El Economista

EEUU abre la puerta a un acuerdo mundial definitivo para la tasa Google

La OCDE quiere que la empresa pague allá donde opere y no solo donde resida

- José Luis de Haro MADRID.

La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, retiró su oposición a la idea de establecer normas globales para gravar a los gigantes digitales como Google, Amazon y Facebook en la reunión virtual de ministros de Economía y Finanzas y banqueros centrales de las 20 principale­s economías del mundo (G20) celebrada el viernes. En un movimiento que prueba la buena voluntad de la Administra­ción Biden, el país retira la cláusula conocida como “puerto seguro” que hasta ahora había bloqueado las negociacio­nes.

Esta medida, exigida por el Gobierno del expresiden­te de EEUU Donald Trump habría permitido a las empresas tecnológic­as acatar cualquier tipo de acuerdo fiscal de forma voluntaria. Sin embargo, según un portavoz del Departamen­to del Tesoro, Yellen comunicó a sus homólogos que “ya no aboga por la aplicación” de la misma. De esta forma, se allana el camino para la adopción de una propuesta sobre la fiscalidad digital bajo el amparo de la OCDE en junio de este año.

“Hemos visto un fuerte viento de cola para una tributació­n justa de las grandes empresas digitales”, aseguró al cierre del encuentro el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz. “Mi colega estadounid­ense ha declarado hoy que EEUU se sumará”, aclaró. Por su parte, su homólogo francés, Bruno Le Maire, adelantó que “conseguir un acuerdo para el verano está al alcance de la mano, sobre todo desde que EEUU apunta que ha renunciado al principio de puerto seguro”.

Las conversaci­ones entre unos 137 países sobre cómo revisar las normas tributaria­s internacio­nales, con especial atención a la economía digital y los grandes titanes tecnológic­os de EEUU, se desmoronar­on el año pasado cuando la Administra­ción Trump exigió que cualquier régimen fuera voluntario para estas compañías, una modalidad a la que múltiples países mostraron su oposición.

En lugar de esperar a que Washington y la OCDE llegasen a un acuerdo, varios países optaron por aplicar unilateral­mente sus propios impuestos sobre los servicios digitales, entre ellos Austria, España, Reino Unido, Francia, India, Italia y Turquía. Aún así estos gravámenes suelen discrimina­r a las empresas no residentes ya que imponen una doble imposición.

De hecho, la Oficina del Representa­nte Comercial de Estados Unidos concluyó a mediados de enero, justo antes de la toma de posesión de Biden, que los impuestos de los servicios digitales impuestos por España restringen el comercio de EEUU y son incompatib­les con los principios fiscales internacio­nales abriendo así la puerta a represalia­s.

Aunque las amenazas se disipan, todavía queda camino por recorrer para llegar a un acuerdo global sobre este asunto. Más allá de la cláusula de voluntarie­dad, EEUU y Europa llevan mucho tiempo en desacuerdo sobre el alcance de las nuevas normas. También hay cuestiones pendientes sobre la cantidad de beneficios

La imposición de medidas elevará de media un 4% el ingreso de los países por Sociedades

que deben reasignars­e a las distintas jurisdicci­ones y sobre cómo garantizar y hacer cumplir la seguridad fiscal.

La OCDE, que sirve de foro para estas conversaci­ones, estima que estas reformas fiscales aumentaría­n los ingresos fiscales entre 60.000 y 100.000 millones de dólares, o el 4% del impuesto de sociedades mundial. El pasado octubre publicó un proyecto de reforma fiscal internacio­nal basado en dos pilares.

El Pilar Uno establece nuevas normas sobre el lugar en el que deberían pagarse los impuestos y una manera totalmente nueva de compartir las potestades tributaria­s entre países. El objetivo es garantizar que las empresas multinacio­nales con un fuerte componente digital u orientadas al consumidor paguen impuestos en el lugar en el que operan de manera sostenida y significat­iva, aunque no tengan presencia física, como se exige actualment­e en virtud de la normativa tributaria vigente. El Pilar Dos aboga por imponer un impuesto mínimo mundial que ayudaría a los países de todo el mundo a resolver el resto de los problemas relacionad­os con la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios por parte de las empresas multinacio­nales.

 ?? REUTERS ?? El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto a la primera dama, Jill Biden.
REUTERS El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto a la primera dama, Jill Biden.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain