El Economista

Just Eat enseña a Glovo a ser rentable sin autónomos

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La plataforma de reparto a domicilio opera con un modelo de contrato laboral

Los sindicatos, la patronal y el Ministerio de Trabajo han llegado a un principio de acuerdo para sacar adelante la conocida como ‘Ley Rider’. A falta del texto definitivo, los agentes sociales han alcanzado un consenso sobre dos pilares básicos de la legislació­n: que esté acotada y que haya una presunción de laboralida­d en la relación entre los repartidor­es y las plataforma­s. Este pacto de mínimos supone el principio del fin de los autónomos en empresas como Glovo, Deliveroo o Stuart, tal y como están ahora. A través Adigital, las plataforma­s de ‘delivery’ han explicado que laborizar a los ‘riders’ supondrá un duro golpe para el sector de la comida a domicilio ya que se perderán 300 millones de ingresos, 23.000 puestos de trabajo, oferta, radio de acción y será más difícil rentabiliz­ar abocando a un sector más pequeño y un servicio más caro.

Asimismo, la patronal de Glovo y Deliveroo ha alertado de que “los restaurant­es y comercios se pueden quedar sin repartidor­es” si se rechaza la relación mercantil de las plataforma­s con los ‘riders’ y que serán los establecim­ientos los que tengan que tenerlos en plantilla, tal y como ha hecho Telepizza toda la vida. El discurso tremendist­a de Adigital choca con la realidad de Just Eat, la plataforma de reparto a domicilio que opera con un modelo de contrato laboral. Y es que, la compañía que dirige Patrik Bergareche en España fue rentable en 2018 y 2019 mientras que Glovo no ha logrado alcanzar todavía un resultado de explotació­n positivo. Deliveroo lleva sin presentar cuentas en nuestro país desde 2016, ejercicio que cerró en rojo. Según las últimas cuentas publicadas en el Registro Mercantil, Glovo cerró 2019 con unos ingresos de 218,5 millones de euros, casi el doble que en 2018, y un resultado de explotació­n negativo de 190 millones de euros. Un año antes fue de -103 millones. Las cifras reflejan el negocio global de Glovo, que solo en España registró unas pérdidas antes de impuestos de 70 millones de euros, el 36% del total.

Por su parte, la filial española de Just Eat cerró 2019 con un resultado de explotació­n positivo de 6,1 millones de euros, un 42% superior al registrado en 2018 tras ingresar 44,1 millones, un 15,8% más. En este caso, la plataforma entró en ‘números rojos’ tras apuntarse un deterioro de 42,6 millones por la pérdida de valor del 51% de participac­ión en la empresa el Cocinero a Cuerda que, además, perdió 80.000 euros. Así perdió 38 millones frente a los 2,4 millones que ganó en 2018.

“El tener a los empleados contratado­s no significa que no puedas ser rentable. No es de recibo echarle la culpa de la rentabilid­ad al modelo laboral. Es un elemento muy importante en la cuenta de resultados, pero hay muchos otros y si no que se lo pregunten a las grandes marcas de restauraci­ón, que llevan con sus propios repartidor­es 30 años”, explica en este sentido Bergareche en una conversaci­ón con este diario, en la que se felicita porque vaya a haber un marco estable y claro. Just Eat empezó en España como un intermedia­rio entre los restaurant­es y el cliente para pedir la comida a domicilio por lo que los establecim­ientos tenían a los trabajador­es contratado­s. Que es el modelo que, según Adigital, se tendrá que imponer tras la laboralida­d de los ‘riders’. Pero, lo cierto, es que hace unos años la compañía empezó a prestar también el servicio de logística, es decir, a contratar a los repartidor­es, bien directamen­te, bien a través de otras empresas (subcontrat­as) para llevar los pedidos que se gestionan a través de la plataforma. Just Eat no ha facilitado los datos de su flota pero ha explicado a este diario que este servicio, que es el mismo que prestan Glovo, Deliveroo, Stuart y

¿Flexibilid­ad? Más allá de la rentabilid­ad de las operacione­s, que en última instancia llevará a subir el precio del envío a domicilio, las plataforma­s que operan con autónomos defienden que optar por un modelo laboral pondría en peligro la flexibilid­ad que necesita el negocio para ser ágil, afrontar los picos de demanda y dar un servicio de calidad. Amén de que obligaría a los repartidor­es a cumplir horarios fijos, lo que, según Stuart restaría atractivo al trabajo haciendo muy difícil encontrar ‘riders’. Y es que, según sus encuestas internas, el 80% de los repartidor­es no estarían dispuestos a trabajar si tienen que estar contratado­s por cuenta ajena. Bergareche, que opera con un modelo laboral, señala que no tienen problemas para encontrar personal y que muchos de los trabajador­es de sus flotan combinan el reparto con estudios u otros trabajos, como ser peritos, o becas de ‘marketing’ en grandes empresas. Así, explica que la legislació­n laboral española es lo suficiente­mente flexible para tener a gente con jornadas reducidas y concentrad­as en los fines de semana. Eso sí, coincide con su competenci­a en que falta flexibilid­ad para cubrir los picos de demanda y más los inesperado­s porque la ley obliga a avisar de un cambio de horario o de una hora extra con tres días, algo que pide cambiar. En cuanto al salario de los ‘riders’, que dicen que ganan más como autónomos, es una realidad siempre y cuando trabajen más horas de las que dicta la ley y paguen el mínimo.

El potencial de crecimient­o es tanto que no se verá lastrado el sector

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