Endesa planta calabacín, brócoli y alcachofa bajo los paneles solares
La eléctrica estudia la combinación de la producción eléctrica con los usos agrícolas y ganaderos de las instalaciones, y otras opciones, como la apicultura
Endesa está estudiando la posibilidad de dar usos agrícolas y ganaderos a sus plantas fotovoltaicas, de modo que produzcan electricidad y calabacines, brócoli, alcachofas, berenjenas, guindillas, forraje para animales, plantas medicinales... Ya ha empezado en Carmona, cerca de Sevilla, con tres hectáreas de salvia, romero, orégano y cilantro, y medio centenar de colmenas de abejas, en el recinto de una central fotovoltaica de 100 MW.
Lo anticipaba José Bogas, consejero delegado de la compañía, durante una intervención en la Cumbre del Clima de la ONU –la COP 25– celebrada en Madrid en diciembre de 2019, al presentar el proyecto de Transición Justa previsto para la comarca turolense de la central de carbón de Andorra. Endesa invertirá allí unos 1.400 millones de euros para levantar un enorme complejo de renovables, con molinos y placas solares con 1.725 MW que, además “será una planta agrivoltaica y se cultivarán fresas debajo de los paneles, que por lo visto se dan estupendamente en la zona”, según comentó con campechanía.
Un año después, el macroproyecto para el entorno de Andorra sigue en proceso de tramitación, pero la filial de la italiana Enel se ha embarcado ya en otros cuatro proyectos agrivoltaicos; la propia Enel está aplicando el modelo en Italia –con dos proyectos– y Grecia –con otros dos–, pero es en España donde está más avanzado: las primeras pruebas empezaron en enero.
La iniciativa más adelantada es la de Carmona –en la central de Las Corchas–, a la que le suceden las de Valdecaballeros y Augusto (Badajoz) y Totana (Murcia), donde se prueban cultivos de secado y regadío, junto con plantas aromáticas para atraer especies polinizadoras; en Totana, además, se han sembrado hierbas y leguminosas que pueden mejorar el hábitat ornitológico. También se plantea la posibilidad de usar los terrenos para criar y pastorear ganado.
El reto, según indica la empresa, es gestionar integradamente las actividades de operación y mantenimiento de las instalaciones energéticas con las actividades agropecuarias, sin alterar la producción de la central, por lo que se deben usar cultivos de poca altura, que puedan ocupar el terreno que queda debajo de los paneles solares.
Compartir y no competir “Compartir y no competir por el uso del suelo con el sector primario es el mejor mecanismo para conseguir la sostenibilidad de nuestras plantas solares en el largo plazo”, explica Inmaculada Fiteni, responsable de programas de creación de valor de la dirección de sostenibilidad de Endesa. “Además, es una fórmula win-win –prosigue–, en la que todos los agentes implicados ganan: en primer lugar, el agricultor, que tendrá un terreno perimetrado y seguro en el que poder cultivar a un precio del suelo competitivo. Y todo el negocio relacionado con este producto que se puede generar a nivel local. Y para la empresa, si el cultivo es adecuado, el contar con un terreno cultivado próximo a los paneles conlleva menores costes de mantenimiento al reducir el polvo en suspensión, menores costes por desbroce, y posible mejora de la productividad de la planta al favorecer una mayor diferencia térmica entre suelo y panel”, aclara Fiteni.
Endesa también prevé programas formativos para la población local que fomenten el emprendimiento y mejoren la empleabilidad.