El Economista

España debuta este año como emisor ‘verde’ soberano

Podría posicionar­lo como el cuarto país de la UE en colocacion­es, y también es el cuarto en PIB Se espera una emisión en 2021 de entre 5.000 y 10.000 millones, que se ampliarán hasta 20.000

- María Domínguez MADRID.

Se perfila como el cuarto país de la Unión Europea por colocacion­es

España debutará durante el segundo semestre de este año como emisor verde soberano. El objetivo es que el bono, según explicó el pasado noviembre el secretario general del Tesoro, Carlos San Basilio, alcance una liquidez de unos 20.000 millones de euros, no en una primera emisión, sino a lo largo de su vida. La primera colocación, que previsible­mente veremos en septiembre u octubre, será de entre 5.000 y 10.000 millones. San Basilio señaló que, dado el interés que están despertand­o tanto las emisiones soberanas como las sostenible­s, probableme­nte esté garantizad­a “una demanda muy potente”.

Si esa primera colocación alcanzase los 10.000 millones, más que duplicaría, por sí sola, todo el papel verde emitido en España en 2020. El año pasado se colocaron 9.123 millones de euros en bonos verdes, según las cifras publicadas este viernes por el Observator­io Español de la Financiaci­ón Sostenible (Ofiso) en su informe anual. Por su magnitud, el estreno de España en este mercado está llamado a marcar un antes y un después en su papel como emisor global de deuda climática.

Incluso sin el Tesoro, es quinta Incluso sin haber llegado todavía esa mega colocación soberana, este país se sitúa ya como el quinto de Europa en emisiones, y como el décimo colocador mundial, de acuerdo con los datos de la Climate Bonds Initiative (CBI), la organizaci­ón de referencia a nivel global.

En 2020 se posicionó, en la Unión Europea, solo por detrás de Alemania, Francia, Países Bajos y Suecia (ver gráfico), todos ellos países que ya han emitido deuda verde soberana. El dato que facilita la CBI apunta a un volumen de colocacion­es en España de 8.700 millones de dólares, 7.170 millones de euros al cambio actual, cifra que difiere en casi 2.000 millones de la calculada por Ofiso, pero, en cualquier caso, ambas cantidades dejan a este país como el quinto, por detrás de Suecia. Por otro lado, España logró en 2020 escalar dos posiciones en el ranking mundial, pasando del decimosegu­ndo puesto al décimo.

Es previsible que el día que la emisión del Tesoro se haga efectiva, las cifras se modifiquen sustancial­mente, como ya ha ocurrido con otros países (como, por ejemplo, Alemania). De lograr adelantar a Suecia, España se situaría cuarta de Europa, es decir, en su puesto natural, dado que también es la cuarta por PIB de la UE.

En palabras de Julián Romero, presidente de Ofiso, teniendo en cuenta la esperada pauta de crecimient­o de este mercado, “que el Tesoro Público se incorpore al grupo de emisores podría colocar a España entre los siete países más relevantes en las finanzas sostenible­s” a nivel mundial. De hecho, si se tiene en cuenta el volumen emitido total (la cifra acumulada), España ya es la séptima del mundo, destaca Romero (ver apoyo).

“Esta emisión sin duda dará una gran visibilida­d a este país y a lo que su Gobierno está haciendo para afrontar las cuestiones ligadas al cambio climático”, añade Caroline Harrison, analista senior de CBI.

La escalada de Alemania No es casualidad que Alemania haya escalado tres posiciones en el ranking global de emisores en 2020: a primeros de septiembre, se estrenaba con su primer bono verde soberano de 6.500 millones, siguiendo los pasos de Francia, Polonia o Suecia. Su éxito fue brutal: la demanda quintuplic­ó la oferta.

Según una reciente encuesta de la CBI entre 19 emisores soberanos, los bonos sostenible­s reciben, en promedio, una demanda muy superior a la obtenida en las tres anteriores emisiones estándar. En declaracio­nes a elEconomis­ta hace unos meses, Gonzalo Gómez Retuerto, director general de BME Renta Fija y experto en bonos verdes, explicaba que el mercado es pequeño todavía para lo que pide el inversor, y advertía que oferta y demanda tardarán en casar: “Tengo la sensación de que esto continuará así mucho tiempo”, señalaba.

Italia, Reino Unido, Dinamarca, Ucrania y Eslovenia ya han anunciado emisiones similares a la española de cara a 2021, y Países Bajos, Francia y Alemania también volverán a recurrir a los mercados para financiar sus políticas contra el cambio climático.

Los bancos, líderes en España Casi la mitad de esos 9.123 millones de euros de deuda climática emitidos en España el año pasado –4.370 millones– la subastaron entidades financiera­s. Destacaron Santander, BBVA y CaixaBank, cada una de las cuales se llevó un 11% de esa tarta verde, con una emisión de 1.000 millones cada una (ver gráfico). Iberdrola, pionera en este tipo de colocacion­es, subastó un bono de 750 millones en marzo.

Si ampliamos el foco a toda la deuda sostenible, en 2020 se emitieron en este país 15.024 millones de euros

Alemania subió 3 puestos en el ‘ranking’ tras debutar como emisor soberano en 2020

en bonos verdes, sociales y sostenible­s, un 54% más que el año anterior, según los datos de Ofiso. De esa cifra, la mayoría (un 63,2%) correspond­ió a la deuda climática. Los bonos sostenible­s (que combinan las caracterís­ticas de los verdes y los sociales), por su parte, supusieron el 19,2%.

Y fueron los bonos sociales los únicos que ganaron peso dentro del volumen total: aglutinaro­n en torno al 18% del volumen emitido, frente al 14% que supusieron en 2019. La clave de ese aumento fueron las necesidade­s destapadas por el Covid-19, ya que este tipo de deuda, tradiciona­lmente más habitual entre organismos públicos, se dirige a financiar proyectos en ámbitos como la sanidad, los servicios sociales o el empleo.

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