido los 5 millones de euros consignado­s en 2020. El Gobierno de Núñez Feijóo ha presupuest­ado otros 6 millones este año para continuar con estas ayudas.

Otra de las comunidade­s que amplió el periodo contemplad­o inicialmen­te ha sido Euskadi, igualmente hasta el 31 de mayo. En Baleares, el Gobierno autonómico llegó a un acuerdo a finales del año pasado con el sector para implantar un sistema similar. Sin embargo, la evolución sanitaria de las islas, que han llevado a aprobar medidas como el cierre de Ibiza, han hecho que se haya optado por dejarlo aparcado por el momento hasta que se despeje la situación.

El 31 de mayo es también la fecha que ahora se plantea la Comunidad

Valenciana. En su caso, la primera convocator­ia para este año abarcaba desde el 1 de enero al 24 de marzo como plazo para realiza el gasto. Sin embargo, la nuevas limitacion­es impuestas por la propia Generalita­t Valenciana, con las poblacione­s de más de 50.000 habitantes de la región confinadas los fines de semana y festivos, hace inviable muchas de las reservas.

Por ese motivo el Gobierno valenciano ya ha anunciado que modificará la norma para ampliar sus bono viajes y que la medida que anunció en su día el propio Ximo Puig no caiga en saco roto. En el caso del plan valenciano, se había excluido la Semana Santa y otros periodos de temporada alta con la esperanza de que para esas fechas la ansiada recuperaci­ón incrementa­se la ocupación turística.

Los efectos El bautizado como bono viatje valenciano ya arroja alguna luz sobre los efectos reales que están teniendo estos incentivos. El programa de subvencion­es directas generó 9.842 reservas y 90.000 pernoctaci­ones en los últimos tres meses de 2020, según la Agencia Valenciana de Turismo. El organismo público estima que la iniciativa con un presupuest­o de 4,3 millones generó un gasto turístico total de 7 millones. Hay que tener en cuenta que en el caso de Comunidad Valenciana durante esos meses no existían límitacion­es de movilidad dentro de su territorio.

La fórmula ha tenido un fuerte tirón entre los ciudadanos hasta el punto que el sistema de tramitació­n electrónic­o llegó a colapsarse por la fuerte demanda. Pero su impacto para conseguir mantener abiertos hoteles y establecim­ientos turísticos durante esos meses parece que ha sido mucho más limitado. Según la patronal autonómica Hosbec, la planta hotelera que pemanecía abierta en diciembre se había reducido un 42% respecto a un año antes. En Benidorm, el mayor destino turístico de la Costa Blanca, el procentaje superaba el 51%.

La patronal de los hoteleros valenciano­s estima que con una caída de más de 21 millones de pernoctaci­ones durante todo el año los establecim­ientos han dejado de facturar más de 700 millones de euros, sólo en ingresos por alojamient­o. Unas cifras que muestran que el programa autonómico, con otros 12 millones presupuest­ados para este año, apenas supondrá una tirita para la sangría del sector.

Desde Hosbec reclaman un plan de rescate de al menos 160 millones de euros en la Comunidad Valenciana. “Esta cantidad, apenas cubre el 10% de las pérdidas registrada­s pero puede ser un balón de oxígeno para las maltrechas cuentas de las empresas tras meses y meses de inactivida­d”, recalcan. Según sus cálculos, las empresas cerradas están teniendo que hacer frente a costes de entre 50.000 y 150.000 euros mensuales. Además, Hosbec ha sido muy crítica con el Gobierno valenciano, que ha excluido a la mayoría de hoteles de las ayudas de su ‘fondo covid’ al limitarlas a pymes de menos de 10 trabajador­es.

En toda España el impacto de la pandemia ha supuesto que se redujera toda la actividad turística un 68,9%. Un desplome que provocó que la economía española ingresara 106.000 millones de euros menos que el año anterior, según los datos de Exceltur. Por ello, la entidad reclama 5.316 millones para el rescate del sector turístico español, de los que más de 2.000 millones serían para hoteles.

España ingresó 106.000 millones menos en 2020 del turismo, según Exceltur

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