“Preparamos a los más pequeños para profesiones del futuro que aún no existen”
Pablo Rodríguez CEO de Hack A Boss
Más de la mitad de los alumnos que están estudiando educación primaria en la actualidad tendrán trabajos en el futuro que aún no existen. Es una conclusión del Foro Económico Mundial de Davos, marcada por la velocidad a la que evoluciona la tecnología.
Una situación que se une al hecho de que en el sector del desarrollo de software hay una importante escasez de desarrolladores y otros perfiles técnicos. Hack A Boss, la escuela que nació hace tres años para tratar de mitigar este problema, lanzó hace tres meses Hack A Boss Kids, para que los niños y niñas puedan aprender.
¿En qué consiste su proyecto? ¿Qué hacen?
Nacimos hace tres años como una empresa de desarrollo de software para el sector turístico. Y nos dimos cuenta de que una de las problemáticas era la dificultad para encontrar programadores y otros perfiles técnicos. A raíz de eso nace la escuela, los bootcamps de programación, para conseguir formar a personas que no vienen de ese sector, sin conocimientos, que parten de 0, y que pueden aprender programación en 4 meses.
Esto surge en diciembre de 2018, y la escuela se convierte en nuestro principal proyecto. Formamos a unos 250 alumnos por año. Y fruto de esto nace hace unos seis meses una iniciativa, Hack A Boss Kids, que lo que intenta es que no solo los adultos se formen en programación y tecnología, sino que también los niños y niñas puedan aprender.
Este proyecto surge por dos ideas. Por un lado, para romper la brecha digital: es muy difícil encontrar mujeres en este sector, las hay pero tienen poca visibilidad y no hay todas las que son necesarias; y con este proyecto podemos romper la brecha digital atacando a las edades más interesantes, que es desde los 6 años. Y por otro lado, ir sensibilizando en lo que es la formación en tecnología desde edades tempranas, porque nos movemos en un mundo tecnológico.
¿Qué supone trabajar con niños?
Al principio llama la atención, incluso a sus padres, que niños tan pequeños, de 6, 7 u 8 años, se pongan a programar. Al final, cuando quieres aprender a programar, o a construir tecnología, que es una frase que nos gusta más, realmente lo importante no es la programación per se, sino cómo tú percibes un problema, cómo tú lo ves, cómo lo analizas y cómo lo solucionas. Lo que es el razonamiento y la lógica.
Cuando tú enseñas a niños y niñas, lo abordas en diferentes fases. Cuando es a edades tempranas, lo que intentas es desarrollar sus habilidades lógicas, sus habilidades analíticas, para que precisamente puedan resolver problemas sencillos, relacionados con la tecnología, pero no programación pura y dura. Se utilizan a veces herramientas de programación sencillas y adaptadas a sus edades, para que vayan haciendo sus pinitos, pero lo realmente importante es ver cómo reciben algo, cómo lo analizan, y cómo escriben sus primeras cosas para solucionarlo. Después, con 9 y 10 años, sí que se meten en herramientas un poco más avanzadas; con 11 y 12, empiezan con la robótica, etc. Poco a poco se va añadiendo sintaxis y programación pura y dura.
No es un tema de edades, nosotros, de hecho, somos un poco antiedades. Lo importante es el desarrollo cognitivo de niños y niñas, y del interés por la tecnología.
¿Cambia mucho trabajar con niños?
Es más sencillo. Vienen dispuestos a aprender todo el conocimiento, están dispuestos a asumir cualquier cosa que les des y ponerla en marcha para ver cómo funciona o cómo no funciona. Les encanta probar cosas nuevas. Es incluso más divertido que trabajar con adultos.
¿Qué objetivos se plantean?
El primero es romper la brecha digital. Hay muchas niñas interesadas por la tecnología, y creemos que si se aborda desde edades tempranas eso puede promover que en un futuro, en 10 o 15 años, haya muchísimas más mujeres en el sector tecnológico.
Y después, egoistamente hablando, desde el punto de vista de una empresa del sector tecnológico, que el día de mañana haya muchos más perfiles a nivel tecnológico, porque hay una escasez importante. Estamos todos volcados en universidades, bootcamps para adultos, FP... pero la realidad es que en España cada vez nacen menos niños y niñas, y necesitamos que tengan pasión y les apetezca trabajar con tecnología.
Para este año, esperamos contar con 60 alumnos. Empezamos hace dos meses con los talleres inciales, con campamentos, algunos de ellos gratuitos para sensibilizar a las familias... pero nuestro objetivo es llegar a 60 alumnos, y estamos en camino. A pesar de la Covid-19 y todas las dificultades que nos estamos encontrando.
¿Cómo está siendo la acogida?
Los niños y niñas están muy interesados. Les apasiona este tema, incluso más que a los adultos. Con las familias costaba, porque en España, a diferencia de otros países, estamos muy acostumbrados a que las actividades de tecnología con niños y niñas sean extraescolares. Nuestro planteamiento es un programa a varios meses, y a los padres y madres les llama la atención, por si es demasiado tiempo. Al principio les costaba verlo, porque les parecía mucho tiempo, y no tenían claro si su hijo o hija iban a mantener la constancia. ¡Pero qué va! Ahora la acogida es interesante, y los padres y madres están entendiendo que cuando quieres enseñar algo a alguien necesitas que haya una progresión pedagógica, que haya un plan de estudios.
“Queremos que el día de mañana haya muchos más perfiles a nivel tecnológico en el mercado, porque hay una escasez importante”