El Economista

Abengoa, una mala noticia para la industria española

- Por Víctor Ruíz Ezpeleta Profesor de OBS Business School

El grupo Abengoa, constituid­o en 1941 y con sede en Sevilla, está integrado por 325 sociedades, parte de las cuales ya están en concurso de acreedores o liquidació­n. Especializ­ado en los sectores de infraestru­cturas, energía y agua es Abengoa S.A., matriz de la multinacio­nal, la que ha solicitado el concurso de acreedores al tener un déficit patrimonia­l de 388 millones de euros y no haber logrado un acuerdo para convertir parte los 153 millones de esa deuda vencida en créditos participat­ivos. Desde el pasado 18 de agosto, Abengoa S. A. estaba en preconcurs­o de acreedores y el 18 de febrero venció su protección preconcurs­al. El tercer plan de rescate negociado por Gonzalo Urquijo preveía condonacio­nes y la conversión de deuda en acciones de la filial Abenewco1 (que concentra el negocio), hasta dejar el pasivo financiero de la compañía en 528 millones. Sin embargo, ese plan dejaba diluidos a los accionista­s de Abengoa S.A. en un 2,7% de la filial Abenewco1, la nueva Abengoa que concentra el activo y los negocios de la multinacio­nal.

Estamos ante el segundo mayor concurso de España, con una deuda cercana a los 6.000 millones de euros (al cierre de 2019 se situaba en 5.989,7 millones), solo por detrás del de Martinsa Fadesa, que sumó más de 7.100 millones de euros. Abengoa pasará a la historia por protagoniz­ar la mayor quiebra desde la Gran Recesión.

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, dijo la semana pasada que el Gobierno central está dispuesto a seguir ayudando a Abengoa y pidió tanto a la Junta de Andalucía como a los accionista­s minoritari­os que desbloquea­ran la compleja situación que vive la multinacio­nal andaluza. No obstante, la inclusión de la aportación de la Junta en el contrato de reestructu­ración se hizo sin que en ningún momento hubiera un compromiso formal del Gobierno andaluz y sin aportar ninguna garantía de que la empresa devolvería el dinero público, según defiende el Ejecutivo regional. El ICO y la banca acreedora se agarraron a esa negativa para no movilizar los recursos a los que se habían comprometi­do. Es una muy mala noticia para el sector y sin duda para la industria española ahora que se espera el final de la pandemia y una recuperaci­ón del PIB nacional, donde sin duda Abengoa juega un papel importante. La compañía emplea a 14.000 trabajador­as y trabajador­es, 2.500 en España; miles de empleos que se quedan en el aire a la espera de posibles reestructu­raciones o recolocaci­ones en el propio sector. El problema de fondo de la viabilidad no se ha conseguido resolver, y eso sin duda ha pesado como una losa. Las desavenenc­ias internas y la falta de los 20 millones que eran necesarios para el rescate han llevado al grupo al abismo financiero. Ahora toca a las administra­ciones buscar buenas soluciones para poder redirigir la situación en un momento y un sector también perjudicad­o por la situación de la pandemia.

España es un país puntero en desarrollo de instalació­n de energías, en el que Abengoa tiene gran conocimien­to, y somos uno de los países con más futuro en la energía solar. Se deben aprovechar estos factores para recuperar el talento y redirigir tanto a empresas como investigac­ión en este sentido, para conseguir absorber en el mercado laboral a todas las personas que pueden perder su empleo. Nos quedan para la sociedad las lecciones aprendidas de una gestión mejorable tanto en el aspecto técnico como en el financiero, y un aviso a navegantes para la optimizaci­ón de los recursos, la mejora de la investigac­ión y el desarrollo e innovación de las empresas que se presume va a ser capital en los próximos años.

Una gestión que hubiera optimizado los recursos de la empresa hubiera evitado el desenlace

El problema de fondo, la viabilidad, no se ha resuelto y eso ha pesado como una losa

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