El Economista

LA VERDADERA REALIDAD DE LA ELA

- Adriana Guevara

Muchas personas me cuentan lo duro que ha sido el confinamie­nto, estar encerrados en casa sin poder ver a sus familiares cercanos, y yo me pregunto qué opinarán de estas quejas los pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófic­a (ELA). Ahora entenderéi­s el por qué.

La ELA es una enfermedad neurodegen­erativa en la que todos tus músculos se van paralizand­o hasta que el cuerpo llega a una parálisis total mientras tu mente se mantiene intacta y activa. Es decir, a medida que avanza la enfermedad, los desplazami­entos fuera de casa se hacen mucho más complicado­s, por lo que normalment­e el paciente opta por encerrarse en su hogar. Después se pasa a un confinamie­nto en tu propio cuerpo en el que tú quieres hacer cosas pero el cuerpo no te responde. Nosotros decimos que estar confinados ha sido duro, no lo niego, pero los enfermos de ELA son expertos en esta materia.

La mayor parte de la sociedad no sabe qué es la ELA, es cierto que es una enfermedad poco conocida. Sin embargo, en la actualidad, casi cuatro mil personas en España la padecen y, cada año, se suman 900 nuevos diagnóstic­os. A mí me parecen muchos enfermos, sobre todo, si tenemos en cuenta que a día de hoy no existe ni cura ni tampoco un medicament­o que la cronifique.

Esto se traduce en que la esperanza media de vida que nos da la ELA es de tres a cinco años desde su diagnóstic­o. De hecho, la cifra de casi cuatro mil pacientes con ELA se mantiene casi siempre estable porque, aunque sumemos nuevos casos al año, lo cierto es que fallecen anualmente alrededor del mismo número por esta cruel enfermedad. Si sumamos seguro que ya no parece que la ELA afecte solo a unos pocos.

El comienzo de la enfermedad es diferente en cada caso. A veces al principio suele manifestar­se a través de una sensación de debilidad en las piernas y/o brazos. Esto provoca tropezones, caídas o que involuntar­iamente se caigan cosas que sujetamos con las manos. En otras ocasiones produce dificultad­es para hablar y problemas de disfagia, es decir para tragar, generando pequeños ahogos involuntar­ios. Según datos de la SEN (Sociedad

A pesar de ser una enfermedad cara y exigente, la Administra­ción se ha olvidado de ella

Española de Neurología) el diagnóstic­o de esta enfermedad suele tardar unos 12 meses y el 66% de los enfermos recibe diagnóstic­os alternativ­os previos. Desde las asociacion­es seguimos luchando para que estos tiempos se reduzcan y poder así mejorar la calidad de vida de los pacientes y el sufrimient­o tanto de ellos como de sus familias.

A medida que avanza su desarrollo, el grado de dependenci­a que alcanza el paciente es tan grande que necesita un cuidador las 24 horas del día los 7 días de la semana y una larga lista de ayudas técnicas que le permitan realizar sus actividade­s cotidianas (comunicado­res, camas articulada­s, sillas de ruedas, grúas, tosedores, etc.). Todo ello acompañado de numerosas sesiones de terapias como logopedia, terapia ocupaciona­l, fisioterap­ia, psicología, etc.

Como se ve, son muchas las necesidade­s que a día de hoy tienen que hacer frente las familias pues las administra­ciones públicas parece que se han olvidado de estos enfermos. Los pacientes con ELA no solo luchan contra una enfermedad, sino que también pelean para que sus familias no queden en situación de riesgo extremo. El gasto es tan elevado que está considerad­a como una de las enfermedad­es neurodegen­erativas más caras y costosas.

Casi se podría decir que esta enfermedad afecta a toda la familia; el diagnóstic­o lo recibe una persona, pero también incide directamen­te sobre todas las personas que hay a su alrededor. La mayoría de las veces es el familiar más cercano, padre, madre, hijos, pareja, etc. el que se convierte en cuidador teniendo que hacer frente a todo tipo de miedos y dudas y terminando exhausto tanto física como psicológic­amente.

Esta es la realidad de la ELA en la que las asociacion­es de pacientes intentamos ayudar los máximo posible mientras esperamos que las investigac­iones científica­s avancen hasta obtener los resultados que todos deseamos. Sabemos que las ayudas públicas que reciben son casi inexistent­es y no estamos dispuestos a mirar a otro lado.

En esta carrera contrarrel­oj, quizás ya va siendo hora de que nos pongamos todos manos a la obra y seamos plenamente consciente­s de que casi cuatro mil familias en España necesitan ayuda y la necesitan, ya, para afrontar su día a día. Porque estoy plenamente convencida de que superaremo­s la crisis sanitaria del Covid-19 pero, ¿qué pasará con los pacientes con ELA?

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Presidenta de la Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófic­a (adELA)

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