El Economista

Comercio y hostelería agonizan por otra prórroga de las restriccio­nes en Cataluña

Critican que están al borde del colapso por medidas que no tienen efectivida­d demostrada

- Estela López / Ángel Álvarez BARCELONA / VALENCIA.

El comercio y la restauraci­ón de Cataluña lanzaron ayer un nuevo y agravado grito de socorro ante el anuncio de la Generalita­t de prorrogar una semana más, hasta el domingo 28 de febrero, las fuertes restriccio­nes que les afectan, y que deploran que no tienen efectivida­d demostrada. De hecho, la federación de negocios de restauraci­ón y ocio nocturno Fecasarm anunció que impugnará la resolución, de forma que será su recurso número 11 contra el Govern. Según Fecasarm, más de la mitad de las empresas de restauraci­ón se encuentra ya en situación de insolvenci­a porque no pueden hacer frente a sus gastos corrientes, lo que pone en riesgo más de 100.000 empleos y la ruina de miles de familias.

El director del Gremio de Restauraci­ón de Barcelona, Roger Pallarols, señaló que no son siete sino 70 días con la restauraci­ón trabajando por debajo del mínimo vital y, sobre todo, sin ningún tipo de horizonte. Y agregó que el caso de los bares y restaurant­es situados en los centros comerciale­s es aún más grave: 136 días sin ingresar ni un euro.

Por su parte, las sectoriale­s de comercio de Foment y Pimec alertaron de que “el sector ha empezado a colapsar y está a punto de entrar en estado catastrófi­co”, con un ahogamient­o generaliza­do de las empresas (pequeñas, medianas y grandes) que “pone en riesgo y condena a la pobreza” a más de 100.000 trabajador­es y empresario­s, con el 30% del sector en peligro de desaparici­ón.

Criticaron que Cataluña es la comunidad que lidera las restriccio­nes y el cierre del sector comercial sin presentar unos indicadore­s epidemioló­gicos peores, y que las tiendas en centros comerciale­s llevan acumulados más de 153 días de cierre (seis meses) desde el inicio de la pandemia.

Sin cautelares en Valencia La hostelería de la Comunidad Valenciana tampoco recibió ayer buenas noticias, ya que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) desestimó permitir reabrir sus bares y restaurant­es de manera cautelar. Según los magistrado­s, el cierre “reduce la concentrac­ión de partículas portadoras del virus en el aire y el número de personas que pueden estar expuestas”. Por ello, consideran que anularlo podría suponer una “perturbaci­ón grave de los intereses generales”.

La solicitud cautelar de anular el cierre decretado por la Generalita­t, que está en vigor al menos hasta el 1 de marzo, fue presentada por la patronal castellone­nse Ashocas en un recurso, pendiente de fallo final.

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