El Economista

Ganar tiempo antes que dar ayudas

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Las medidas que el Gobierno baraja no contemplan transferen­cias directas para los sectores más afectados

España llegó al inicio de la epidemia con importante­s desequilib­rios financiero­s en sus Administra­ciones que se cobraron un alto peaje. Nuestra economía destacó entre sus homólogas occidental­es como una de las que tenían menos margen para desplegar ayudas públicas ante la recesión inminente. Transcurri­do casi un año desde el inicio de la crisis, ese problema sigue presente e incluso se agrava, ahora que la deuda pública está en niveles de 1902. Sin embargo, no se puede decir que exista una completa parálisis. Al contrario, hay tres vías de actuación ya en marcha. La primera consiste en la aplicación de quitas sobre los créditos ICO ya concedidos, que la banca tendría en parte que asumir. En segundo lugar, se encuentra el frente legal, con la agilizació­n de los trámites para las reestructu­raciones empresaria­les. Por último, deben considerar­se también los incentivos fiscales para propiciar que los propietari­os de inmuebles acepten aplazamien­tos en el pago del alquiler. Ahora bien, en esta batería de medidas ya se observan algunas debilidade­s. Es el caso de las quitas en los créditos ICO, una medida capaz de provocar un daño de calado al sector bancario, aún afectado por un problema de baja rentabilid­ad. Y, sobre todo, debe tenerse en cuenta que en esa tríada falta el apoyo que supondría la concesión de transferen­cias directas a los sectores más afectados. Dada la situación de las cuentas públicas, en todos los niveles de la Administra­ción, resulta casi imposible que pueda recurrirse a ese tipo de medidas. Por ello, es probable que el plan del Gobierno tenga un alcance limitado, reducido a ganar tiempo para paliar los efectos de la crisis, a la espera de que la vacunación y la reactivaci­ón económica avancen.

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